MARÍA CLARA OSPINA | El Nuevo Siglo
Miércoles, 16 de Octubre de 2013

HILANDO FINO

Éxodo dramático

Para  nosotros, los latinoamericanos, es especialmente dolorosa la tragedia de los cientos de inmigrantes que perecieron cuando su barco se incendio y hundió a solo una milla de las costas de Sicilia, su ambicionado destino. Estas gentes, en su mayoría de Somalia y Eritrea, solo deseaban encontrar una mejor vida, alejados de la brutal violencia y miseria que viven en sus pueblos.

Esta tragedia es muy cercana a nuestros corazones, porque emigrar, arriesgándolo todo, hasta la vida, es algo que muchos de los nuestros hacen. Los empuja la falta de oportunidades en nuestras naciones. Huyen del hambre, o tratan de escapar de una tiranía.

¿Cuántos miles de cubanos han arriesgado la travesía desde Cuba hasta la Florida, en cualquier tipo de artefacto flotante, sin ninguna garantía de llegar a su destino con vida? Miles han muerto y, sin embargo, muchos aún lo siguen intentando, porque los que han triunfado en su intento viven en libertad y en condiciones muy superiores a las que dejan.

Los latinoamericanos conocemos del éxodo dramático de muchos de los nuestros en busca, no solo de la libertad, como los cubanos, sino también en busca de un futuro mejor, la posibilidad de obtener un trabajo digno, educación, salud, buena alimentación, algo que en la mayoría de nuestros países no encuentran. Es así como por generaciones, muchos han perdido su vida atravesando el desierto entre México y Estados Unidos, embutidos entre camiones como animales, o haciendo el aterrador recorrido en el techo de “La Fiera”, ese tren que recorre Centroamérica, con una carga de hombres y mujeres desesperados por pasar la frontera a cualquier costo. No pocos mueren en el intento, pero muchos logran su sueño de una mejor vida.

Mientras haya grandes diferencias entre los países ricos y los del Tercer Mundo, habrá gente tratando de acceder a la riqueza y oportunidades de los primeros. Mientras existan guerras habrá desplazados huyendo de la violencia. Mientras haya dictadores, persecuciones políticas y criminales en el poder, habrá éxodo de quienes se jueguen la vida por encontrar para ellos y sus familias libertad, justicia y seguridad.

Los campos de refugiados del mundo están repletos. Las cifras son inmensas y crecientes. El tema de los desplazados y emigrantes divide al mundo  y se ha convertido en una “papa caliente”.  Los países ricos, saturados de inmigrantes que recargan sus servicios sociales y traen costumbres muy diferentes a las propias, algunas de las cuales enervan a los nacionales, quieren evitar su llegada. 

Por su parte, los países pobres hacen poco por evitar la emigración de sus gentes por diferentes razones. Una de ellas, el sustancial envío de remesas de los emigrantes, muy significativo para la economía de sus países de origen.

Las cosas no cambiarán, así ha sido siempre. El hombre lo ha arriesgado todo, ha recorrido distancias enormes, atravesado cordilleras cubiertas de nieve, mares y desiertos, en las peores circunstancias. Con seguridad lo seguirá haciendo.

Hoy lloramos el frustrado éxodo de estos africanos que huían del hambre y la violencia.