ORLANDO CANO VALLEJO | El Nuevo Siglo
Martes, 5 de Junio de 2012

Prioridades

 

Indicó junio con prioridades para el Gobierno nacional. Reducir la pobreza y el desempleo, apurar obras públicas y tramitar la reforma tributaria.

La economía todavía respira un buen ambiente, influida por suficiente demanda de los hogares, consumo de bienes y servicios, crecimiento de pagos con tarjetas de crédito, inversiones para el TLC con EE.UU. y aumento en ventas y facturación en industria y comercio.

Hay una adecuada rotación de inventarios en el aparato productivo. Significa que se mueven las ventas locales, las exportaciones e importaciones.

Los comerciantes liquidan a bajos precios saldos y mantienen un stock suficiente para atender el segundo semestre de 2012.

El crédito bancario sigue movido aunque el de consumo ya no tanto como en el primer trimestre del año. Esta reducción en el fuerte ritmo de gastos en los hogares colombianos evita presiones inflacionarias y hace que la Junta del Banco de la República mantenga inalteradas las tasas de intervención.

El microcrédito va bien con el respaldo del Fondo Nacional de Garantías que este año proyecta avalar nuevos préstamos por $ 8.3 billones a favor de 500 mil usuarios.

Los comerciantes alistan nuevas estrategias de promoción y mercadeo para aumentar ventas este mes con ocasión del día del padre y la temporada de vacaciones en colegios y universidades.

Así las cosas, todo pareciera bien. Sin embargo, hay pendientes que son urgentes para el presidente Santos. Crear nuevos empleos para bajar la tasa de desocupación a menos de un dígito. Luchar contra la pobreza que bordea 35% de la población, impulsar la ejecución de megaobras y sacar en el Congreso el paquete tributario.

Los primeros cinco meses del año fueron positivos en generación de puestos de trabajo en el sector privado. Bebidas, alimentos, manufacturas, confecciones y automotriz, impulsaron la oferta laboral.

No es suficiente el empleo aportado por los empresarios. Falta más mano de obra en las compañías para satisfacer a más de dos millones de personas que hoy siguen buscando ingreso.

Si hay trabajo, la gente gana plata y consume. La economía crece y más pobres salen de la miseria.

Si las inversiones en infraestructura se sienten en la realización de proyectos, el país se transforma, es competitivo y bajan costos para transportadores y comercializadores.

Otro ingrediente a favor de que se dinamicen obras públicas es que se suman operarios, familias que necesitan trabajar y ganar.

Y si la reforma tributaria cumple la expectativa de hacer más justo y menos disperso el universo impositivo colombiano, los recaudos aumentarán y se irá desinflando la evasión.

Impuestos para el progreso, no para aniquilar a pobres y ricos.