Ante la dramática devastación dejada en la isla por el huracán María, los portorriqueños han demostrado ser gentes resilientes que no se dejan derrotar, que unen sus fuerzas y voluntades para salir adelante, para recuperar lo destruido, lo roto, lo caído, lo inundado.
Puerto Rico, en medio del dolor, se crece cada día. Pero no podemos negarlo, su situación es desesperada. A dos semanas del pasó de María, la mayoría de la población aún está sin electricidad y agua potable. Menos de la mitad de los hospitales tiene plantas eléctricas para funcionar, no hay comida en los supermercados, no hay gasolina para movilizar al personal de emergencia y si la hubiera, de nada serviría pues los caminos están bloqueados por los destrozos y desechos dejados por el ciclón.
La ayuda federal no ha llegado a la velocidad, ni con la eficiencia, que se espera llegue a un territorio de Estados Unidos, el país más poderoso del mundo.
La reacción de Donald Trump ante la tragedia y las urgentes necesidades de cerca de 4 millones de ciudadanos norteamericanos, habitantes de la isla, Estado Libre Asociado de Puerto Rico, ha sido una vergüenza.
Jamás un Presidente estadounidense había reaccionado de una manera tan inhumana e indiferente ante el dolor de sus conciudadanos.
Sus twitter, camorreros, contra la alcaldesa de San Juan, quien pedía desesperadamente ayuda, son inauditos, y lo digo como republicana ofendida por su inaceptable actuación.
Pero, a pesar de la desconcertante reacción del Presidente y la lenta reacción del gobierno federal, fueron los mismos portorriqueños los que valerosamente han comenzado la abrumadora tarea de recuperar lo poco lo que quedó en pie en la isla.
En los medios hemos visto como, familiares, vecinos y amigos se ayudan, como comparten lo que tienen, que en este momento es poco, casi nada.
Los boricuas en la diáspora se han organizado para ayudar; las emisoras portorriqueñas en el continente, y quienes poseen radios de onda corta, se han convertido en importante apoyo para localizar y comunicar familiares y amigos que han quedado incomunicados, aislados.
Los artistas originarios de la isla, como Ricky Martin, Marc Anthony, Jennifer López, han creado fondos de ayuda y a ellos ya son muchos los artistas latinoamericanos que se les han unido.
Y, gracias al clamor general, el Pentágono ha estableciendo en la isla una gran operación de rescate y ayuda para lo cual se creará un centro de operaciones militares.
Aunque los ciclones no son nada nuevo para Puerto Rico, (cerca de 50 huracanes han pasado por la isla desde el comienzo del siglo XX), hacía muchos años que la isla no sufría uno tan devastador como este. Apenas unos días después de los estragos dejados por Irma, Puerto Rico soportó la furia de María. Nada así habían sufrido los boricuas desde el 13 de septiembre de 1928, cuando el huracán San Felipe, con vientos de 160 millas por hora, arrasó con todo y dejó más de 312 muertos.
No en vano, los portorriqueños no se sentaron a esperar la ayuda federal. Una vez pasado el ciclón María, inmediatamente comenzaron la difícil tarea de recuperación.
Puerto Rico se había declarado en bancarrota antes del huracán, su reconstrucción no será fácil, pero en tiempos difíciles es cuando se conoce el valor de un pueblo.