De la reforma pensional sabemos varias cosas:
Primero, que no hay todavía ningún proyecto de reforma preparado por el gobierno;
Segundo, que válidamente y como uno de los argumentos para enfriar las marchas de protesta del pasado 21 de noviembre, el gobierno repitió hasta la saciedad que no está de acuerdo con elevar la edad para acceder a la condición de pensionado. O sea, el gobierno se apartó en esto de las recomendaciones del BID y de la OECD.
Tercero, que el gobierno se dispone a llevar el tema del futuro de las pensiones a la comisión de concertación tripartita (sindicatos, empresarios y gobierno) que usualmente se ocupa del salario mínimo, pero que próximamente será convocada para discutir la llamada reforma laboral, así como la pensional.
Cuarto, que como la ley de financiamiento (II) copará lo que queda de esta legislatura, el gobierno posterga la presentación de la reforma pensional para el año entrante.
Quinto, que según lo ha dejado entrever el Ministro de Hacienda, la idea es que en el futuro la gente se jubile de conformidad con lo que “haya ahorrado”.
Y sexto, que no está dentro de los cálculos del gobierno acabar con Colpensiones.
Lo anterior es lo que sabemos, pero… ¿qué es lo que no sabemos?
Primero y lo más importante: ¿cuál es la opinión del gobierno sobre el sinnúmero de otros asuntos que conforman una reforma pensional seria e integral, además del tema ciertamente muy sensible de la edad de jubilación?
Sobre esto, o sea, sobre lo que habrá de conformar el “corpus juris” la reforma pensional del futuro el mutismo gubernamental ha sido absoluto. Aunque no sabemos si sus opiniones las ha ido presentado en privado en unos comités técnicos que han venido funcionando.
Segundo, ¿será que de tanto haber repetido en estas semanas que no estaba de acuerdo con que se aumente la edad de jubilación (estribillo utilizado para enfriar el paro pero que algunos han tachado de populista o falto de coraje como requiere una reforma pensional de verdad), el gobierno puede haber llevado a muchos sectores de la opinión a creer que lo de la edad no es importante. A pesar de que sin duda lo es desde el punto de vista técnico y de la sostenibilidad del sistema?
Tercero, en teoría se concierta sobre una propuesta que ha preparado de antemano el gobierno. Que es quien dispone de todos los elementos técnicos, actuariales y estadísticos para diseñarla. Pero si como se sospecha el gobierno no tiene nada preparado ¿qué es lo que va a concertar? ¿O será que el gobierno está confundiendo un verdadero proceso de concertación en el seno de la comisión tripartita con una mera “lluvia de ideas” sobre el futuro de las pensiones en Colombia?
Cuarto, ¿Será que habrá tiempo y músculo político el año entrante (cuando el sol comienza a alumbrarle la espalda al gobierno Duque) para tramitar un par de reformas de tanta envergadura y complejidad como lo son la laboral y la pensional?
Quinto, si como lo ha dicho el Ministro de Hacienda la gente se pensionará con lo que logre ahorrar; y como el 90% de los colombianos no tiene ninguna capacidad de ahorro, ¿ello significa que el concepto de “solidaridad” está ausente en el diseño gubernamental del futuro pensional?
No hay que olvidar que esa ausencia de solidaridad en el sistema pensional fue precisamente uno de los detonantes del tremendo malestar social que estalló en Chile durante las últimas semanas.
Y, sexto: está bien que se preserve a Colpensiones, o sea el sistema de prima media; pero ¿cuáles son los irritantes privilegios y exageraciones que el gobierno tiene en mente eliminar del sistema pensional de los tantos que existen?
Empezamos, pues, a barruntar algo de lo que piensa el gobierno sobre el tema. Pero ¿es mucho más lo que nos queda aún por descubrir de su ignota visión pensional?