Respetemos el TransMilenio | El Nuevo Siglo
Martes, 22 de Noviembre de 2022

La ciudadanía en la capital no ha logrado entender la importancia del TransMilenio. Es sorprendente que toda la colectividad de una ciudad como Bogotá, no entienda la dimensión e importancia de un medio de transporte para la población, que definitivamente depende de este recurso para lograr una movilización permanente, rápida y cómoda.

Claro, el sistema sorprendió a los residentes en la ciudad, es una verdad de a puño, nunca se esperaron los capitalinos un cambio tan abrupto que los condujo  de unas flotas de buses destartalados y obsoletos, a este sistema sustentado en un equipo nuevo, seguro, expedito y moderno. Seguramente faltó en las autoridades de la época una estrategia de socialización para informar, orientar y capacitar los usuarios del sistema, preparando al ciudadano de a pie en el uso del nuevo transporte y los medios soportados con tecnología de punta que facilitarían su empleo.

Es innegable que la comunidad no entendió los adelantos en el procedimiento, donde el compromiso del usuario es respetar, cuidar, defender y cumplir con todas las normas, recomendaciones y protocolos que aseguran la operación y los pasajeros. Muy triste que estos equipos tan bien diseñados, eficientes y vigorosos no fueran valorados por las comunidades a que fueron asignados y por el contrario en muy poco tiempo estuvieran asaltados, agredidos y arruinados por las mismas personas que lo usufructúan, violando las mínimas normas de explotación.

Los invitamos a recapacitar sobre este recurso del transporte masivo, y preguntamos cómo estarían las localidades y la comunidad en general. Si no contáramos con el TransMilenio qué tipo de equipo estaríamos utilizando para el transporte, cuáles serían los tiempos de desplazamiento en un recorrido normal, cuál sería el estado de las vías sin contar con los carriles del TransMilenio. Seguramente viviríamos un caos permanente -recordemos la guerra del centavo que tantos dolores de cabeza nos generó-.

Es por ello que nos permitimos recomendar a las autoridades de la ciudad, tanto administrativas como policivas, una campaña que, aunque tardía, haga entender a las comunidades los beneficios del medio, así como la urgencia de retomar conductas acordes con el nivel del programa y su futuro desarrollo, porque sabemos que el proyecto no ha terminado y seguirá expandiéndose, pero necesitamos ciudadanos comprometidos y no vándalos redomados e irresponsables.

Los ataques al transporte masivo deben ser castigados con urgencia y severidad, pues en un ataque contra toda la colectividad. Es trascendental para el transporte en general, que este medio se haya convertido en estrategia para paralizar la movilidad de la ciudad ante manifestaciones o protestas de toda índole, urge marginar este recurso de alteraciones del orden público. Si no se toman medidas correctivas prontas, drásticas, trascendentales y ejemplarizantes, veo el futuro, del próximo metro de Bogotá muy oscuro.