RODRIGO POMBO CAJIAO | El Nuevo Siglo
Jueves, 7 de Junio de 2012

Paz Justa

 

Me ha causado enorme curiosidad que extremos opuestos tanto personal como ideológicamente canten al unísono su no rotundo contra la propuesta de paz negociada formulada por el Gobierno nacional.

Tanto Vivanco como el expresidente Uribe se oponen a una reforma constitucional que tiene como efecto establecer las bases para alcanzar una paz negociada con los terroristas de las Farc. Ambos coinciden en que la reforma es apresurada, inoportuna, oculta a los ojos de la comunidad y, ciertamente, constitutiva de un pasaporte para la impunidad. A tan notorias voces se le suman otras calificadas como la de Gloria Gómez, que representa la voz de las víctimas, o la del viceministro de Defensa, Rafael Guarín, que aboga por una paz sentada y duradera en su reciente obra titulada Paz Justa.

Las cifras son tozudas y el análisis diametralmente claro: los terroristas no están aún lo suficientemente derrotados como para entrabar una negociación seria y me temo, tal situación durará hasta que el negocio del narcotráfico siga siendo uno de los más lucrativos del mundo y que el gobierno de Caracas, y sus amigos de la ALBA, sigan legitimando todas las formas de lucha, incluyendo la terrorista.

La situación de seguridad empeora cada día más y el marco jurídico para la paz resulta tan innecesario como motivador para que se incrementen notoria y vilmente los actos terroristas.

Digo innecesaria por cuanto se nos olvida que las herramientas jurídicas para la paz negociada al amparo de la reforma constitucional y legal sobre el principio de oportunidad están allí, listas, prestas y, recuerdo, estatuidas para tal efecto. Y digo también que motivadoras del terrorismo toda vez que este tipo de debates divide a los colombianos en el propósito fundamental de la seguridad y fortalece un debate político de guerra de los grupos terroristas.

Entonces, si ya de por sí es grave que a los latinoamericanos nos guste proferir leyes, normas y mandatos sin efectividad alguna, cuánto más que ellas se promuevan desde el Palacio de Nariño para alimentar el ego totalitario de los grupos alzados en armas sin ninguna cierta, segura y sensata contraprestación, máxime si podemos hacer uso del principio de oportunidad en cualquier momento.

Recomiendo realizar una detallada lectura al libro del profesor Guarín para darse cuenta de lo elemental: no es tiempo para aprobar el marco jurídico para la paz y el propuesto por el gobierno Santos no es, amén de lo dicho, la mejor de las iniciativas.

*Presidente Corporación Siglo XXI