Hay lugares de nuestro país que duelen. Duelen porque reciben recursos, tienen actividad económica, pero sus ciudadanos viven en una pobreza tanto monetaria como multidimensional muy por encima de la nacional. En estos sitios se evidencia la desigualdad con el resto del país, y a pesar de que reciben contraprestaciones, tienen derecho a regalías, y tienen hasta planes especiales, sitios como Tolú y Buenaventura por nombrar algunos, no parecen avanzar.
El caso de Buenaventura como vallecaucana es especialmente penoso. Y ahora con la pandemia se pone de manifiesto lo que pasa cuando años de olvido, corrupción y desgobierno se encuentran con la desafortunada realidad de una pandemia. Hoy nuestro único puerto en el Pacífico tiene la tasa de letalidad más alta de Colombia por causa del Covid-19. Buenaventura (5,37%) está por encima de regiones de frontera como Leticia (3,58%) o de las ciudades con más contagios como Bogotá (2,37%).
Al comienzo de la semana, cuando escribí esta columna, Buenaventura tenía 763 casos positivos. No me sorprende que los contagios estén creciendo con rapidez. Actualmente, el Hospital Distrital Luis Ablanque de la Plata no cuenta con camas UCI, únicamente tiene 28 camas de hospitalización. Por lo que la clínica privada Santa Sofía del Pacífico está recibiendo a los pacientes con Covid-19 que necesitan mayor atención. Tiene 12 camas UCI, de las cuales siete ya se encuentran ocupadas.
Buenaventura carece de lo más básico para prevenir el contagio del virus. Solo el 76% de la población tiene acceso a acueducto, que de por sí es deficiente. ¡Olvídese de lavarse las manos porque agua no hay! En promedio solo tienen 4,5 horas continuas de agua al día.
Camino a lo que los epidemiólogos llaman “el pico” y si bien hay que reconocer un esfuerzo del sector privado por dotar al puerto, la ayuda del Gobierno ha sido lenta. Lentísima. ¿Por qué se tiene que demorar 12 días en promedio en llegar el resultado de una prueba? ¿Así, cómo se hacen cercos y se controla en algo el contagio?
En carta al Presidente Iván Duque, la Asamblea del Valle solicitó a finales de mayo la intervención inmediata de la Nación para dotar a Buenaventura de equipos médicos que permitan hacer frente a la pandemia. Y es que en abril el Ministro de Salud prometió que se entregarían 58 camas UCI y otras 23 de hospitalización, pero a la fecha no ha cumplido.
Esta crisis pasará y los que podemos por lo menos llamar la atención sobre este asunto y reclamar más atención lo seguiremos haciendo con victorias pequeñas y mucha frustración. Pero la dimensión de la tragedia de Buenaventura se podrá repetir, y la pobreza que mata más gente que el Covid-19 seguirá siendo un mal de nuestra ciudad sobre el mar Pacífico hasta que no logremos garantizar las inversiones en hospital, acueducto, alcantarillado, vías, dragado, por nombrar algunos.
Le pedimos al Gobierno Nacional y a la Gobernación del Valle que atendamos la crisis con una mesa de trabajo diaria, pero no olvidemos que la deuda con Buenaventura va mucho más allá.