En los días pasados hemos llorado por el horror que vive el pueblo ucraniano. Hemos llorado también por cada muerto o heridos, en los miserables ataques del M-19 en Colombia. Y hemos llorado por los niños hasta de 6 meses de gestación que, ahora, después de la sentencia de la Corte Suprema, pueden ser abortados por ser un inconveniente, un problema o un lastre para sus madres y los hombres que los engendraron.
Desde la semana pasada nos agobia la violencia del ser humano, su profunda estupidez, su incapacidad de compasión, su deseo de obtener el poder a toda costa, su desbocado egoísmo al que no le importa quién muera en el camino de su satisfacción, así sea su propio hijo. ¡Esta fue una semana de lágrimas!
Vladimir Putin ha probado ser un ajedrecista magistral. Por años ha planeado, cuidadosamente las movidas que lo llevarían a hacerle jaque mate a Ucrania y, poco a poco, recuperar el poder anterior a la disolución de la Unión Soviética. Por sus más de 20 años de gobierno, cada contacto con los lideres mundiales ha estado fríamente calculado; igual, cada discurso, mentira, oferta de paz, o negociación falsa.
El candidato Gustavo Petro parece forjado a “imagen y semejanza” del déspota ruso; son igual de mentirosos, astutos y calculadores. Ambos vienen de posiciones donde la tortura y la muerte era su pan de cada día, el uno, como jefe de la brutal KGB soviética, hoy la FSB rusa, el otro, como guerrillero del M-19.
Putin esperó con suprema calma y astucia a que Estados Unidos tuviera a un hombre débil como presidente. Incluso, hay acusaciones, aún sin confirmar, de que Rusia intervino, virtualmente, en las últimas elecciones estadounidenses en contra de Trump.
Mientras esto ocurría, Putin fue tomando territorios ucranianos: entre ellos la península de Crimea, moviendo magistralmente sus peones, alfiles y torres. Hoy está a las puertas de Kiev, donde Volodimir Zelensky, primer ministro ucraniano, prácticamente abandonado por Occidente, trata desesperadamente de mantener a Ucrania libre.
Quien crea que ahí parará la ambición imperial de poder de Putin, no conoce la historia, ni entiende de ajedrez.
En Colombia, mi dolida Colombia, los terroristas del Eln, cuyos capos se encuentran bajo la protección del gobierno comunista cubano, pretende aterrorizar al país en vísperas de elecciones, atacando a las poblaciones más débiles. ¿Son estos ataques programados en Venezuela; son apoyados y asesorados por Moscú? ¿Es esto parte del plan global de Putin para desestabilizar a Estados Unidos y a sus aliados? ¿Es Colombia un peón en el juego de ajedrez de Putin?
Esta semana se dio también la arbitraria actuación de los jueces de la Corte Suprema al despenalizar el aborto hasta la semana 24. Me duele como mujer, como madre, como defensora de la vida, toda vida, comenzando por la del niño más indefenso, él nonato, él que tiene como único refugio y defensa el vientre de su madre. ¿Por qué digo arbitraria? Recomiendo leer las explicaciones de los cuatro jueces que salvaron su voto frente a la despenalización del aborto.
Lo peor es que tal fallo parece tener el ulterior objetivo de favorecer en la JEP a los criminales de las Farc que obligaron a las niñas guerrilleras a someterse a abortos. ¡Qué dolorosos momentos vivimos!