Alejandra Borrero es una mujer de retos. Mañana lo demostrará, una vez más, cuando se abra el telón de la Casa Borrero y tenga que improvisar en el escenario. Ella no sabe qué papel va a interpretar, aún no ha leído el libreto, pero una mujer con más de 30 años de experiencia como actriz no titubea en las tablas.
“A lo único que le tengo miedo es a que se me acaben las ganas de actuar. Soy de esas personas que han asumido el reto de la vida sin temor, por ejemplo el lunes (mañana) voy a hacer una obra que se llama ‘Conejo blanco, conejo rojo’, el libreto me lo entregarán en el escenario, ahí frente al público, en vivo. Pero ese tipo de retos siempre los he asumido sin miedo, creo que parte de la vida es mantenerse activa y hacer cosas con toda la valentía”, le dijo la actriz a EL NUEVO SIGLO.
El amor, el talento y la constancia de Alejandra Borrero serán reconocidos con el Premio Víctor Nieto a Toda una Vida en la edición 39 de los Premios India Catalina de la Industria Audiovisual, el próximo 26 de marzo.
“Recibir el Premio Víctor Nieto es un honor, el reconocimiento a tantos años de trabajo me enorgullece y me hace feliz. No ha sido fácil mantenerme durante tantos años. La constancia y el amor por el arte me han sostenido”, asegura.
Son más de tres décadas en las tablas, siendo la protagonista de novelas donde se ha llamado Laura, Ana Belén, Amanda, Diana, María Fernanda, Helena y tomando papeles antagónicos como Katherine, Magnolia, Raquel, Lucía, Caridad y muchos más, personajes que han llevado siempre el mismo corazón apasionado, sensible y que no se rinde pese a las dificultades.
Sus novelas
Esos mismo retos son los que la han mantenido en el escenario y la impulsan a no renunciar y recargarse desde lo más íntimo de su ser para viajar en cada historia, como ha sucedido en "Escalona" (1992), "La maldición del paraíso" (1993), "Café, con aroma de mujer" (1994), "La otra mitad del sol" (1997), "Soplo de vida" (1999), "Bolívar soy yo" (2001), "Punto de giro" (2003-2004), "Allá te espero" (2013), "Gente de bien" (2014), entre otros. Relatos tan distintos y únicos como ella y que hoy la llevan a que el Festival de Cine de Cartagena en su edición 62 y los Premios India Catalina de la Industria Audiovisual en su edición 39 la quieran honrar con el premio.
“Cada uno de esos personajes ha traído algo a mi vida. Las cosas no le llegan a uno porque sí, creo que cada rol que he interpretado me ha ayudado a procesar algo. Por ejemplo, la novela 'La otra mitad del sol' fue algo muy especial, la disfruté mucho, porque hice tres personajes al mismo tiempo, pero además todo lo que significó, lo bien escrita y fue una gran experiencia. Cada proyecto trae su gratificación y sus angustias”, expresa la actriz.
Alejandra tenía 16 años cuando descubrió que la actuación era lo suyo. En el colegio tuvo como profesor de teatro a Sandro Romero y fue allí donde supo que actuar era lo que quería hacer en la vida. En su casa no había nadie que fuese actor o tuviera alguna relación con las artes escénicas, y hasta les parecía algo rarísimo, pero ella sin dudarlo se sumergió en esta expresión e hizo su primer obra de teatro en la Institución Sagrado Corazón en Cali, con una obra de Molière, donde fue reconocida al ganarse el premio a mejor actriz. Por eso decidió estudiar actuación y décadas después continúa eligiendo la interpretación actoral en teatro, cine y televisión.
“De niña quería ser cantante, pero cuando tuve mi primera experiencia como actriz, me enamoré de la profesión. Desde entonces siento que lo he hecho bien, con pasión, amor, perseverancia, como toda mujer que cuando tiene que ser valiente lo es, y cuando debe ser fuerte o brava, también lo es. Soy una mujer como cualquier otra, sin miedo a nada. Mi paso por este oficio ha sido de mucho sacrificio, la actuación ha sido mi vida entera. Y es también un sentimiento encontrado, porque ya me están dando premios por vida y obra”, expresó con gran emoción la artista cuando se le preguntó qué sentía al ser celebrado su recorrido artístico, pero también su trabajo en el ámbito social y cultural en Colombia.
Películas
Alejandra inició su carrera actoral en la película "Debajo de las estrellas" (1986), bajo la dirección de Juan José Vejarano. Su actuación en este cortometraje la hizo merecedora del premio a Mejor Actriz en el Festival de Cine de Bogotá en 1988. Su primer papel en televisión fue en la novela "Azúcar" (1989), con el papel antagónico de Caridad Solaz y donde su amigo Carlos Mayolo la dirigió.
La actriz recordó que su inicio en el teatro a nivel profesional fue en la obra "La clepsidra" (1995), pero desde el colegio sabía que las tablas sacaban su pasión y la llevaban cada vez a indagar más. Fue así como nació Casa E (2008), un centro cultural en Bogotá que llegó a romper todos los paradigmas de cómo hacer gestión cultural en el país y llevar el teatro latinoamericano a nuevos aprendizajes. 15 años de Casa E Borrero demuestran la tenacidad y la perseverancia por lo que ama Alejandra Borrero, quien define su mayor proyecto cultural y empresarial como “el reflejo de la necesidad de hablar de los temas que quería hablar con una voz propia. 'Ni con el pétalo de una rosa' ha sido una campaña social contra la violencia de género que manejamos desde Casa E y nos ha llevado por un mundo increíble. Esto es la muestra de lo que ha sido este viaje para mí”.
Su obra teatral "Victus" (2016) muestra a Alejandra en escenarios donde la reconciliación, la esperanza y el amor por Colombia la llevaron a crear lo que ella misma describe como “la cereza del pastel” en su carrera, porque “tomamos un tema tan complejo como la guerra en nuestro país, donde había cosas que no se podían hablar e hicimos un proceso gigantesco de la mano de María Victoria Estrada y León David Cobo (productor, compositor y director musical). Escogimos a 20 personas que pertenecieron a grupos armados, entre exparamilitares, exguerrilleros, militares en retiro y víctimas, creando una obra dolorosa, pero así mismo sanadora. Pudimos presentarla en el Festival Iberoamericano de Teatro, en el Teatro Colón, con lleno completo y ver a la gente durante 10 minutos llorando y aplaudiendo en un proceso de no revictimización, buscando a cada uno de esos seres humanos que están detrás de un conflicto. Así que podría decir que este es el proyecto más grande que he hecho en la vida, porque me la cambió. Si pudimos lograr la reconciliación en el teatro, ¿por qué no en la vida?”.