Y la evolución de la especie llegó a Egan Bernal. Heredero natural de los escarabajos colombianos, con la tolerancia a la altitud como sello de fábrica, el ganador del Tour añade a su repertorio todas las características necesarias para ser el perfecto corredor moderno con solo 22 años.
Fabio Parra y Lucho Herrera situaron el nombre de Colombia en el pelotón en los años 80 y en la última década una nueva generación, liderada por Nairo Quintana y Rigoberto Urán, rompió prácticamente todas las barreras.
Pero quedaba el 'Santo Grial' del ciclismo colombiano: ganar el primer Tour. Ha tenido que llegar el superdotado Bernal para hacer saltar por los aires el último muro.
Correr en altitud, como respirar
Serio durante la primera parte del Tour, la sonrisa de Bernal fue creciendo según se descontaban los días para atacar los Alpes.
Criado en Zipaquirá, a 2.700 metros de altitud, y residente en Andorra, cuenta con la tolerancia a la altitud, una de las obsesiones del ciclismo actual, como cualidad innata.
"Los puertos a la colombiana", avisó Bernal sobre los Alpes. Dicho y hecho. Asestó el primer golpe al resto de favoritos en la ascensión al Galibier el jueves.
Tras limitarse a controlar a sus rivales en los Pirineos, Bernal sentenció el Tour el viernes al escaparse a cinco kilómetros de la cima del Iseran, techo del Tour (2.770 metros). No sabía entonces que la carrera se neutralizaría en ese punto y que su osadía le daría el triunfo final.
Estilo moderno, con un pedaleo potente y siempre sentado en la bicicleta, para un ataque decisivo a la 'antigua'. "Si no lo hubiera intentado se me habría quedado una espinita en el corazón", dijo luego.
A su potencia subiendo montañas se une su destreza bajándolas, herencia de su pasado como campeón juvenil de mountain bike, lo que le sirvió por ejemplo para aguantar la desesperada caza de un experto como Julian Alaphilippe el jueves descendiendo el Galibier.
Siempre en el lugar perfecto
Geraint Thomas, ganador del Tour en 2018 y que el sábado le dio el relevo a su compañero en la meta de Val Thorens, se ha caído tres veces en la presente edición, mientras que el colombiano, siempre cerca del galés en el pelotón, ha evitado cualquier percance.
"Intento estar bien colocado y luego tengo al equipo, que me ayuda mucho", se limitó a decir en Nimes, mientras el otro líder del Ineos se curaba las heridas de su último percance. También se libró de los abanicos de viento en Albi, que costaron mucho tiempo a otros gallos.
El único aspecto en el que Bernal ha estado por debajo de lo esperado ha sido en la cronometrada de Pau, 27 kilómetros en los que se dejó 1:36 minutos con el vencedor Alaphilippe, lo que le sacó provisionalmente del podio.
"Fue el peor día de mi carrera", dijo el colombiano, que sin embargo siempre se ha mostrado consistente en las cronometradas, como demostró en la última Vuelta a Suiza, con una segunda plaza que le sirvió para confirmar su triunfo final.
'La suerte sonríe a los audaces'
Bernal es el tesoro del equipo que ha hecho del Tour su recompensa anual. Siete triunfos en ocho años para la estructura dirigida por Dave Brailsford, ahora Ineos, hasta hace unos meses Sky.
Tras Bradley Wiggins (2012), Chris Froome (2013, 2015, 2016 y 2017) y Thomas (2018), todos ganadores en la madurez de sus carreras con al menos 28 años, aparece Bernal, de solo 22, el primer ganador del equipo que no viene del Reino Unido.
"He is the man of the match", le dedicó Brailsford al final del pasado Tour, cuando debutó con un 15º puesto, sosteniendo los últimos días al ganador Thomas y a Froome, tercero.
"La suerte sonríe a los audaces", dijo esta vez su jefe.
Criado en Colombia, formado en Italia y pulido en el mejor equipo del mundo. ¿Acaba de comenzar la 'era Egan Bernal'?