Gente. 60 años del asesinato de JKF y sigue el misterio | El Nuevo Siglo
QUIÉN o quienes y por qué mataron a John F. Kennedy? Esas han sido desde hace seis décadas los grandes interrogantes en Estados Unidos. /Archivo AFP
Sábado, 25 de Noviembre de 2023
Redacción internacional con AFP y Europa Press

CUANDO el presidente estadounidense John F. Kennedy murió tiroteado hace justo 60 años (22 de noviembre) fue Lee Harvey Oswald quien disparó, pero para una mayoría de ciudadanos el asesinato no fue obra de un lobo solitario. La teoría de la conspiración sigue teniendo el aval de una mayoría de ciudadanos que creen que ese gatillero, asesinado en prisión sólo dos días después del crimen, no actuó solo.

Así lo piensan al menos el 65 por ciento de las personas entrevistadas en una encuesta de la firma Gallup, frente al 29 por ciento que atribuyen el asesinato de Kennedy a un único hombre.

La duda sobre la versión oficial ha sido una constante en la historia reciente norteamericana, pero también ha pasado por distintas etapas. En 1963, apenas un 52 por ciento apostaba por la conspiración, pero en 1976 el dato alcanzó un pico del 81 por ciento.

El 52 por ciento de los entrevistados a día de hoy creen que detrás del disparo a Kennedy hubo "algún grupo o elemento", no tanto un cómplice de Oswald a título individual. Como potenciales sospechosos, un 38 por ciento apunta a algún funcionario o institución del Gobierno federal, frente al 29 por ciento que señalan a un actor no estatal, principalmente a la mafia.

Los posicionamientos, no obstante, difieren en función del nivel educativo, ya que un 50 por ciento de las personas con estudios superiores atribuyen el asesinato de Kennedy únicamente a Oswald, frente al 44 por ciento que apuesta por una responsabilidad más amplia. Entre quienes no tienen estudios, la conspiración aglutina a un 73 por ciento.

Por simpatías políticas, en todos los casos examinados -demócratas, republicanos e independientes-, hay una mayoría de personas del lado de la conspiración, pero la horquilla oscila entre el 55 por ciento de los seguidores del Partido Demócrata al 71 por ciento de los simpatizantes del Partido Republicano.

 

Un momento de ‘trauma’

El asesinato sigue presente en la memoria colectiva de Estados Unidos seis décadas después de aquel 22 de noviembre de 1963, entre otras cosas porque las imágenes captadas por un videoaficionado y que muestran al presidente cayendo abatido durante un paseo en descapotable en Dallas han contribuido a este recuerdo.

El actual inquilino de la Casa Blanca, Joe Biden, ha reconocido en un comunicado que fue "un momento definitorio de trauma y pérdida que impactó el alma de la nación", de tal manera que "millones de estadounidenses aún recuerdan exactamente dónde estaban cuando ocurrió".

"Yo estaba en la universidad y acababa de salir de clase. Me quedé junto a otros estudiantes pegado a las noticias, en silencio, como todo el país", ha rememorado Biden, que ha recordado a su difunto predecesor como "un héroe de guerra, un senador y un hombre de Estado".

Así, ha resaltado los logros alcanzados en materia social y la apertura de "una nueva frontera", la de la Luna. "Nos emplazó a coger la historia con nuestras propias manos, a nunca dejar de construir un Estados Unidos que cumpla sus máximos ideales", ha enfatizado Biden, partidario de recordar a Kennedy no sólo a través de la "tragedia" sino también como "un llamamiento a la acción".

El funeral de John Fitzgerald Kennedy, tuvo lugar en Washington, tres días después de su asesinato en Dallas. Las diferentes etapas (marcha en Washington, ceremonia y entierro en el cementerio militar de Arlington) fueron transmitidas durante años en la televisión.

En particular las imágenes de Jackie Kennedy, vestida de negro, sosteniendo de la mano a sus dos hijos pequeños; y también la su hijo John John, de tres años, dando unos pasos y levantando su pequeño manito para hacer un saludo militar.

 

Los archivos

El  27 de octubre, el entonces presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aprobó la desclasificación de archivos sobre el asesinato deJKF, y si bien se conocieron detalles enigmáticos no fueron reveladores como se esperaba.

En su momento, Trump ordenó la publicación de 2.800 expedientes clasificados como secretos, aunque se reservó otros cientos de documentos considerados "sensibles", bajo presión de la CIA y el FBI. "Publicaré TODOS los archivos Kennedy con excepción de los nombres y direcciones de las personas mencionadas que aún estén vivas", principalmente con el objetivo de "despejar todas las teorías de complot".

Esa decisión frustró a estudiosos de Kennedy... y echó leña al fuego de las teorías conspirativas.

La comisión que investigó el caso de Lee Harvey Oswald, un exmarine, cometió el asesinato solo, pero la especulación sobre la participación de otras personas en el hecho no ha cesado ni cesará jamás.

Cientos de libros y películas, como "JFK" de Oliver Stone (1991), han alimentado la teoría de la conspiración, señalando a rivales de la Guerra Fría como la Unión Soviética o Cuba, la mafia e incluso al vicepresidente Lyndon B. Johnson.

Destacó un archivo en el que el entonces director del FBI J. Edgar Hoover dice, solo un día después del asesinato, que es importante "convencer al público de que Oswald es el verdadero asesino".

Estudiosos de estos documentos señalan que si bien los archivos desclasificados no aportan nada nuevo, de los mismos se pueden concluir algunas cosas interesantes como que el FBI estaba determinado a probar que Oswald era el único atacante, un lobo solitario. Ello, según varios de esos expertos, para mostrar que no había forma de que esa agencia de inteligencia hubiese podido evitar el asesinato.

Recientemente, el pasado septiembre, en un relato que hizo a BBC News, exagente del Servicio Secreto de 88 años que presenció la muerte del presidente Kennedy de cerca, dice en un libro de memorias que tomó una bala del automóvil después de que le dispararon a Kennedy y luego la dejó en la camilla del mandatario en el hospital.

Eso, que pudo en su momento parecer un detalle sin importancia, para quienes desde hace décadas le siguen la pista a ese luctuoso hecho es un avance importante e inesperado.

Según BBC News, las conspiraciones sobre cuántos hombres armados estuvieron involucrados, quién fue el responsable final y cuántas balas alcanzaron realmente al presidente han abundado en las décadas posteriores al asesinato.

Dependiendo de cómo se mire, la historia de Landis no cambia nada o lo cambia todo.

"Esta es realmente la noticia más significativa sobre el asesinato desde 1963", señala James Robenalt, historiador y experto en Kennedy que trabajó con Landis preparándolo para hacer sus revelaciones públicas.

El informe de la Comisión Warren indicó que una sola bala atravesó a Kennedy y llegó hasta el gobernador de Texas, John Connally, alcanzando a ambos en varios lugares, lo que ayuda a explicar cómo un solo hombre armado llevó a cabo el ataque. El hallazgo se conoció como la "teoría de la bala única" o "teoría de la bala mágica".

La comisión se basó en parte en el hecho de que más tarde se encontró una bala en la camilla de Connally en el hospital. En aquel momento nadie sabía de dónde había salido. Pero el comité, finalmente, concluyó que la bala se había desprendido mientras los médicos se apresuraban a tratar al entonces gobernador.

Algunos escépticos del informe oficial se han fijado durante mucho tiempo en esa única bala, y les resulta difícil creer que pudiera haber causado tantas heridas como las que causó a dos hombres distintos.

Así, el reciente relato de Landis se convierte en una ‘bomba’ no solo porque proporciona un nuevo testimonio de primera mano, sino porque, según algunas opiniones, desvirtuaría lateoría de la bala única.

El día del asesinato, Landis, que entonces tenía 28 años, fue asignado a proteger a Jackie Kennedy. Cuando comenzó el ataque, estaba a pocos metros del presidente Kennedy y fue testigo del terrible disparo en su cabeza.

Luego vino el caos absoluto. Lo que Landis hizo, a continuación, no se lo contó a nadie más que a unos pocos confidentes durante décadas.

En una entrevista con el New York Times, Landis dijo que después de que la caravana llegara al hospital, vio una bala en el auto de Kennedy, detrás de donde había estado sentado el presidente.

La recogió y se la guardó en el bolsillo. Poco después, según sus recuerdos, estuvo en una sala de emergencias con el presidente Kennedy, colocando la bala en la camilla del presidente para que la evidencia viajara con el cuerpo.

"No había nadie allí para proteger el lugar, y eso me perturbaba mucho. Todo esto estaba sucediendo muy rápido. Y temía que eso pudiera ser evidencia, de lo cual me di cuenta de inmediato y no quería que desapareciera o se perdiera", dijo Landis a ese periódico.

Al parecer, Landis nunca presentó esta evidencia y la Comisión Warren nunca lo entrevistó. Nunca lo anotó en ningún informe oficial. Y el exagente, que sufrió por décadas estrés postraumático, “se olvidó de la bala".