TIENE al menos 500 años, forma parte de la cultura sueca y desde hace dos décadas se ha convertido en el ‘arma’ eficaz para eliminar el número de fumadores de cigarrillo. Se trata del snus, el tabaco sin humo y para chupar, cuyo consumo ha crecido en este país europeo, el único donde está permitido.
De sabores y en dos colores, éste es una mezcla húmeda de tabaco picado y pasteurizado con agua, sal y aromatizantes empacados en pequeñas bolsitas, parecidas a las de té, que al introducirse en la boca permite que la saliva extraiga la nicotina, que seguidamente se introduce en el torrente sanguíneo. La sensación que produce es similar a la de fumar cigarrillo y tiene efectos en la salud, distintos y por ahora -faltan investigaciones- menos graves.
Al igual que el cigarrillo acelera el metabolismo aumenta el estado de alerta y atención, sube la presión arterial, es saciante y quita el hambre.
En su batalla para convertirse en el primer país europeo sin fumadores, Suecia otorga un lugar especial al snus que, según algunos expertos, es un "cuento de hadas" vendido por las tabacaleras.
Consumido por uno de cada siete suecos, este tabaco para chupar ha contribuido a reducir el número de fumadores del 15 al 5% en menos de veinte años, un récord en Europa, según el gobierno sueco.
Prohibido en el resto de la Unión Europea desde 1992, el producto en su versión tradicional goza de una excepción en este país nórdico.
Según historiadores, este producto se consume en esa nación desde el siglo XVI, introducido por la realeza que entonces tenía origen francés, y era habitual su uso en todo el Viejo Continente. Sin embargo, es solo hasta la década de los años 60 del siglo pasado, cuando ya solo se usaba en Suecia, que el snus se populariza como alternativa a los cigarrillos.
Esa moda, impulsada desde las altas esferas gubernamentales, toma fuerza a comienzos del siglo XXI ante la sostenida caída de los fumadores de cigarrillos y el impacto positivo en las políticas de salud pública que ello implica.
Vale aclarar que el snus es diferente al rapé, ya que este último es tabaco fermentado, lo que de suyo tiene niveles más alto de las cancerígenas nitrosaminas.
Por ello, en poco tiempo se hizo muy popular y para los fumadores de cigarrillos es la ‘vía más fácil’ para dejar ese ‘vicio’. Sin embargo, es igual de adictivo.
Así, actualmente, a un ritmo desenfrenado se producen miles de dosis de snus en la red de máquinas de la fábrica "Swedish Match" en Gotemburgo, al oeste de Suecia.
La empresa, gran actor del sector con una veintena de marcas, vendió 277 millones de cajas en Escandinavia en 2021.
"El snus tiene 200 años de historia. Forma parte de la cultura sueca, como el vino en otras partes", asegura Patrik Hildingsson, responsable de comunicación.
En blusa blanca detalla las etapas de fabricación: "El tabaco viene de Estados Unidos y de India. Pasa por un silo, se envasa en estas bolsas como si fuera té y luego se mete en latas".
Existen dos tipos de productos: el snus clásico de color oscuro que contiene tabaco y el snus blanco que está compuesto de nicotina sintetizada y a menudo aromatizada.
Jóvenes, los que más consumen
Suecia es el único país de la Unión Europea donde está autorizada la comercialización del snus clásico. Con Noruega y más recientemente Estados Unidos, constituyen la base del mercado de este producto.
El snus blanco, cuya producción industrial comenzó hace unos quince años, se aprovecha de un vacío jurídico en la UE porque no contiene tabaco.
Solo está prohibido en Europa en Bélgica y Países Bajos desde 2023.
Este producto goza de un éxito récord entre los más jóvenes. En Suecia, el consumo de snus blanco aumentó del 3 al 12% en cuatro años entre mujeres de 16 a 29 años.
Un 15% de suecos lo consume cotidianamente, en ligero aumento en los últimos años. Pero al mismo tiempo, el número de fumadores cayó significativamente.
Según las estadísticas de 2022 de la Autoridad de Salud Pública, no hay más que un 5% de fumadores regulares. El objetivo de la UE es alcanzar este objetivo en el horizonte de 2050.
"Es muy positivo", celebra el ministro de Salud sueco, Jakob Forssmed, en una entrevista a la AFP.
"Hubo la ley en 2005 sobre la prohibición de fumar en restaurantes, después en 2019 en terrazas y ciertos espacios exteriores (...) Muchos suecos afirman también que pasar al snus les ayudó a dejar de fumar", explica.
En una muestra de respaldo al sector, el Estado sueco acaba de aumentar las tasas sobre los cigarrillos en un 9% y de bajar las del snus tradicional un 20%.
"Con todas estas nuevas regulaciones se ha vuelto casi imposible fumar. Y además con el snus, no hay mal olor. Y el efecto de la nicotina es mucho más fuerte", dice Thorbjörn Thoors, renovador de ventanas de 67 años, exfumador que consume snus desde su adolescencia.
Efectos en la salud
La decisión del gobierno de rebajar los impuestos sobre el snus sorprendió a Ulrika Årehed Kågström, secretaria general de la fundación sueca contra el cáncer.
"Fue una sorpresa y una verdadera decepción. Esto demuestra que el gobierno cree completamente en el cuento de hadas de la industria del tabaco que presenta el snus como un producto que reduce riesgos", argumenta.
"Nos faltan estudios científicos", insiste. "Sabemos que el snus y otros productos que contienen nicotina cambian la presión sanguínea y que hay riesgos de enfermedades cardiovasculares".
La especialista teme que "se cometan los mismos errores que hace décadas cuando se esperó demasiado para tener estudios sobre los peligros del cigarrillo".
Publicada en junio de 2023, una investigación realizada por el Instituto Noruego de Salud Pública indica que entre los consumidores regulares de snus, los riesgos de cáncer de esófago y de páncreas son respectivamente tres veces y dos veces más elevados que entre los individuos que no consumen nicotina.
En 2017, un estudio aparecido en la revista International Journal of Cancer que analizaba los datos de 400.000 consumidores de snus concluía de su parte en la ausencia de vínculos entre el cáncer y esta sustancia.
Sus defensores aseguran que como suprime la combustión, es decir el acto de inhalar que tiene el cigarrillo, no afecta el sistema respiratorio, al tiempo que reduce las sustancias cancerígenas del tabaco y la nicotina de un centenar a una docena por ese mismo efecto.
Sin embargo, todos admiten que el snus es altamente adictivo porque la cantidad de nicotina que se consume puede ser mayor a la que trae un cigarrillo (dosis van de 3 mg a 34 mg) y porque al ser tabaco sin humo es más aceptado socialmente.
Faltan investigaciones médicas, así como conciencia social para evitar que las nuevas generaciones opten por el snus, que si bien ha reducido ostensiblemente el número de fumadores no el de consumidores de tabaco y nicotina que es lo que tienen estas pequeñas pero poderosas bolsitas que se diluyen en la boca.