‘La verdad en un mar de mentiras’, se titula la campaña que puso en marcha esta semana el Ministerio de Defensa y las Fuerzas Militares para denunciar en tan solo dos minutos y nueve segundos que dura el video, cerca de 23 falsas noticias contra la Fuerza Pública y su actuación en el paro nacional que se desarrolla en el país.
“Han intentado bloquear la fuerza de Colombia, nuestra imagen, la salud, la vida. Seguimos en pie. Mucha información en redes es falsa, generando odio y terrorismo digital. Hablemos con la verdad, de lo que hace realmente la Fuerza Pública por los colombianos”, escribió el ministro Diego Molano Aponte en un trino, para explicar de qué se trata la nueva estrategia informativa.
Según dijo el funcionario, se trata de contrarrestar el “terrorismo digital” que se viene implementando en Colombia y que se pone en práctica con mayor intensidad en momentos de crisis como los actuales.
Y es que las redes sociales se han convertido más que en una plataforma, en todo un ecosistema digital en el que convergen diferentes posibilidades informativas: videos, fotos, audios, documentos, enlaces, etc.
Sin duda alguna, las redes sociales son hoy la nueva realidad de las comunicaciones modernas con dos elementos de valor agregado que las hacen únicas: la instantaneidad, pues cualquier información no solo puede hacerse viral y masiva en instantes, sino la gratuidad, porque hoy cualquier persona cuenta con un dispositivo celular que, con acceso a internet, puede salvar vidas, pero también cegarlas.
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Por lo mismo, en diferentes oportunidades el tema ha tratado de ser abordado, hasta hoy sin éxito, por el Congreso de la República pues como le dijo a EL NUEVO SIGLO el jefe de seguridad informática de una reconocida empresa de servicios digitales, “es muy fácil hacer terrorismo digital escondido detrás de un perfil falso”.
Al experto no le falta razón, ya que “con un simple celular de gama media, incluso algunos de gama media baja, usted puede hacer maravillas: coger un video, editarlo, cambiarle hasta la fecha, y ponerlo a rodar. Y si se trata de un ‘hacker’, o una persona con conocimientos avanzados, ya podrá imaginarse de lo que es capaz de hacer”.
Es por ello que desde 2013, la Oficina de la Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc) comenzó a trazar la ruta de lo que debe ser la lucha transnacional contra el terrorismo digital.
En el documento ‘El uso de internet con fines terroristas’, una de las conclusiones plantea: “El respeto por los derechos humanos y el Estado de derecho es parte integrante de la lucha contra el terrorismo”, y agrega que los Estados Miembros de la ONU reconocen que “las medidas eficaces contra el terrorismo y la protección de los derechos humanos no son objetivos contrapuestos, sino que se complementan y refuerzan mutuamente”.
De hecho, Naciones Unidas aún no ha logrado considerar un instrumento único a nivel global en la lucha contra el terrorismo que parte de la caracterización del internet como principal plataforma de regulación.
Bloquear las redes
Desde el pasado 28 de abril Colombia se ha visto afectada por una de las crisis de orden público urbano más grave de los últimos años por cuenta de la infiltración de vándalos en las manifestaciones sociales convocadas por las centrales obreras.
Durante doce días los colombianos han recibido en sus dispositivos digitales y han visto en los medios de comunicación centenares, quizás miles de mensajes, audios y videos en los que se acusa a la Fuerza Pública de la agresión a los ciudadanos que participan en las jornadas de protesta, del uso excesivo de la fuerza y de la acción criminal de unas minorías de delincuentes.
Pero como no existe una regulación taxativa sobre las redes sociales y el uso de este tipo de tecnologías, uno de los debates en los que aún no hay consenso tiene que ver con que si en épocas de dificultad como la actual se deberían bloquear el uso de las redes sociales.
Se trata de una drástica reglamentación que ya existe en Europa, pues en una reciente edición el diario El País de España divulgó que “el Parlamento Europeo ha aprobado una nueva legislación, en este caso para frenar la propagación de contenido terrorista en internet”. Se trata, dice el rotativo, de una directiva que obligará a empresas como Google o Facebook a “eliminar el contenido terrorista en menos de una hora o de lo contrario se expondrán a importantes sanciones”.
La nueva reglamentación se aplicará a “textos, imágenes, grabaciones de audio o video, incluidas las retransmisiones en directo, que inciten, demanden o contribuyan a la comisión de delitos terroristas; faciliten instrucciones para ello, o animen a participar en grupos terroristas”.
“Es la nueva realidad”
Para el experto en Seguridad Nacional Ariel Ávila, en Colombia la situación es bien diferente, pues la mayoría de personas se informa a través de las redes sociales, pero no todos saben manejarlas y menos discernir entre qué es falso y qué verdadero.
“Lo esperable con esta nueva realidad es que la gente se prepare, aprenda a manejar esta tecnología, que esté informada y no caiga en esos equívocos. El problema es que aquí nadie controla las redes sociales”, asegura.
Con todo, Ávila considera que pensar en bloquer el uso de las redes sociales “es un peligro aún mayor”, por eso insiste que lo correcto es que el ciudadano 'se prepare' para que tenga suficientes elementos de juicio”.
Al respecto, el exalto comisionado Nacional de Paz Víctor G. Ricardo coincide en que la tecnología mal utilizada “pueden ser el mayor riesgo” para la estabilidad democrática, económica y social de un país.
“Las redes sociales han cambiado nuestra realidad, la realidad del país, la realidad de la sociedad, pero mal manejadas son un instrumento de propaganda negra y de guerra psicológica: no hay cómo controlar la veracidad de esas informaciones”.
El efecto positivo
Otro experto, Jorge Restrepo, director del Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos, también atribuye la incidencia de las redes sociales en los movimientos de masas a la “reacción emocional” de las personas, pues comparte la idea de que “mientras la gente no esté informada y formada, un juicio rápido, sin confrontación de la realidad, puede exacerbar la intensidad de la protesta”.
No obstante, este catedrático considera que la penetración de las redes sociales ha traído también un efecto positivo para la Fuerza Pública como elemento de control ciudadano.
“Hoy todo policía sabe que en caso de utilizar indebidamente un arma de fuego en el marco de una protesta, tiene una exposición muy alta a que pueda ser detectado. Eso es conveniente en un país donde no hay los controles suficientes para ese tipo de situaciones”, asegura.
Pero al margen de ello, Restrepo dice que como herramienta digital es un gran instrumento que debe ser canalizado en favor de la Fuerza Pública para lograr una efectiva retroalimentación ciudadana que “le dará mayor legitimidad a sus actuaciones”, como ocurre en otros países.
“Sería un terrible error pensar en bloquearlas, no solo porque coarta derechos sino porque como medida autoritaria nos pondría en el mismo terreno de países como Irán, Turquía, Rusia, Irán y Venezuela, y nos convertiría en un país paria. Sería una tremenda estupidez”, concluye.