“Colombia tiene un culto por la juventud y un desprecio por la vejez” | El Nuevo Siglo
Nacido un 4 de junio, en Arcabuco, Boyacá, el artista es además pedagogo teatral, docente, dramaturgo, director y maestro de las artes escénicas. Lleva más de 40 años al servicio de las artes, la televisión y el teatro.
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Martes, 10 de Agosto de 2021
Redacción Cultura

La vitalidad en escena y su amor por las artes escénicas han sido los fundamentos que han mantenido vigente a Victor Hugo Morant, leyenda de la televisión, teatro y cine colombiano desde hace más de 40 años.

El actor, recordado por su participación en producciones como Don Chinche (1982-1989), Dejémonos de Vainas (1984-1986), La Casa de las dos palmas (1994), Revivamos Nuestra Historia (1979), Tiro de Gracia (2014) y Contra las cuerdas, entre otras más, habló con EL NUEVO SIGLO sobre su realidad como actor colombiano en pandemia, las glorias de su carrera y algunas confidencias de su trayectoria.

EL NUEVO SIGLO ¿Cómo inicia la historia de Victor Hugo Morant con la actuación?

VICTOR HUGO MORANT: Comenzó muy temprano en mi época de infancia. Aunque fue en varias etapas. Comencé con juegos infantiles, me inventaba disfraces y me reunía con mis primos para disfrazarnos e interpretar los personajes de los cuentos infantiles. Ahí comenzó inconscientemente una vocación. Luego en el colegio una vez me dio por declamar en una fiesta patria y también lo disfruté, pero mi papá me decía que lo más importante era saber interpretar las palabras y darles sentido, por eso digo que mi papá fue mi primer director escénico.

Pero esa vocación temprana nunca la tomé como una vocación, sino como un juego. Ya después que entré a la universidad a estudiar filosofía y letras, me encontré con el teatro griego y toda su cultura, ahí descubrí que el teatro no era un juego, que era algo más serio.

También, se lo atribuyo a una cirugía que tuve de un cálculo renal, una situación bastante delicada, en la que juré que si me paraba de ahí, porque no estábamos seguros de que pudiera sobrevivir, me iba a dedicar a lo que realmente me gustaba.

 Fue cuando ya tomé la decisión un poco en contra de mi familia y de algunos contratiempos porque en esa época los actores no tenían el prestigio que posiblemente tienen hoy, solo lo tenían en ese entonces los actores de cine de Hollywood, pero un actor local de la televisión era muy incipiente.

ENS: ¿Cuáles han sido las glorias que le ha dejado este camino de las artes escénicas?

VHM: Hay ciertos momentos que marcaron mi vida profesional como en Don Chinche con el Doctor Pardito, un personaje que me dio muchas satisfacciones y aún hoy en día veo en Pardito un personaje fuera de mí, no me veo ahí, veo a alguien distinto y creo que para uno como actor crear un personaje no lo hace uno solo, digo con un poco de humor que Pardito lo concibió y yo lo parí. Lo mismo se puede decir de Dejémonos de vainas, aunque estuve muy poco tiempo, pero me marcó y dejó una buena recordación en el público no solo de la serie, sino del momento en que yo participaba.

Además de eso, por supuesto, hay muchas más producciones porque la verdad es que llevo muchos años en esto, entonces son muchas las cosas importantes e interesantes. A grandes rasgos está también el General Santander en la serie Revivamos nuestra historia o Mariano Herrero en La casa de las dos palmas, que fue una experiencia fabulosa y así muchas otras cosas más.



ENS: Desde su experiencia en el medio, ¿cómo ve el panorama de la televisión colombiana?

VHM: Aunque no soy un especialista, siento que esto está cambiando inevitablemente y como dicen, llegó para quedarse. Hoy en día todo lo digital nos tiene invadidos, lo que es lamentable porque creo que también en eso hay un poco de pérdida en la presencialidad por lo menos en el teatro. Soy un amante del teatro porque el teatro es la presencia viva y uno como actor siente los aplausos, las risas y los chiflidos del público, hay un contacto muy directo, no es lo mismo en televisión o el cine donde uno está enfrentado a la tecnología y se vuelve un poco frío, más técnico, entonces veo con preocupación eso. Dirían que ya soy viejito, pero pienso que eso no se debe perder. Indudablemente todo evoluciona y hay que ir con el tiempo, pero sin perder ciertas cosas que son vitales.

ENS: ¿Qué ha significado la pandemia en este punto de su trayectoria?

VHM: Creo que a mí, como a la mayoría nos tomó por sorpresa. Pensé que era algo más breve, pero cada día que pasa lo veo más largo, pero va a ser más fácil acostumbrarnos eso, como nos ha tocado con el tapabocas y las medidas de bioseguridad. Porque sí, uno habla por teléfono, videochat y esas cosas, pero no es lo mismo que estrechar una mano y me parece que no tiene reemplazo. Por la parte emocional me ha afectado también, pues he perdido muchos amigos y colegas.

Económicamente ni hablemos, porque todo se paralizó y lamentablemente nosotros, los del gremio de artistas, vivimos del trabajo y nuestro patrimonio es nuestra riqueza, ni siquiera el talento, pero es nuestro oficio. Y al pararse las producciones y cerrarse los teatros, ha habido pérdidas enormes. Ha sido trágico, están con mucha lentitud reabriendo algunas salas y las producciones de televisión están muy tímidas porque los productores temen que con la pandemia se les enferme un actor y no somos fácilmente reemplazables.  

Tengo proyectos que me han ofrecido antes y durante la pandemia que se paralizaron y están estancados. Eso me produce mucha angustia también y económicamente nos deja en la quiebra.

ENS: En ocasiones ha hablado de la reinvención, ¿cómo se reinventa Victor Hugo Morant hoy?

VHM: Como digo, es una palabra muy trillada, pero lamentablemente necesaria. Y es que uno se acostumbró a hacer las cosas de cierta manera, uno adquiere experiencia en el teatro y la televisión, pero las cosas comienzan a cambiar y lo digo sin ningún resentimiento, las posibilidades ahorita de hacer teatro son difíciles. Tengo un proyecto teatral, con un equipo, y estamos varados porque es difícil conseguir una sala y que el público asista.

Entonces esto de la reinvención es para salir de esta situación. Pero reinventarse es casi como volver a empezar porque es pisar terrenos que para mí son desconocidos, dar palos de ciego y sobre todo que económicamente no garantizan nada porque sé que hay ventas e infraestructuras que se mueven en el mundo virtual que han cogido mucha fuerza, pero detrás de eso hay gente con más experiencia y además no es lo de uno, entonces uno se siente en un lugar incierto.  

ENS: Son más de 40 años trabajando al servicio de este arte, ¿qué siente que le falta por descubrir o aventurarse?

VHM: Son más de 40 años, he vivido muchas cosas en el campo de la actuación y me ha dejado muchas satisfacciones. Pero también son tantas las cosas que quisiera hacer, explorar muchos terrenos porque la actuación es algo más que hacer un personaje o protagonizar una producción.

Hay muchas cosas inexploradas que a mí me apasionan pero que por supuesto no se puede hacer solo y menos en pandemia. A veces quisiera tener muchos años más por vivir, tener una vida más larga para hacer todo lo que quisiera hacer y eso me produce también un poco de angustia y más cuando uno no cuenta con el respaldo y el apoyo.

En ese sentido me siento un poco frustrado porque también pasa que en Colombia a diferencia de otros países la experiencia no se valora, al contrario, cuando más años tienes, la gente por envidia o por lo que sea, tiene un culto por la juventud excesivo y proporcionalmente hay un desprecio por la vejez.

ENS: ¿Cuáles son esos proyectos, con los que como dice, seguirá vigente en las artes escénicas?

VHM: Estamos buscando muchas cosas, pero no hay nada seguro en realidad. Estoy presentando muchos castings de proyectos que me llegan, pero es la misma historia de aplazar las cosas. Si hay algunas cosas que ya he hecho, pero son muy cortas, como miniseries, producciones de seis y ocho capítulos, que se está poniendo mucho de moda en Colombia porque es menos arriesgado.  Pero seguimos trabajando y, como digo, estoy vivo y vigente. Estamos esperando a ver la luz al final del túnel.