Johnson se consolida | El Nuevo Siglo
Miércoles, 30 de Octubre de 2019
  • Las urnas tienen la palabra
  • Brexit: luz al final del túnel

Boris Johnson es hoy, sin duda, uno de los políticos estelares de Europa. Pese a que varios medios anticonservadores lo dieron el lunes por sepultado, luego de perder en el Parlamento una votación para adelantar las elecciones, ayer la torta se cambió intempestivamente y el Primer Ministro británico logró su propósito: los comicios serán el próximo 12 de diciembre.

Johnson se mantuvo por semanas en su línea de no pedir ninguna prórroga más a las autoridades de la Unión Europea para terminar con la crisis política del Brexit y producir un acuerdo antes del 31 de octubre, con el aval parlamentario. Muchos pensaron, en principio, que el líder conservador no podría conseguir un ajuste a los términos del acuerdo con la Comisión Europea, especialmente por el tema de la frontera irlandesa. No obstante, sin hacer aspavientos y de modo confidencial, su delegado obtuvo, en un corto plazo, el acoplamiento correspondiente.

Así las cosas, solo quedaba pendiente la votación parlamentaria. Para ello, Johnson insistió en que no pediría una prórroga adicional y que el Reino Unido tenía que salir de la crisis lo más pronto posible, haciendo por supuesto caso a la voluntad del constituyente primario que democráticamente votó en favor de acabar con la alianza económica inglesa con el continente.

Frente a la insistencia parlamentaria de pedir una cuarta  prórroga, propuesta hecha fundamentalmente del partido Laborista y un sector minoritario del conservatismo, Johnson amenazó con firmar él el convenio, pero la Corte determinó que nada se podía hacer sin el aval de los congresistas. En esa dirección el Primer Ministro envió una carta a la Unión Europea aceptando la cuarta prórroga, pero sobre la base de que el Parlamento debería respaldar las nuevas clausulas pactadas y aceptar las elecciones anticipadas.

De hecho, el tema central de Johnson era el de adelantar los comicios a fin de darle mayor legitimidad al Brexit y permitir la manifestación democrática en torno de una nueva composición de la Cámara de los Comunes. Como se sabe, la desastrosa gestión de Theresa May, antecesora de Johnson, se profundizó cuando llamó innecesariamente a elecciones e hizo que el partido Conservador, en el gobierno, perdiera la mayoría absoluta y tuviera que realizar una coalición con sectores irlandeses para mantenerse en el poder. A la renuncia de May, el conservatismo eligió a Johnson bajo los estatutos internos. Pero desde ese momento, y una vez posesionado de Primer Ministro, comenzó a pedir elecciones abiertas, con el fin de lograr un margen de acción más amplio y recuperar las mayorías absolutas.

El partido Laborista se negó una y otra vez a ese anticipo de elecciones e incluso algunos parlamentarios conservadores se opusieron al tema, lo que causó un cisma en la colectividad. Así parecían seguir prosperando las cosas hasta que ayer, con la repentina aquiescencia del laborismo, Johnson se salió con la suya y se votó a favor del adelanto electoral, lo que no deja de ser sorpresivo porque en los últimos sondeos el Primer Ministro cuenta con una ventaja de doce puntos sobre el jefe del partido Laborista, Jeremy Corbyn, lo cual hace prever que el desempeño proselitista conservador será mucho mejor que en el de las elecciones de May. De esta manera, Johnson prácticamente ha desbloqueado el Brexit, que ha sumido al Reino Unido en una crisis sin precedentes en los últimos tres años. Muy posiblemente, pues, la Gran Bretaña se habrá salido de la Unión Europea como máximo el 31 de enero de 2020, aunque existen posibilidades de hacerlo antes, el 30 de noviembre o el 31 de diciembre, si por entonces se ratifica un acuerdo de divorcio, según un documento conocido ayer.

Ahora, pues, se da paso a una eléctrica campaña electoral que promete ser de las más interesantes de la historia reciente de las islas británicas. Es evidente, en primer lugar, que Johnson logrará la unificación total del partido Conservador en torno de su nombre bajo la consigna de sacar lo más pronto posible al Reino Unido de la crisis política y encarar el futuro de manera inmediata con una economía y un desarrollo social independientes de las autoridades europeas.

El partido Laborista ha prometido radicalizar sus propuestas de izquierda a fin de darle un viraje integral al país. Los conservadores, por su lado, mantendrán la economía de mercado con ciertos ajustes sociales.

En muy pocas semanas, Johnson, a través de toda suerte de movimientos políticos, ha tenido el temple para sacar sus propósitos adelante, bajo la tesis esencial de que en el Reino Unido la única posibilidad fehaciente era hacerle caso a la voluntad popular manifestada en el referendo de hace unos años. Contra viento y marea, el Primer Ministro británico se ha venido consolidando, pese a que muchos creyeron que no duraría más de unos días en el poder, sentimiento aupado por los sectores anticonservadores. Ahora, en menos de un mes y medio se sabrán los resultados: las urnas tienen la palabra.