ALFONSO ORDUZ DUARTE | El Nuevo Siglo
Sábado, 14 de Julio de 2012

De la poesía a la prosa

 

Las relaciones entre seres humanos suelen tener etapas que se suceden unas a otras en procesos que pueden ser contradictorios unos de otros. Comenzar con animadversión, la cual no siempre es fácil de superar. Así como existe el amor a primera vista que deja sin habla, ni respiración, ni capacidad de reacción a quienes son objeto de este flechazo, también existe en sentido contrario. La solidez de los sentimientos se pone a prueba en la medida en la cual se presentan dificultades que pueden ser originadas en asuntos externos mal comprendidos o por los originados en alguno de los que encontraron afinidad en sus gustos. Superarlas es precisamente el arte de la convivencia, lo cual no significa que se eviten o eludan las confrontaciones para derivar de ellas consecuencias que enriquezcan la relación.

Estos principios sobre los cuales no parezca que haya mayor controversia pueden aplicarse a las relaciones entre conjuntos humanos. La Iglesia Católica, por ejemplo es un conjunto de creyentes que basados en una fe común que constituyen las enseñanzas de Jesucristo, en veinte siglos de existencia ha sabido superar con sabiduría las dificultades de origen externo como han sido las persecuciones de las cuales ha sido objeto y las interiores originadas en desvaríos de sus miembros. Los Concilios nos han dado luces que no se apagan e iluminan la cristiandad del mundo. Siendo objetivo el Islam ha sido otro modo de pensar y de trascender por cerca de 16 siglos de siglos de existencia y sigue incólume a pesar de todo.

Nuestro proceso de emancipación no estuvo exento de incomprensiones entre quienes estaban interesados en romper las cadenas de dependencia con la Madre Patria, las cuales fueron superadas y logramos llegar al 7 de agosto de 1819 cuando “expulsamos” a los españoles. Ni para qué hablar de todas las dificultades que hemos tenido que superar hasta nuestros días, para convertirnos en una nación independiente como somos hoy. Pero las dificultades son pan de cada día y como se dice, éstas, bien enfrentadas y resueltas, no dejan de constituir antecedentes que enriquecen nuestra vida democrática.

Estas reflexiones me han ocurrido a raíz de los acontecimientos sucedidos con la fracasada iniciativa de modificar la Constitución con el objeto de enderezar la justicia; ya nos dijo la nueva ministra del ramo que no es necesario modificar la Carta Magna para conseguir los resultados que el Gobierno desea obtener, que no es otra que los ciudadanos obtengan siempre pronta y cumplida justicia. Esta es una de las primeras lecciones positivas. No disgregar y enemistar entre sí a las tres ramas del poder público que ha sido otra de las buenas lecciones que hay que registrar. El presidente Santos como Jefe de Estado debe hacer todo lo que esté a su alcance para conseguir que cada uno en su ramo se ocupe en lo que le corresponde en beneficio de la nación. La poesía en el ejercicio del poder pasó a la prosa.