CAMILO HERRERA MORA | El Nuevo Siglo
Viernes, 19 de Agosto de 2011

Deuda de la izquierda


“Falta de experiencia en ejecución y administración”


LOS  ocho años del gobierno de la izquierda dejan una seria reflexión en el país. Mientras España y Francia vieron florecer sus países en los gobiernos de izquierdas democráticas moderadas, la falta de experiencia en ejecución y administración han dejado muchas dudas de la capacidad ejecutiva de la izquierda en Colombia.


Algunos podrán decir que la labor de Antonio Navarro en Pasto y Nariño son buenos ejemplos de gobierno, y quizá es cierto, mas en el caso de Bogotá la evidencia es abrumadora.


Más allá de los fenómenos de corrupción, la ciudad hoy no tiene un horizonte claro. Desde la elección popular de alcaldes la ciudad ha construido sobre tres ejes discursivos claros (cultura ciudadana, movilidad y servicios sociales) la construcción del capital ciudadano y ha fundamentado un discurso de una ciudad para y con ciudadanos.


Hoy este discurso está borroso, porque la polarización ha causado que las políticas públicas de la ciudad entren al terreno del debate de la popularidad (es decir, de lo coyuntural). Acciones como “Bogotá sin hambre” y “Salud a su hogar” son esquemas subsidiarios que ni construyen ciudad ni crean ciudadanos, por el contrario, causan un vínculo paternal entre la institución y la persona, al punto de dependencia, y por ende el desarrollo de la ciudad queda en manos de aquellos que no son sujeto de subsidio, porque la fuerza del mercado es dinámica donde hay que encontrar las soluciones.


No podemos permitir el hambre en la ciudad, mas no debemos caer en la trampa de un esquema subsidiario, porque eso no construye ciudadanía y, por el contrario, destruye la ciudad; un proyecto como ese debe ser un eje articulador de reducción de pobreza con tiempos y metas controlados, como es el caso de “Familias en acción”, donde el subsidio está sujeto a la educación de los menores.


Bogotá se ha soñado como una cuidad amable y culta, y hoy estos valores plasmados hasta en el 1421 se diluyen con políticas públicas de corto plazo.


La ciudad que necesitamos y merecemos es una que se construye bajos líneas de continuidad sin importar la tendencia política, porque las necesidades son las mismas sin importar qué partido esté en el poder, la diferencia radica en la priorización y la forma de resolverlas.
Por esto después de 8 años la izquierda está en deuda con Bogotá (y quizá se podría decir 12 años), porque antepuso la necesidad de ser elegida a la continuidad de las políticas de la ciudad.


Colombianada. Sin duda para un concejal y un senador es fácil ganar votos, pero es muy diferente a ejecutar lo impopular.
@consumiendo