Carlos Martínez Simahan | El Nuevo Siglo
Sábado, 28 de Marzo de 2015

PÁGINAS

El sucesor

Con  este mismo título el exministro Guillermo Perry (El Tiempo, marzo 8/15)lanzó los primeros vaticinios sobre las presidenciales de 2018. Para seguirle el juego, haremos los nuestros: ciertamente, Germán Vargas Lleras encabeza el pelotón de los aspirantes al solio de Bolívar. Su candidatura avanza con la fuerza de un alud que arrasa todos los obstáculos. Germán tiene condiciones probadas de Jefe de Gobierno. Conoce bien el mundo de la alta política y el de la manzanilla... que sabe endulzar con mermelada. Como es natural, hay rivales que quieren detener el alud. “Cuando el Dr. Vargas Lleras sea candidato, el Partido Liberal tendrá su propio candidato”, advirtió en la liza pasada Horacio Serpa, quien ni olvida, ni perdona. Y no está solo en ese propósito. Todo indica que el expresidente Gaviria, con muchas acciones en el Gobierno, está construyendo el camino de su hijo. Y, por lo mismo, quiere que ascienda pronto al Ministerio de Transporte. Gaviria es un conductor respetado y hábil.  

Por los lados del Partido de la U, están a flor de piel los celos y la inconformidad por el reparto burocrático. Se sienten desguarnecidos. Mientras Vargas recorre en jet los caminos del poder, ellos andan en bicicleta. Consideran que se valora más el aporte del  Vicepresidente a la victoria de Santos II, que sus caudalosos y decisivos votos. Como no tienen candidato suficientemente posicionado le juegan al actual Mindefensa, por cercano a Santos. ¿Podrá el Presidente, al final de su mandato, guiar la voluntad del partido mayoritario? Dependerá de las conversaciones habaneras.  

Desde una Antioquia incómoda e influyente se asoma el gobernador Sergio Fajardo. Sus aspiraciones son evidentes y sus realizaciones no son pocas. Frente a las desacreditadas, pero eficaces maquinarias partidistas, ante la corrupción generalizada, la carta fresca de Fajardo puede resultar atrayente. Es pulcro y sabe administrar.

Ahora bien, el escenario de la contienda está muy convulso. Transitamos de una sociedad expectante a unas masas incrédulas y decepcionadas de las instituciones y de los hombres que las dirigen. Si bien retrocede la pobreza, la desigualdad se mantiene y, con ella, la dicotomía colombiana entre lo urbano-moderno y la profundidad de la marginalidad rural. Para colmo, en plena crisis de la Justicia y del Congreso, las Farc contribuyen, con sus dilaciones, al escepticismo generalizado. En este cruce de caminos, el nombre de Humberto de la Calle empieza a sonar. Ha sabido timonear el arduo proceso de paz que, de culminar exitosamente, puede impulsarlo a las alturas. Es realista. Tiene enjundia y  dominio del lenguaje jurídico. Y conoce el Estado. 

Lo que no se ve es el apoyo del expresidente Uribe a Vargas Lleras, como sugiere Perry. Ese respaldo lo intentará obtener Marta Lucía Ramírez, quien sigue en la brega desde las toldas azules. Ese será el tema de la próxima columna.

P.S.        Los editoriales de El Nuevo Siglo (25 y 26 de marzo) deben considerarse por el alto Gobierno y los

líderes de los partidos. Las descocidas instituciones del 91 requieren de un timonazo regenerador.