CARLOS MARTÍNEZ SIMAHAN | El Nuevo Siglo
Sábado, 14 de Diciembre de 2013

La Convención Conservadora

 

Ha  sido convocada por el Directorio Nacional Conservador la Convención del Partido para el 26 de enero/14. Es un retorno a la reunión centralizada que se añoraba por la majestad del acto y la presencia de los grandes líderes de la colectividad. Las convenciones descentralizadas carecían de la solemnidad atrayente de las externalidades del poder. Sin embargo, la cita de enero podría sumarse a las circunstancias adversas que hoy rodean la colectividad azul.

En primer lugar, los actuales dirigentes, por inmersos en sus campañas, carecen de la jerarquía que requiere un evento de esa trascendencia. Aunque su legitimidad no se cuestiona, se teme que sus débiles riendas no puedan contener las discrepancias que hoy radicalizan a los colombianos, divididos entre Santos y Uribe. Ese virus ha inoculado al Partido Conservador de tal manera, que el poder real del conservatismo, es decir, los congresistas, han optado por respaldar la reelección de Santos. Contra esa tendencia, hay una corriente que aboga por un candidato propio. Pero, sufren del mismo virus, pues Lafaurie (altivamente retirado) y Marta Lucía Ramírez, nunca han ocultado su cercanía al expresidente Uribe Vélez.  Ambas facciones quieren conducir al Partido a estadios ajenos.

Ahora bien, la multiplicidad de opiniones es natural en el ejercicio de la política. Esa es la admirable libertad que nos permite la democracia. Y nadie debe sorprenderse por ello, ni acallar las voces discrepantes. Nada más grave que la pretensión de unanimismo. Pero, esa misma democracia obliga a aceptar las reglas de juego contempladas en las normas internas. Aquí surge el temor: el pugilato es de altísima temperatura. Y el acaloramiento no permite la reflexión e incita a la división. ¿Se podrá mantener, después de la Convención, la unidad horizontal que afortunadamente se ha logrado? ¿Podremos dar la lucha en nombre de los principios y valores conservadores, que han sido decisivos en la formación de la República? Lo cierto es que el conservatismo ha perdido identidad y no han aparecido los nuevos adalides que nos conduzcan a la tierra prometida. Estamos pasando un “cúmulo nimbus”, con posibilidades de empeorarse. Por eso sería preferible la convención en marzo, con mandato popular renovado.

Por otra parte, ojalá la Convención debata el tema de la reelección inmediata. Esta figura ha estremecido las instituciones y produce una gran crispación política. Surge aquí la fórmula original de Caro Y Samper: un período de seis años, sin oportunidad de reelección. Asimismo, la circunscripción nacional para Senado de la República ha conducido a una crisis de la efectividad de la representación, ha roto los vínculos al interior de los partidos y ha sido propicia a la presencia de dineros “calientes” en las elecciones, dado el costo y la extensión de las campañas. El Congreso es presupuesto y regiones, se ha dicho con razón. Volvamos, pues,  a los senadores  por departamentos y conservemos la circunscripción nacional para minorías reconocidas.