Cómplices del enemigo | El Nuevo Siglo
Viernes, 1 de Noviembre de 2024

Desde el 28 de julio, la postura ambigua, timorata y, en muchos sentidos, cómplice de Gustavo Petro frente al resultado de las elecciones en Venezuela no solo ha dejado a Colombia como aliada de la dictadura de Nicolás Maduro, sino que también la ha convertido en partícipe de un burdo fraude electoral que ha profundizado la crisis que enfrentan los venezolanos y, en consecuencia, repercute sobre nosotros, sus vecinos más cercanos. 

Lo más preocupante es que Petro, consciente de su error, persiste en él. Mientras Brasil y México, sus iniciales aliados en la demanda por la publicación de las actas de escrutinio, se han distanciado, Petro permanece solo en su “reclamo” por unas actas cuyo contenido ya ha sido ampliamente difundido. En este aislamiento, Petro actúa en nombre de Colombia, aunque la mayoría de los colombianos no lo reconozcan y la comunidad internacional perciba tal situación. 

Aún más, Petro también se quedó solo en su insólita propuesta para solventar la crisis venezolana: ‘un gobierno de cohabitación en el cual oficialismo y oposición alternen el poder cada tres años hasta 2031’. Esa idea, desde luego, fue rechazada por ambos bandos, y Maduro, lejos de mostrar gratitud, respondió con un desprecio evidente, cerrándole la puerta en la cara al único amigo que le queda. 

Un hecho quizás desapercibido es la nueva dinámica de comunicación entre Petro y Maduro tras el fraude electoral: lo hacen a través de “correos humanos” que aseguran el flujo de mensajes entre ambos. El 28 de agosto, justo un mes después del fraude, el excanciller Álvaro Leyva realizó un viaje sorpresa a Caracas para reunirse con Maduro. Tras varias horas de conversación, el Dictador publicó un mensaje en sus redes, diciendo que fue un diálogo sobre “la geopolítica mundial y los grandes desafíos de nuestra región.” 

Esta reunión, que se repitió posteriormente, deja múltiples interrogantes, especialmente dado que Leyva ya no ostenta ningún cargo oficial. ¿En calidad de qué asistió? ¿Cuál fue el verdadero propósito de la reunión? ¿Qué se discutió en privado con este hombre cercano a Petro, Maduro y las Farc, cuyos líderes principales han hallado refugio en Venezuela? 

Por su parte, recientemente, en la COP16 en Cali, llegó el canciller de Maduro, Yván Gil, quien aprovechó para promover en los medios la supuesta legitimidad de la reelección del régimen. Gil fue recibido por el canciller Luis Gilberto Murillo, quien aseguró que el encuentro se centró en temas ambientales; sin embargo, esa prolongada reunión despierta sospechas. Y no se ha informado si hubo encuentro directo entre el enviado de Maduro y Petro. 

Frente a las reiteradas críticas por la postura de Petro ante Maduro, Murillo salió al paso y publicó en X: “La postura del Gobierno Nacional sigue siendo clara: la presentación de las actas debe realizarse antes del 10 de enero de 2025; de lo contrario, como ya lo expresó el Presidente, Colombia no reconocerá los resultados.” Sin embargo, Gil respondió de inmediato con una retórica agresiva, acusando a Murillo de actuar “pusilánimemente” y de responder a presiones de la “ultraderecha y los Estados Unidos.” 

En conclusión, Petro, quien ha actuado como el amigo más leal de Maduro, parece no ver que el dictador venezolano es un claro enemigo de Colombia. Y su postura ambivalente y vergonzante, además de debilitar su propia imagen, está arrastrando la de Colombia, dejándonos como cómplices del enemigo. 

@ernestomaciast