Estamos empezando a vivir el peor de los mundos. Por un lado hay mucha gente que no está respetando la cuarentena, lo cual la hace inocua para los que sí la respetan. Y por otro lado la parada en seco de la economía está empezando a mostrar sus consecuencias para la subsistencia de las empresas, los empleos y en general para el bolsillo de la gente.
El Presidente Duque ya anunció que a partir del 25 de mayo habrá el desmonte gradual de la cuarentena, sin embargo una parte importante de la población no se está esperando. Cosa que fue evidente el Día de la Madre cuando muchos salieron, sin precauciones, aumentando el riesgo de contagio y lo peor de todo sin razones de peso para hacerlo. De hecho, se reportaron 3.405 riñas, una cifra significativa para un país que está en aislamiento.
Es difícil que a punta de control de la fuerza pública mantengamos a la gente confinada en sus casas. Se pregunta uno si no sería más eficiente acelerar la salida de los ciudadanos y aumentar las medidas de bioseguridad.
Y es que la desaceleración de la economía no es un cuento chino. Según un estudio de la Universidad del Rosario, en Colombia 14 millones de trabajadores podrían dejar de generar ingresos durante el confinamiento, se refiere a empleados, trabajadores informales y trabajadores independientes. Más grave aún, en marzo tuvimos la pérdida de 1,6 millones de puestos de trabajo más que en el mismo periodo del año pasado.
Tampoco se deben subestimar los problemas de convivencia que acarrea una cuarentena prolongada. De acuerdo al boletín del Observatorio Colombiano para las Mujeres, entre el 25 de marzo y el 11 de abril, se atendieron 1.674 reportes de violencia intrafamiliar, 982 casos más que los registrados en el mismo periodo de 2019.
Ciertamente la ciudadanía no está acatando el aislamiento con rigurosidad. Van más de 323 mil comparendos por el incumpliendo del Código Nacional de Seguridad y Convivencia Ciudadana, personas que violan los toques de queda, que ingieren bebidas embriagantes en sitios públicos, que realizan aglomeraciones y no usan los elementos de bioseguridad.
¿Para qué nos sirvió la cuarentena de 60 días? Sería muy importante saber cuántas camas, unidades de cuidados intensivos y respiradores aumentamos. Saber cómo nos preparamos en materia de salud y economía para atender la pandemia sabiendo que la cuarentena no era sostenible de manera indeterminada.
Quiero ser clara en que no se trata de desestimar la importancia de tomar medidas para evitar que la aceleración de los contagios colapse el sistema de salud. La cuarentena se cumplió durante los primeros días, con un comportamiento heterogéneo dependiendo de las regiones, pero sí parece que en este momento se agotó el acatamiento juicioso de la medida.
Ya hay avances en la creación de una vacuna contra el Covid-19, pero que esté disponible tomará tiempo. El desafío es lograr que salga la gente a la calle a reactivar la economía, pero respetando y manteniendo el distanciamiento social.