EDMUNDO LÓPEZ GOMEZ | El Nuevo Siglo
Viernes, 10 de Enero de 2014

Crisis de la justicia, y algo más (II)

No es necesario contar  el número de expedientes que están represados en los juzgados de Colombia, incluyendo en la lista  los miles  no fallados que se tramitan en las altas cortes ,  donde llegan a los  siete u ocho años para pasar “al despacho  del señor magistrado” pero  para hacer cola con otros acumulados;  situación que abruma  a la Sala y al magistrado postulado para presentar proyectos de fallo. Es vergonzoso, en verdad, que cuando se lee la sentencia final del fallador,  muchas veces ésta se ha proferido  cuando el demandante ha fallecido sin haber conocido la luz de la justicia de los hombres;  sentencias póstumas que deben colocarse  como lápidas en los edificios  de los palacios judiciales  porque es una manera de reconocer que la  justicia en Colombia  muere de infarto todos los días, así, quienes no lo hayan aplicado oportuna y rectamente,  gocen , sin embargo, de buena salud.

 Aquel derecho, entonces, de solicitar justicia y de obtener pronta solución -como se  proclama en la Constitución- , resulta ser  una gran mentira y una realidad creciente, desmoralizadora y desestabilizadora: la de no creer, la de no confiar, y lo peor, la de perderle el respeto a la justicia, porque hasta se ha llegado a  que muchas  sentencias  sean  fotocopias de otras, como si el Estado les hubiera  aportado  resmas de  “ formularios minerva “ para fallar pues, como se sabe,  los famosos  formularios están preconcebidos y  sólo hay que llenar los vacíos que el impresor ha dejado

¡Cuánta pena!  Porque la nueva práctica  se ha tratado de justificar por la congestión judicial (no nos atrevemos a afirmar  que la idea haya nacido en el Consejo de la Judicatura, como se pensaría,  pero acaso sí  haya provenido  de uno de los  genios  del “ derecho viviente”  - la entelequia  jurídica que permite toda clase de violaciones-,  pues para que los jueces de descongestión puedan “cumplir” con sus deberes,  según los pragmáticos  del nuevo derecho, deben  emitir y emitir  sentencias   a la lata…,  sin la ponderación y debido  proceso necesarios,  en cada caso, y como debe ser. 

Con todo,  se escucha de los labios de miles de candidatos,  de cara a las próximas elecciones,  que  estamos en el mejor de los mundos. No,  señores candidatos al Congreso.  No, señores candidatos presidenciales. Sin justicia verdadera estamos en el peor de los mundos. Sin jueces probos, estamos perdidos.  No nos sigan prometiendo un nuevo país sin una remodelación estructural de la administración de justicia.

Recrear la confianza y el respeto por  ese bien supremo debe ser la gran razón de la campaña electoral.  Ojalá los aspirantes a dirigir los destinos del país  emulen en cuanto a propuestas para reformar la justicia,  y, por supuesto: más allá de los  espectáculos de pasarela de  ciertos servidores  públicos.

edmundolopezg@hotmail.com