El servicio es la base primordial de toda actividad, más aún en la política. La auténtica definición de política es la siguiente: “Son las normas de conducta que construyen y rigen a la sociedad”. Por lo tanto, para mi concepto la política es la más noble actividad cuando está orientada al servicio del bien común. Y, por consiguiente, en un país democrático como el nuestro, se hace indispensable tener como base del actuar en la política el servicio.
No me voy a referir en este artículo a las malas prácticas de algunos que utilizan la política como vehículo de comercio, ganancias y poder, pues lo que se trata es de dimensionar ese don de servicio que algunas personas lo realizan con auténtica vocación, ofreciendo resultados estupendos a las comunidades, personas entregadas, proactivas y diligentes, sensibles al bien común. Estas personas no requieren de comprar votos, no llegan a los cabildos para enriquecerse, no abusan del poder que da el cargo para lo cual fue elegido, son personas auténticas con profunda vocación de servicio.
Conozco varias de ellas, parlamentarios, concejales, ediles, diputados, gobernadores, alcaldes, servidores públicos y bien no podría decir que son mayoría o minoría en el poder del Estado, así como también los hay indiferentes y corruptos.
A nivel de ejemplo quiero hacer referencia de una edil de la localidad 11 de Suba en Bogotá donde resido, durante su ejercicio de edilato en el período tras anterior, me sorprendió ver a esta servidora trabajando incansablemente para la comunidad, interviniendo y sirviendo oportunamente en resolver situaciones de los barrios, así como luchando por mejoramientos de la localidad.
Lamentablemente para el periodo actual que está por terminar por falta de unos pocos votos ella no salió electa, la comunidad a mi manera de ver le faltó con su reconocimiento, lo cual nos llenó de tristeza, pero sorprendentemente esta mujer no dejó de seguir trabajando como si fuera edil en ejercicio. Se entregó más al servicio de la comunidad poniendo la cara y sus conocimientos de la localidad, de sus barrios y la gente, más aún cuando la inseguridad en la ciudad ha crecido exponencialmente, el grave problema anárquico de los recicladores y el ineficiente servicio de recolección de basuras, las obras en vías y andenes y muchos otros problemas que nos acogen.
Pues bien, de los 15 ediles que tiene Suba, durante este cuatrienio en mi barrio y en los otros 8 o 10 barrios que conformamos una red social por chat de WhatsApp, no he visto o sentido ningún edil pronunciarse o salir a resolver alguna de las muchas necesidades que a diario se viven, solamente Carolina Villa Marín la servidora incondicional a la que me refiero, que gracias a ella se han logrado soluciones inmediatas al llamado de la comunidad.
Para mi concepto, servidores como Carolina que tienen el don de servir, deben contar en esta jornada electoral regional del 29 de octubre, con el voto sensato de la comunidad para el bien del país.