Uribe 40
Tras dos años de recibir palo, de estar sometido a la crítica permanente, a la censura y el rumor, el presidente Santos reaccionó y se apartó del mantra que le impedía contender con su antecesor. Realmente, un Jefe de Estado no puede dedicarse a responder enjuiciamientos y vituperios lanzados en conversaciones privadas, semiprivadas, públicas y a través de las redes sociales, de un antecesor ensombrecido por la interminable penumbra de una corruptela.
El exmandatario no pierde oportunidad para irse lanza en ristre contra quien lo ha sucedido con un cambio de actitud y de firmeza frente a las necesidades de una población que avanzaba hacia la miseria y la desprotección absolutas. Con miras a abandonar la arrogancia que nos llevaba a un aislamiento total, sin entrar en mil vicios en los que nos sumergíamos.
Este respiro de dos años nos permite acariciar otro panorama y otro futuro que seguramente nos colocará en primera fila. Avanzamos hacia mejores puertos, dentro de los lineamientos de una democracia que parecía esfumársenos a base de chuzadas, atropellos y derroche de los fondos públicos.
Juiciosos estudios que empiezan a conocerse demuestran cómo la malévola utilización del Twitter, la saturación de conferencias internacionales, las declaraciones desmedidas y la utilización del rumor, empiezan a generar graves perjuicios a la imagen del país en el exterior. Se ha calculado -y así lo reveló el presidente Santos en excelentes reportajes a María Isabel Rueda y Luis Carlos Vélez- que la mala imagen nos la han creado 40% el expresidente Uribe y sus áulicos.
Increíble que el gran enemigo de las Farc -o de lafar, como él dice- equipare su poder denigrante, infamante y avieso contra Colombia, al de esos terroristas que desangran esta Patria.
¿Qué será lo que quiere Uribe 40? ¿Cuántos años creerá que le hacen falta para seguir gritando y denigrando? ¿Terminará entendiendo que estamos en una democracia que, aunque imperfecta, nos permite dar oportunidad a dirigentes con mentalidades más abiertas para que nos saquen de lo que él nos dejó?
Hay que buscar una salida de la heredada hecatombe.
Blanco. El round de Petro con el nuevo “pico y placa”, que en estos primeros días nos ha permitido acelerarnos en Bogotá. Buena esa.
Negro. Los “micos” que salieron de las cárceles y colectivos de abogados para manchar la reforma judicial.