GENERAL (R.) LUIS ERNESTO GILIBERT V. | El Nuevo Siglo
Miércoles, 4 de Julio de 2012

De nuevo la dosis mínima

 

Pasará mucho tiempo antes de lograr consenso sobre este aspecto tan importante para el país y las autoridades por cubrir espacios sociales, educativos, económicos y de salud. Con la ley de seguridad ciudadana las fuerzas del orden estaban animadas al encontrar un ordenamiento jurídico, soportando la lucha contra el comercio, tenencia y consumo de sustancias estupefacientes, pero infortunadamente su articulado paso a revisión ante una demanda fallada por la Honorable Corte Constitucional, donde sentencia que el porte de las cantidades identificadas como dosis mínima no debe ser penalizada, impidiendo por ende cualquier procedimiento policivo contra las personas sorprendidas en posesión de dichas sustancias.

 

No voy a debatir las consideraciones de la Honorable Corte ni mas faltaba, es un pronunciamiento de obligado acatamiento, además se invocan elementos tan relevantes como la autonomía de los individuos y el libre desarrollo personal, total ni hablar, so pena de caer en una discusión jurídica profunda, larga, en la cual no creo tener espacio; pero como se han presentado conceptos de diferente índole, deseo aportar algo llamativo para el debate.

 

Lo primero sería hablar sobre el control del tráfico en nivel urbano, aceptando que la legalización de la dosis mínima dificulta esa tarea, pues nunca se sorprenderá un distribuidor con cantidades superiores a las autorizadas, seguramente se obstaculizará el expendio y distribución, pero observaremos varios viajes con mínimos hasta lograr el monto total del pedido, las ollas se multiplicarán almacenando cantidades menores a fin de evitar decomisos masivos y los consumidores también vivirán con su recurso de bolsillo, debiendo  esquivar solamente familiares o amigos empeñados en ayudarles a combatir el vicio. Otra arista va dirigida a la connotación de enfermo para el drogadicto o adicto, buscando darle oportunidades de rehabilitación. Son dos tópicos bien diferentes en mi entender, uno el delincuente, esa persona que a los ojos de las autoridades atenta contra las gentes de bien, ignoro si mis amigos tengan información que la mayoría de los maleantes, para encarar   momentos  de verdad antes sus víctimas, actúan bajo  efectos de las drogas buscando dominar el miedo producido al saberse violando la ley ¿serán enfermos urgidos de tratamiento por parte del Estado? ¿O enfrentamos antisociales redomados y drogadictos,  otro tópico,  el joven sin reservas morales que ha caído en la drogadicción y quien debe ser acompañado por su parentela para afrontar el  problema, encontrando en las autoridades un aliado que controla el comercio y persigue a quienes sin escrúpulos proporcionan drogas a su parientes descarriados, vaya chiste una familia luchando y los expendedores comercializando  dosis mínimas.

 

En otras latitudes se ha experimentado con la rehabilitación para unos y otros, pero obligatoria  y con visos de sanciones, nada que ver con el porte de dosis mínima facilitadora del tráfico urbano.