La ciencia en decadencia
De tiempo atrás sabíamos del poco valor que se le daba a la ciencia en Colombia. El resultado era muy poco talento humano formado en el nivel doctoral, escasos recursos de financiamiento a la investigación y a la innovación provenientes de fuentes públicas o privadas, así como la débil institucionalidad que se le daba al ente rector del desarrollo científico y tecnológico. Este panorama se reflejaba en una reducción en la proporción de recursos destinados a la inversión en ciencia, así como un país que se alejaba cada vez mas de modelos de naciones “milagro” que lograban su éxito basados en mucha más inversión en ciencia, tecnologia e innovación, como los países del sudeste de Asia.
Y así logramos sobrevivir por muchos años, hasta que se nos anunció con “bombos y platillos” que con parte de los recursos de las regalías y la idea de un Colciencias de nivel ministerial todo iba a mejorar.
Pues la renuncia reciente del Director de Colciencias demuestra que nos quedaremos esperando. El problema no es de actos legislativos, el problema es de si conceptualmente el Gobierno Nacional realmente cree o no en la importancia del desarrollo científico y tecnológico, así como en la innovación. Y todo indica, por las declaraciones del exdirector de Colciencias, que no.
Se muestran incongruencias en la política del Gobierno respecto de la ciencia y la tecnología, al punto que se anuncia que a diferencia de lo que nos dijeron, habrá menos recursos en valor absoluto para la ciencia en el próximo año, lo que llevará a recortar programas “poco importantes” para el actual Gobierno como formar doctorandos, preparar a los futuros jóvenes investigadores o apoyar proyectos de investigación. Mejor dicho como el cangrejo un paso adelante y 10 para atrás. Volveremos a la prehistoria del desarrollo científico.
En esas condiciones la locomotora de la innovación será peor que un tren a vapor y dudo mucho que avancemos en algo durante los próximos años en la senda de darle valor agregado a nuestros bienes y servicios. Me pregunto yo la coherencia entre firmar un TLC con EE.UU. y promover una veintena de otros acuerdos, y hacerlo sin promover la innovación y el desarrollo empresarial.
Y para colmo de males, la nueva reforma de las regalías tampoco va a dar los frutos esperados. Esos recursos no se asignarán con criterio científico sino con politiquería regional. Ya no construiremos “elefantes blancos de infraestructura”, sino “elefantes clientelistas remedos de proyectos científicos” que en nada mejorarán a las regiones.
Lo que ha dicho el exdirector de Colciencias a su salida es gravísimo pero, como es un problema de ciencia, a nadie le interesa.
La locomotora de la innovación en Colombia cree, a diferencia de la de Corea del Sur o Singapur, que ella es más rápida invirtiendo menos en ciencia, tecnología e innovación o politizando la ciencia. ¡Pueda ser que funcione esta nueva hipótesis colombiana! Los que dudamos que funcione nos quedaremos esperando, una vez mas.