JOSÉ SAÚL TRUJILLO | El Nuevo Siglo
Lunes, 23 de Diciembre de 2013

El país no debe olvidar su historia

Desde la finalización del Frente Nacional, en Colombia hemos tenido 9 expresidentes, diez contando el período de reelección del expresidente Álvaro Uribe Vélez. De los diez expresidentes sólo dos candidatos han sido elegidos por el Partido Conservador Colombiano: el expresidente Belisario Betancur y el expresidente Andrés Pastrana Arango. En los dos períodos respectivos, la política de la paz y la renovación han sido las banderas de los respectivos candidatos y las mismas que defiende el Partido Conservador Colombiano desde sus inicios. Sorprende hoy, a raíz de la publicación del libro del expresidente Andrés Pastrana, que nuestra historia reciente, que ha sido muy turbulenta, se esté quedando en el olvido y sea recordada solo en episodios como los que actualmente sacuden el país.

El narcotraficante Hernando Gómez Bustamante fue condenado en una corte de Nueva York en los Estados Unidos, a 30 años de prisión por delitos de narcotráfico, actualmente se le sigue un proceso paralelo en Washington por delitos concernientes al narcotráfico y afines y en Colombia, país de origen del narcotraficante, cuenta con once sentencias inhibitorias en su favor. La relación de este tema con el de los expresidentes es que a raíz de estos testimonios que rinde el narcotraficante y de las confesiones hechas en el libro del expresidente Andrés Pastrana, la política nacional se ha visto inmersa en una sombra de corrupción y escándalos sin precedentes en la historia del país a partir de la terminación del Frente Nacional. Desde los escándalos que rodearon el mandato del expresidente Cesar Gaviria sobre la existencias de los “narco casetes” que involucraban dineros de los grandes carteles de la mafia vigentes en aquel entonces, como lo eran el cartel de Cali y el del Norte del Valle, así como los escándalos suscitados en el período del expresidente Ernesto Samper por la participación de los dineros del narcotráfico en su campaña presidencial y el homicidio de Álvaro Gómez Hurtado y muchos otros personajes ilustres y ciudadanos, en esos períodos de arremetida del narcotráfico, hemos visto cómo la política nacional, la Justicia y el poder Legislativo se desmoronan con el paso del tiempo. Las corrientes renovadoras no llegan, la política de la paz que es una política de Estado y no de partido, se posterga y las investigaciones por los crímenes ocurridos en los anteriores gobiernos no concluyen y no se produce sentencia para los verdaderos culpables.

En 30 años de política nacional, desde el inicio del gobierno del expresidente Betancur, hasta nuestros días, se han llevado a cabo dos negociaciones de paz que han culminado con la entrega de armas, firma de acuerdos y reinserción, la del denominado grupo M-19 y la negoción con los grupos paramilitares realizada durante el gobierno del expresidente Uribe. En los demás gobiernos, a excepción del de Andrés Pastrana y la instalación de la mesa de dialogo de este gobierno no se ha realizado un trabajo serio y próspero por la paz. En la administración del expresidente Samper, quien recibió de su predecesor Gaviria la carga de la mal planeada apertura económica aunado a la necesidad de defensa por permanecer en el poder, el tema de la paz se minimizó y los escándalos por corrupción se multiplicaron. El país no debe olvidar su historia y mucho menos los últimos 40 años próximos a cumplirse desde el final del Frente Nacional. Se debe hacer un análisis partidista sopesando las anteriores administraciones.