JUAN ÁLVARO CASTELLANOS | El Nuevo Siglo
Jueves, 5 de Julio de 2012

¡Que sea ya!

 

El ojo crítico de la prensa podrá irritar más a los legisladores en el Congreso, pero lo cierto es que están en la cuerda floja de la credibilidad, frente a propuestas y decisiones, en turno para debate, sobre materias vitales para la sociedad. 

Nueva estructura general en salud, educación y tributación, reclama  ajustes con equilibrio, durante la próxima legislatura.

Con el mal sabor que dejó el episodio de la Reforma a la Justicia y, en medio de un aire enrarecido por la desconfianza, deberá evaluarse hasta dónde son válidas las reformas, y en su lugar, ir a cambios directos, con la autorización de decretos al Gobierno para aplicarlos.

Ojalá esté a salvo la economía, en momentos en que son buenos los indicadores en inversión, libre comercio y alianzas empresariales. Eso sostiene los síntomas de mejoría en generación de empleo. 

Portugal anunció inversiones en Colombia, cercanas a US$ 1.000 millones. Siguió Corea del Sur, con la firma del TLC. Anunció el establecimiento de una importadora de alimentos en la región occidental. Y remató Chile, interesada en hacer una planta frutícola en la zona central.

El crecimiento de la economía al 4.7, por ciento, destacado en todas las publicaciones internacionales, es considerado entre los más altos del mundo.           

The Economist, en cuatro ocasiones, se refirió a Colombia, durante el primer semestre; destacó inversión en petróleo, minería, finanzas, telecomunicaciones, hotelería y turismo.

Empresarios nacionales y extranjeros que se han preparado hace dos años, para  medírsele a las concesiones de infraestructura en el país, sostienen que esta es la hora para hacerlo sin divagaciones.

Las normas que rigen esta modalidad para contratar grandes obras públicas, son universales y, por eso, han ganado terreno para ejecutar proyectos de alcance internacional.

Compañías  de representación en Colombia de constructores de Estados Unidos, Francia, Alemania, Japón, China y Brasil entre otros, recuerdan que la concesión para trenes, metros, autopistas y puertos, se impuso en el mundo.  

Ecuador comienza a construir Metro en Quito; y en Lima, avanza una segunda línea, con un consorcio de  empresas de varias naciones.

La experiencia en Colombia exige primero que todo, asegurar limpieza, claridad y calidad en la negociación; si es el caso, recurrir a veeduría internacional, para no repetir otros episodios amargos, por culpa de la irresponsabilidad compartida, entre sector privado y Gobierno, como sucedió con la autopista Bogotá-Girardot.

La corrupción no puede convertirse en el muro que impide el desarrollo del país. El Gobierno acaba de afirmar que está próximo a emprender, por fin, las obras de infraestructura vial por concesión. Si está pensando en grande, como  dice, ¡que sea ya!