JUAN DIEGO BECERRA | El Nuevo Siglo
Domingo, 19 de Enero de 2014

Protagonistas de novela

“Lo que ocurre en Bogotá, al estilo de un reality”

Gustavo, te amenazo por convivencia. No me gusta tu ideología, no me gusta tu desempeño como alcalde. Te habría amenazado por talento pero de repente no logramos los votos suficientes, así que prefiero eliminarte directamente.

-          Alejando, no te portes así conmigo. No lo voy a permitir. Te aseguro que este Palacio (Liévano) será mi casa hasta que acabe mi periodo y después seré Presidente. Y después el mundo será mío.

-          Gustavo, esta es una medida de acuerdo a las reglas del reality tal y como yo las entiendo. No pretendas pasártelas por la faja.

-          ¡No! He dicho que no y punto. No voy a salir de este programa aun cuando me hayan advertido sobre lo que estaba haciendo. No voy a permitir que un fanático como tú termine quitándome mis 15 minutos de fama. Voy a hablar con mis amigos de la CIDH y no te sorprendas si de repente aparecen algunas tutelas que puedan hacer que te quedes con los crespos hechos.

-          ¡Pero Gustavo, por Dios! En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Tienes que entender que yo soy el representante de Dios en esta tierra profana. Has pecado como un izquierdoso de los setentas. Primero deberías haber planificado lo que querías hacer, ¿acaso no te preguntaste qué podría pasar con la ciudad?

-          ¿Cuál ciudad Alejandro? Esto es un pueblo que debería acomodarse a mis designios y caprichos. Además ellos se contentan con decir que soy honesto y listo. No se necesita mucho de administración ni de planificación que al fin de cuentas son inventos de la derecha.

-          Haber Gustavo, calmémonos. Hagámoslo por el apoyo que históricamente nos hemos brindado los dos. Tú sabes que yo soy enviado de Dios en la tierra y que este show me sirve tanto como a ti para aparecer en todos los periódicos y noticieros. Es tanto mi poder que te resucité políticamente y logré que el pueblo que habías olvidado volviese a escuchar tus discursos.

-          Pero me dolió Alejandro. Es que no hay nada peor para mí que alguien que me diga que estoy equivocado. Nada.

-          Lo sé. Yo sé que por eso no escuchaste a nadie cuando todo el mundo te advirtió lo de las basuras, pero en el fondo sabes que nada va a pasar, ¿cierto?

-          Lo sé, alejo. Dejemos entonces que ellos sigan peleando. Nosotros no podemos dejar de ser amigos. Nos necesitamos.

@juandbecerra