JUAN DIEGO BECERRA | El Nuevo Siglo
Domingo, 8 de Julio de 2012

Soluciones en medio de la crisis

 

Aún es sorprendente que en nuestro país no aprovechemos las grandes virtudes de nuestra gente para hacer que la economía crezca a ritmos exorbitantes. De repente se nos olvidó que no sólo tenemos que exportar café, o productos industriales, o servicios tradicionales. Algunos colombianos nos han mostrado que hay opciones diferentes, que pueden dejarnos mejores réditos, que pueden diferenciarnos en el mundo.

Hoy sólo quisiera centrarme en tres de ellos, que esta semana han estado en boca de todos: la organización de fiestas de matrimonio, la creación de Registradurías y servicios electorales y la formación de Movimientos Políticos del puro centro democrático.

Podemos organizar fiestas de matrimonio, que cercanas al millón de dólares garantizan la presencia de la farándula nacional, orquestas de talla internacional y espectáculos que incluyen a la fuerza pública. Hermosos discursos donde se promete amistad para siempre y uno que otro vicio que a nadie importará. Una isla privada, yates por doquier, hermosas modelos. El servicio se ofrece principalmente a personas que quieren huir de la Justicia, por aquello de adrenalina pura.

El negocio de las Registradurías es aún más interesante. Montar una entidad electoral completa por apenas unos cientos de millones de pesos, con conexiones en todo el territorio y la más avanzada tecnología, es una oferta que algunos dictadores o políticos latinoamericanos no pueden desechar. Sería un negocio perfecto para nuestro vecino comandante, para el Presidente americano, para las nuevas elecciones que vendrán en territorio paraguayo. Además nos permitiría acercarnos a los pueblos, conocerlos, ya que el nuestro definitivamente no es importante.

Y hablar de los nuevos movimientos políticos es incluso más sencillo que hablar de la política del amor en el continente latinoamericano. Con un par de millones en subsidios y un discurso xenófobo e intransigente es sencillo hablar del puro centro democrático, alejado de izquierdas o derechas, donde lo único que importa es una falacia de seguridad, un círculo de amigos que se cubren entre ellos y algunas migajas para repartir entre los que depositan sus votos en ellos. Un negocio redondo que incluye control de recursos del Estado y cambios constitucionales para hacerse eterno en el poder, al mejor estilo de nuestro vecino comandante, pero sin la boina roja.

Ese es nuestro futuro. Es perfecto para evitar el coletazo de la crisis europea y una ocupación perfecta para nuestro Congreso. Permite que nuestros representantes y senadores no se desgasten leyendo documentos sin sentido con total tranquilidad. ¿Acaso no es lo mejor que podemos desear?

@juandbecerra