El domingo el pueblo atravesará el Rubicon y, en adelante, al igual que la historia refiere la dominación de Roma, “Anerriphthô Kubos”, es decir, empezará el juego. Como sucedió el 12 de enero del año 49 a.C., cuando Julio César impuso su voluntad por encima de todo.
El voto en blanco será vencido por el fanatismo visceral de un pueblo animado por el odio y el deseo de venganza. Los duqueadictos, aliados del Chalán del Ubérrimo y los petrofilos, acérrimos enemigos del capataz, tomarán una decisión emocional, alejada del análisis razonable del futuro del país. Esa ha sido una tradición política. La controversia entre Mosquera y Obando no fue afanada por principios sino por discordias familiares; igual se puede decir sucedió entre Gaitán y Turbay; Ospina y Gómez y entre Santos y Uribe. Pero el pueblo raso no distingue las opciones prácticas y sanas que se plantean con el ejercicio del poder del Estado. ¡Que ignorancia!
Lamentablemente el sistema constitucional colombiano no cuenta con la posibilidad de censurar la ilegitimidad del Jefe del Gobierno. Por ejemplo: en España el presidente Rajoy fue expulsado y en el Perú Pedro Pablo Kuczynski renunció antes de sufrir la destitución. La cuestión gira en torno al control del Congreso sobre el Gobierno, medio propio del régimen parlamentario inglés y que aquí no se ha ejercido, pues la democracia colombiana ha sido siempre un disfraz a la “dinastía”, dizque de estirpe clasista. El nieto de Lleras insistió y fracasó en su derecho. La tragedia de Armero nunca se juzgó y el hijo del señor Duque Escobar hereda sus “méritos”. Los mecanismos de participación democrática no operan. Para la muestra un botón: la burla a la petición de revocatoria del mandato al hijo de Enrique Peñalosa Camargo: el destructor de la reforma agraria durante el mandato de Carlos Lleras. Antiguamente la Cámara se elegía por dos años y su renovación surtía un equilibrio de poderes. Hoy no existe medio popular válido y eficiente.
El hecho de que muchos hayan adherido al voto en blanco es un paso importante hacia el futuro. Sea quien sea el próximo narciso elegido, ese grupo disidente tendrá, eventualmente, conciencia política para defender iniciativas, a fin de hacer una oposición racional e impedir que el poder se valga de la razón de la fuerza y no de la fuerza de la razón, violenta costumbre corrupta del país. Entre otras para impedir, que si se convoca una Asamblea Constituyente, se elijan subordinados del Chalán y aprueben su apetecida y alienada reelección para satisfacer sus odios. La renovación de los representantes inocentes del pueblo y de los gobernantes es una necesidad inaplazable, si se quiere que el país progrese en todos los sentidos de la satisfacción de las necesidades de la comunidad. ¡Piénselo bien para que después no se queje! Usted es responsable de las próximas generaciones, de su voto depende la suerte de sus hijos y sus nietos.