TAN fuera de lugar como “no ha lugar” es la propuesta que nuevas elecciones en Venezuela planteada por los presidentes de Brasil y Colombia, Luis Inácio Lula da Silva y Gustavo Petro, respectivamente, para solucionar la crisis poselectoral en ese país, desatada por la espuria reelección de Nicolás Maduro.
Los dos mandatarios izquierdistas latinoamericanos (autodefinidos como progresistas), que tras el denunciado fraude electoral por la oposición venezolana que ha recibido el apoyo del mundo democrático, lideran gestiones diplomáticas para hallar una salida a la actual situación en dicho país, inesperadamente plantearon la más inviable de todas: convocar a otra cita en las urnas.
La sugerencia es inconveniente, irrespetuosa e ilógica, porque de suyo implica una jugada a favor de la dictadura que encabezada por Maduro tiene cooptadas todas las instituciones y, prueba de ello que a 20 días de verificada la presidencial y de la proclamación de su triunfo por parte del Consejo Nacional Electoral(CNE), se desconocen las actas de los escrutinios que ahora están en poder del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), que tampoco las ha publicado como lo exige la oposición, Estados Unidos, la Unión Europea y la mayoría de países de América Latina.
El triunvirato de ‘mediadores’ lo completa el mexicano Andrés Manuel López Obrador, quien a comienzos de semana suspendió el diálogo con sus homólogos aclarando dos hechos: que está a la espera del pronunciamiento del TSJ y que solucionar la crisis “corresponde a los venezolanos”.
Como se sabe, la oposición liderada por María Corina Machado publicó en un sitio web de la campaña copias de más del 80% de las actas escrutadas, que asegura prueban la victoria de su candidato Edmundo González Urrutia con el 67% de los votos. De allí, que la misma noche del 28 de julio lo presentara a Venezuela y al mundo como presidente electo, calidad que ha sido reconocida por varios países, entre ellos Estados Unidos.
Ni el CNE ni el Tribunal Supremo de Justicia, a donde un envalentonado Maduro acudió a presentar un recurso de amparo a su cuarto triunfo en línea mediante manipulación de resultados, han mostrado el detalle del escrutinio que dio como ganador a éste con el 52% de los votos, argumentando inicialmente que la autoridad electoral fue blando de un “ataque ciberterrorista”, que días después fue desmentido por el Centro Carter, que fungió como observador en dichos comicios.
Tras el portazo que días atrás dio Maduro a un posible diálogo con la dupla Machado-González, que a propósito le planteó una negociación con garantías, incentivos y salvaguardas para que dejara el poder y facilitara el camino hacia una transición democrática ordenada y estable, Lula y Petro presentaron este jueves la sugerencia arriba mencionada que como señalamos está fuera de lugar y, que en términos jurídicos sería no ha lugar.
La posición de Lula, que desde comienzos de semana sonaba en los bastidores del poder en Brasilia, la oficializó el mandatario al señalar este jueves en una entrevista que Maduro "podría intentar hacer un llamado al pueblo de Venezuela, tal vez incluso convocar un programa electoral, establecer criterios para la participación de todos los candidatos (...) y dejar que observadores de todo el mundo vayan a ver las elecciones".
Agregó que Nicolás Maduro -cuyo triunfo no ha reconocido- "debe una explicación a todo el mundo".
En la misma línea, se pronunció su homólogo colombiano, Gustavo Petro, al pedir "nuevas elecciones libres" y con "garantías totales a la acción política" e inclusive fue más allá solicitando el "levantamiento de todas las sanciones" económicas de Estados Unidos contra Venezuela.
En un hilo de X, Petro propuso así un “gobierno de cohabitación transitorio” y evocó la experiencia de Colombia con el Frente Nacional, el acuerdo político del bipartidismo (liberales y conservadores) que en los años 60’s permitió poner fin al mandato del general Gustavo Rojas Pinilla y reorganizar el país tras años de violencia y retaliaciones.
Dicho pacto político tuvo como característica la alternancia del poder durante cuatro períodos constitucionales del gobierno de transición. Para Petro, ese modelo utilizado de manera transitoria "puede ayudar a la solución definitiva", si bien depende de Maduro un acuerdo político hacia la paz.
"Un acuerdo político interno de Venezuela es el mejor camino de paz. Depende sólo de los venezolanos", aseguró en uno de los mensajes Petro, quién también dejó claro que, por parte de Colombia, "las fronteras seguirán abiertas para mejorar la prosperidad común" de ambos pueblos.
En los continuos mensajes por la red social, el mandatario colombiano abogó también por una “amnistía nacional e internacional", "garantías totales a la acción política" y un "gobierno de cohabitación transitorio" hasta que se convoquen "nuevas elecciones libres".
Rectificación a Biden
En medio del revuelo que causó esta inesperada propuesta, a kilómetros de distancia el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, tuvo una grave equivocación que, de inmediato, fue rectificada por la Casa Blanca.
Biden fue preguntado si estaba de acuerdo con la celebración de nuevas elecciones en Venezuela y aparentemente sin entender la pregunta -según explicaron dos funcionarios de su administración- respondió "Sí, lo estoy".
"El presidente se refería a lo absurdo de que (el presidente Nicolás) Maduro y sus representantes no hayan sido honestos sobre las elecciones del 28 de julio", dijo un portavoz de la Casa Blanca, añadiendo que era "absolutamente claro" que la oposición venezolana había ganado.
Minutos después, Sean Savett, portavoz del Consejo de Seguridad Nacional aclaró que el Presidente se refería a que las autoridades venezolanas deben aclarar los resultados.
"Está más que claro que Edmundo González Urrutia obtuvo la mayoría de los votos. Hacemos un llamamiento a que se respete la voluntad del pueblo y a que se inicien los debates sobre una transición que vuelva a las normas democráticas", señaló el portavoz, Sean Savett, en la red social X.
Estados Unidos ha exigido con anterioridad a las autoridades electorales venezolanas que publiquen las actas electorales, ya que, según Washington, los resultados anunciados por el CNE "no reflejan la voluntad del pueblo venezolano expresada en las urnas" y “pide de nuevo que se respeten dicha voluntad y se inicien conversaciones sobre una transición de vuelta a las normas democráticas”.
"Una falta de respeto”
Los líderes opositores, Edmundo González y María Corina Machado rechazaron la propuesta de Lula y Petro señalando que “plantear desconocer lo ocurrido el 28 de julio para mí es una falta de respeto a los venezolanos que lo han dado todo (...) la soberanía popular se respeta".
"Las elecciones presidenciales en Venezuela se realizaron el pasado 28 de julio y las ganó abrumadoramente Edmundo González Urrutia", reaccionó en X este candidato y virtual presidente electo.
Machado remarcó que las elecciones ya "tuvieron lugar". "La sociedad venezolana se expresó en condiciones muy adversas donde hubo fraude y aun así logramos ganar".
Entre tanto, Maduro, reaccionó guardando distancia. Sin mencionar directamente la sugerencia de sus homólogos, insistió en que "Venezuela tiene soberanía" y "es un país independiente".
"Yo no practico la diplomacia de micrófono, no lo practico jamás", señaló el mandatario al equipo de prensa oficial. Si no, uno entonces se convierte en consejero de los demás países".
"Nunca voy a decir 'Colombia, su gobierno debe hacer esto' y sacar en mis redes sociales un consejo, no. Cada presidente sabe, cada Estado, cada país sabe qué debe hacer con sus asuntos internos", remarcó el mandatario venezolano.
Sobre la rectificación al mandatario norteamericano dijo que “Estados Unidos ha dejado atónito al mundo porque desmienten al presidente", opinó Maduro. "El presidente Biden declaró de manera intervencionista, sobre los asuntos internos de Venezuela (...) él da una opinión y a la media hora lo desmienten los voceros del Departamento de Estado".
"Yo rechazo, plena y absolutamente, que el gobierno de Estados Unidos pretenda convertirse en la autoridad electoral de Venezuela", remarcó.
Maduro y su entorno mantienen sus ‘frentes de batalla’ para seguir atornillados en el poder. Con una represión violenta, que ha dejado 25 muertos y más de 2.400 detenidos (entre ellos varios menores de edad) profundiza su clima de miedo, mientras que en el Parlamento -también bajo su control- impulsa una abultada agenda que tiene como único fin acallar a las voces disidentes.
Así ya fue aprobada la ley de fiscalización de oenegés, cuyos voceros aseguran “profundizará la persecución" a los críticos del gobierno. Ahora, estas Organizaciones No Gubernamentales deben inscribirse a inscribirse en un registro que será manejado por el Ministerio de Interior y hacer una "relación de donaciones" para su funcionamiento, en la que deben precisar si los fondos vienen de fuentes nacionales o extranjeras.
Es "un golpe que busca finalmente controlar hasta el más mínimo ámbito de la vida de las personas y el país (...), amenazando con disoluciones y multas millonarias a las ONG que ya estamos consolidadas y cumplimos decenas de leyes e impuestos", criticó en un comunicado la organización de derechos humanos Provea.
Este sábado volverá el pulso callejero, ya que a la convocatoria para una marcha nacional e internacional que hizo Machado, la dictadura respondió con una igual. Con el paso de los días, la situación venezolana se torna más tensa e incierta. La comunidad internacional sigue ahí, atenta y pasiva. /Redacción internacional con AFP