Mario González Vargas | El Nuevo Siglo
Domingo, 3 de Julio de 2016
Inmunidad e impunidad
 
LA nueva investigación de la Procuraduría a Gustavo Petro por haber adoptado el POT de la capital de manera abiertamente ilegal, revivió la insólita pretensión de muchos dirigentes de la izquierda colombiana de hallarse revestidos de inmunidad frente a investigaciones judiciales y disciplinarias que los afecten. Así lo han considerado en el pasado reciente Piedad Córdoba, Iván Cepeda, Jorge Robledo y muchas otras figuras menores, cuando se vieron llamados a  explicar conductas y actuaciones presuntamente violatorias de normas penales, fiscales o disciplinarias. 
 
Pero Gustavo Petro es el campeón de esta nueva hazaña. Privado hoy de la posibilidad de convocar movilizaciones de simpatizantes a cargo del erario distrital, o de sufragar costosa y abusiva tutelatón, seguro del silencio e inacción de las acobardadas autoridades judiciales, echa mano de supuesta persecución política, fingiendo desconocer las reiteradas sentencias judiciales y disciplinarias que han censurado el procedimiento por el cual hoy es llamado a responder. 
 
Se quiere entronizar en la vida nacional una inmunidad sin causa legítima ni sustento legal, que aseguraría impunidad por el hecho de profesar determinada ideología y militar en partidos y movimientos que la promueven. Tan descabellada postura no despertaría inquietudes, sino fuera por el eco ya encontrado en jueces y magistrados que contaminan sus fallos con sus sesgos ideológicos, y porque ella parece inspirar la versión interesada en asimilar la justicia transicional a un ordenamiento jurídico en el que no tienen cabida penas, sino benévolas sanciones, supuestamente reparadoras, para los autores de delitos de lesa humanidad o graves crímenes de guerra. 
 
Se ahonda la crisis de la justicia que además verá amenazados todos sus organismos por un Tribunal omnipotente y perenne que podrá borrar de un tajo todas las providencias judiciales y disciplinarias proferidas por conductas realizadas en el marco del conflicto armado, para dar paso a una impunidad general que siempre ha sido el germen de nuevos y violentos conflictos. La Corte Suprema de Justicia pidió explicaciones al Gobierno que consideró suficiente respuesta invitarla al convite por medio de su eventual participación en la escogencia de algunos de los miembros del nuevo Leviatán.  
 
Hay una nueva justicia en ciernes que encuentra en la crisis que actualmente padece la nuestra, los mejores augurios de un alumbramiento que se pretende redentor. Y a ella se suman todos los que se desvelan por lo supuestamente nuevo, así no se alcance lo justo, aún los magistrados presentes y futuros que también serán inmunes a cualquier investigación. Con razón HRW habla de la piñata de impunidad.