MARTA LUCÍA RAMÍREZ | El Nuevo Siglo
Martes, 9 de Julio de 2013

Industria y balanza comercial

 

La economía colombiana ha mantenido el ritmo de crecimiento, no obstante para el 2012 se percibió una desaceleración respecto al 2011. Dicho comportamiento se explica por el debilitamiento de la producción industrial, agropecuaria y construcción.

Recientemente el DANE publicó el crecimiento del PIB en el primer trimestre de 2013, el cual creció al 2,8% con respecto al mismo período de 2012, mucho menor al del año pasado. De nuevo el deterioro se explica por la fuerte caída de la producción industrial (-4,1%), que continúa sin levantar cabeza pues como lo hemos venido señalando en los últimos tres años, las señales gubernamentales para el desarrollo manufacturero han sido adversas, desde el momento en que se excluyó a la industria de las locomotoras del Plan de Desarrollo del gobierno Santos, subestimando su potencial en la generación de valor agregado y de empleos en la economía colombiana.

Lamentablemente el desempeño deficiente de la industria no es un fenómeno estacional, ni tampoco obedece a la simple caída transitoria de la demanda interna e internacional, ni a la tasa de cambio, sino es estructural y resulta de todos esos factores y de la desindustrialización que vive Colombia. Lo más preocupante es que no hay señales de revertir dicha tendencia con la coyuntura internacional. El crecimiento que previsiblemente continuará en las importaciones de manufacturas provenientes de EE.UU., la Unión Europea y Asia seguirá evidenciándose en el deterioro de la balanza comercial.

La lentitud en la recuperación de las economías desarrolladas con las que tenemos TLC hace prever que desarrollarán una estrategia mas activa de exportaciones hacia América Latina y preferiblemente a Colombia que ha abierto indiscriminadamente su mercado, en los acuerdos negociados.

La desaceleración de la mayoría de ramas de la industria manufacturera  por el debilitamiento de la demanda interna y por factores de oferta que ocasionaron retrocesos de subsectores que registran más de un trimestre de crecimiento negativo, ocasionan que 61% de las ramas industriales tenga crecimiento negativo continuo en dos trimestres y el 44% en tres  trimestres. Curtiembres; zapatos; aceites y grasas; hilatura, tejeduría, acabados textiles; maquinaria; madera; corcho, cestería; productos químicos; papel, cartón; caucho; plástico; autopartes; carne y pescado procesados; metalmecánica y siderúrgica son algunas de ellas. 

La empresas que responden la Encuesta de Opinión Industrial Conjunta  afirman que la industria en abril toco fondo, registrando caídas en producción, ventas, menor uso de la capacidad instalada y un clima de negocios deteriorado. Como mencioné a comienzos de 2013 tendremos de nuevo un año difícil para las manufacturas con el reto de afrontar la caída adicional de los precios internacionales de los commodities y la dificultad de incrementar las exportaciones no tradicionales, que en lo corrido de 2013 han caído -0,5% en toneladas métricas.

El aumento del 27,5% de las importaciones provenientes de EE.UU. en lo corrido del año generará un impacto mayor sobre la demanda de manufacturas nacionales, por lo cual la industria nacional debe desplegar estrategias urgentes para innovar y ser más competitiva  en medio de una avalancha de productos importados. El Gobierno, aunque no le guste,  deberá aprestarse a imponer remedios comerciales cuando resulten necesarios, tal como lo vienen haciendo Brasil, México y EE.UU.

Es urgente una política industrial de nueva generación activa y competitiva . El crecimiento de las manufacturas en 2013 estará situado entre un 1% - 1.8 % ya que el PIPE no es la política industrial requerida, sino un paliativo para la enfermedad que no ataca su origen.

Colombia está en mora de adoptar una verdadera política de compras estatales, hacer desarrollo de proveedores nacionales, generar cadenas productivas con innovación aguas arriba y aguas abajo de la producción minero-energética. A lo único que le apuesto por ahora es a la ANI y la locomotora de la infraestructura, que puede impulsar varias ramas del sector fabril.