“Si Maduro se atreve a torcer los resultados, eso va a tener consecuencias” | El Nuevo Siglo
En 2013 la diferencia a favor de Capriles fueron 100.000 votos. Hoy es de 80-20 a favor de Edmundo. /Foto El Nuevo Siglo
Martes, 23 de Julio de 2024
Pablo Uribe Ruan*

Las elecciones de este 28 de julio pueden ser el comienzo de una eventual transición a la democracia en Venezuela, hoy gobernada por un régimen cívico-militar encabezado por Nicolás Maduro. En el exilio desde hace 5 años en Madrid, España, Leopoldo López recibe a EL NUEVO SIGLO en las oficinas del “World Libery Congress”, la ONG que lidera para promocionar la democracia y unir esfuerzos de líderes y activistas de países gobernados por dictaduras.

López, quien fue encarcelado por el régimen desde febrero de 2014 hasta 2019, y hoy representa una de las principales voces de la oposición desde el exilio, explica las razones por las que se puede pensar que una posible transición está cerca. Advierte, con detenimiento, que la crisis humanitaria y política ha tocado fondo, que las elecciones del domingo podrían ser el fin de un ciclo y que Maduro está cada vez más desgastado.

EL NUEVO SIGLO:- Este proceso electoral, liderado por María Corina Machado y Edmundo González, es  inédito y distinto ¿En qué se diferencia a los de 2013 y 2015, cuando la oposición también se veía fuerte y unida?

LEOPOLDO LÓPEZ: Mira, te diría que esto es parte de un proceso y que no se puede separar una cosa de la otra. Pero es un proceso de un país que llegó al precipicio y ha venido cayendo al vacío durante muchos años. Todo comenzó con la destrucción de la democracia, iniciando Chávez con su Constituyente, que pasó desde el cambio en nombre del país hasta el cambio de la estructura institucional.

Las personas que estaban allí empezaron a vulnerar los derechos. Eso dio pie a la destrucción de la economía con los controles y su estatización, que pudo ser maquillada durante muchos años por el alto precio del petróleo y la corrupción venía por dentro.

En el caso de la democracia, la economía llevó a una emergencia humanitaria compleja. Es decir, al colapso de todo: del sistema de sanidad, agua, electricidad, vacunación, transporte, gasolina y de poder adquisitivo. Todo eso colapsa y el nombre técnico que le ponen a eso es una “emergencia humanitaria compleja”, que es lo que causa el éxodo masivo venezolano.  

Teniendo eso como telón de fondo de un país, ha habido un proceso político en el que hemos estado en la lucha en distintos tableros, siempre con la misma meta de lograr unas elecciones libres. Pero para llegar allí hemos protestado una y miles de veces, hemos entrado a negociaciones de todo tipo, con todo tipo de mediadores, hemos hecho huelgas de hambre, hemos recorrido el camino electoral, hemos tenido la presión internacional. Y hemos sido exitosos. Acá llegamos con un país que quiere cambio.

Me preguntas si esto es distinto al 2013. La respuesta es sí, el país está mucho más deteriorado y la gente tiene más claro quién es el culpable. El 2013 venía después un año en el que el PIB de Venezuela fueron 400 billones de dólares y el gasto público para el contexto electoral fue alrededor del 10%, casi 40 billones de dólares. Hoy la economía de Venezuela está un poco por encima de los 60 billones de dólares.

Si en el 2013 la diferencia a favor de Capriles fueron 100.000 votos, que después Maduro los roba y se impone, hoy la diferencia, en ese país que ya tiene años en una tragedia humanitaria, con un culpable que es Nicolás Maduro, es de 80-20. Pero la clave para entender en dónde estamos hoy es saber de dónde venimos como país. Estoy muy optimista por varias razones. La primera de ellas es por esta brecha gigantesca entre los que quieren cambiar y los que quieren continuidad; entre los que quieren democracia y los que quieren autocracia.

Lo segundo, es que contra todo pronóstico de quienes miran el caso Venezuela superficialmente; analistas, periodistas, diplomáticos y quienes lo miran desde afuera y que pensaban que era imposible unificar los sectores democráticos, aquí estamos todos los que queremos cambio, acá estamos con Edmundo González.

Lo tercero es que Maduro luce muy desgastado, débil, incoherente, mentiroso. Tiene que llenar manifestaciones con photoshop. Hace una apología a su fuerza bruta con los militares y la policía para imponer miedo, así como recurre a la práctica de represión, persecución y encarcelamiento en esta última semana, lo que no hace sino reavivar la llamarada de la esperanza.

¿Riesgo de fraude?

ENS:- El régimen se ve mucho más debilitado y pareciera no tener la misma capacidad de cometer fraude…

LL:- Se habla de muchas cosas sobre el proceso electoral, pero no solo sobre eso sino es todo lo que antecede a la votación: desde quienes pueden votar y quienes pueden ser elegidos. Allí hay una primera gigantesca manipulación. Maduro habilitó a sus candidatos, inhabilita a los adversarios y ha mantenido al margen de votar a millones de personas, ya que a los más de 8 millones que estamos afuera se nos negó el derecho a sufragar.

El sistema electoral es electrónico. Los sectores democráticos hemos sido rigurosos en entender este proceso, en hacerlo en unidad, en complementar a quienes tiene más fuerza regional que otros para desplegar a decenas de miles de personas en cada puesto de votación.

La dictadura ha demostrado que manipula las elecciones, que cambia los resultados como lo hicieron en 2017 con la Constituyente. De hecho, la empresa que llevaba el sistema electoral dijo públicamente que habían inflado casi 2 millones de votos. Lo hicieron ahora con el referéndum del Esequibo. Pero no es tan fácil hacerlo cuando tú tienes presencia en cada centro de votación y esa es la apuesta que nosotros estamos haciendo.

ENS:- ¿Los comanditos son la estructura de base para monitorear los votos en cada puesto de votación? ¿Cómo explicar ese proceso de monitoreo?

L.L:-  Es sencillo. En Venezuela hay más 15.000 centros de votación, hay unos grandes que tendrán entre 152 y 200 mesas. También hay unos que tienen una mesa; hay unos centros urbanos, otros centros rurales. Son más de 15.000 centros, unos que tradicionalmente han votado por el oficialismo, otros por la oposición.

La manera como hemos organizado esta campaña, que realmente viene también de hacerlo muchas veces antes, es tener presencia en cada centro de votación.  Entonces, es donde ha habido un gran esfuerzo, todo con una articulación central, si se quiere, para garantizar que tengamos no solamente la presencia de personas que vayan a estar allí, sino testigos que estén acreditados. A la fecha se tiene acreditados a más del 80% de éstos (18 de julio).

No hay observación internacional rigurosa. Hay observadores imparciales, por decirlo de alguna manera, de la ONU, del Centro Carter, pero no tienen la rigurosidad de una observación electoral como la hubiese hecho la Unión Europea y la OEA, a las que Maduro impidió participar. Por lo tanto, la observación es muy limitada.

Dilema de militares

ENS:- ¿Los militares qué rol están jugando? ¿Están divididos ante este proceso electoral?

L.L.: Hablar de militares siempre es una especulación como muchas otras. Es una institución gigantesca, estamos hablando de decenas de miles de personas, con una estructura interna que, a lo largo de los años, comenzando con Chávez, bajo la asesoría de Castro, se fue fracturando para defenderse, no de algún tipo de amenaza externa, sino de una amenaza interna para evitar que haya cohesión dentro de las Fuerzas Armadas.

A eso se le añade la complejidad de los grupos policiales, que también tienen sus niveles de autonomía. A eso súmele una segunda y tercera capa de complejidad, que son los grupos no-estatales, que van desde las Frac y El, hasta los colectivos y el ‘Tren de Aragua’.

Ahora ¿Cómo está esa estructura hoy, que es a donde va la pregunta? No soy militar pero viví en una cárcel militar. Los custodios y presos eran militares de todos los componentes (Armada, Guardia Nacional, Aviación) y puedo decir que los soldados de la Fuerza Armada son venezolanos. Parece obvio, pero a lo que voy es que son venezolanos que padecen, que viven la tragedia, igual que el resto de los ciudadanos. Hay una cúpula muy corrupta al tope, que está vinculada con las distintas líneas de negocio, particularmente, de negocio opaco, como la extracción del oro, el tráfico de la cocaína, el contrabando, la extracción y comercio del petróleo. En todas esas áreas, en todos esos ámbitos, hay estructura de la Fuerza Armada que se beneficia y que tiene ingresos muy significativos. El primero de ellos es la situación del país. Aquí todo el mundo está viendo lo mismo, es la realidad inocultable. Es decir, la realidad es que el país se está cayendo a pedazos y hay una desigualdad gigantesca, en donde los que tienen dólares viven en Dubái y los que no lo tienen, que son el 95% de Venezuela, viven en Haití.

Lo segundo, que es muy, muy relevante, es que a diferencia de lo que ocurrió en el 2014, en el 2017, incluso en el 2019, donde había un manto de impunidad de anonimato para los militares que ejecutaban las órdenes de represión, ya eso no es tan así. Y no lo es tan porque en el año 2015 se comenzó un proceso de denunciar a Maduro ante la Corte Penal Internacional (CPI). De hecho, Colombia, el presidente Iván Duque fue importante en ese sentido de haber llevado a Maduro como Estado a la CPI, que es un requisito, y actualmente hay una investigación formal.

Hay 8.600 casos puntuales, con nombres, circunstancias, fechas, que fueron presentados ante la CPI. Hay estudios similares en la ONU, tanto en el informe de la Comisión como en de la Comisión de Determinación de Hechos. Entonces, ese manto de anonimato e impunidad, ya no está.  Ese es un escenario probable en donde Edmundo González gane la elección.

Si Maduro se atreve a torcer los resultados, eso va a tener consecuencias. No tengo ninguna duda, incluso hasta espontáneamente una reacción por parte de los venezolanos. Y allí la fuerza pública se verá en el dilema: si deciden tomar el fusil para reprimir a los venezolanos y dejar un dictador que es ineficiente, corrupto, que hoy no tiene empatía con los venezolanos, que da pena ajena (ves a Maduro en campaña y da pena ese show de que sale a bailar, sale más incoherente, más gordo, con menos gente), o se ponen del lado de la gente.

Y esto ha pasado antes en muchos países. Pasó en Venezuela el 23 de enero del año 1958; pasó en Chile, pasó en Sudáfrica, pasó en distintos países, pasó en Nicaragua, en donde en momentos críticos ese pilar de apoyo y de sostén que tiene la dictadura, que es la fuerza pública, da un paso al costado. Creo que Maduro va a tener un grupo que va a pretender acompañarlo al suicidio, pero también creo que la mayoría –e incluso una parte significativa de las Fuerzas Armadas- va a tomar la decisión de ponerse en el lado de la gente. Incluso sus familias y vecinos van a votar por Edmundo González.

La transición

ENS:- Hace unos años se especula que hubo conversaciones entre un sector de la oposición y (Vladimir) Padrino -ministro de Defensa- sobre una eventual transición ¿Él sería la puerta de entrada para ese eventual camino?

L.L.:- Puede ser él o cualquiera que asuma en el momento que corresponda, pero el momento no es hoy. Es a partir del 28 de julio en la noche. Insisto, no es que se pongan del lado de la oposición, es que se pongan del lado de la gente, de la voluntad del pueblo, de la expresión masiva que habrá ese día. Creo que eso puede ocurrir, sin duda alguna, y espero que ocurra. El escenario ideal, al que estamos apostando, es que la gente salga a votar masivamente; que a las 11:00 de la noche ya estemos escuchando unos resultados que reflejen lo que pasó ese día; que Maduro asuma y que comience una transición, que se va a dar en dos etapas.

La primera sería del 29 de julio al 10 de enero, que es cuando se hace la toma de posesión y, la segunda, del 10 de enero en adelante. Esa primera etapa no tiene forma -ni la va a tener- porque desconocemos cómo reaccionará esa cúpula de poder este 28 de julio. Pero la apuesta por el país es que eso sea una transición del reconocimiento de legitimidad de lo que dijo la gente, que lleve a una reconfiguración de fuerzas a lo interno. Mucho se ha especulado con que Maduro controlará el Tribunal, Asamblea y todas estas instituciones. Ciertamente, hoy en día hay un control recio sobre estas instituciones

Pero todo eso va a cambiar a partir del 29. Todo eso va a cambiar porque ahí tendrán que tomar decisiones los fiscales y los miembros de la Asamblea de Maduro. Todos serán interpelados por ese momento histórico.

ENS: En Chile, Pinochet tenía sectores blandos dentro de su régimen, que fueron los que le abrieron la posibilidad de celebrar un plebiscito. ¿Hay sectores blandos dentro del chavismo?

L.L: Desde lo que he visto, vivido y conversado, hay muchos militares, policías y gente dentro de la estructura de poder que han estado dispuestos a dar el paso. Esta circunstancia es ideal para una transición estable porque viene acompañada de un proceso electoral.  Es la gente la que dará legitimidad indiscutiblemente. Esto va mucho más allá de quienes estén a la cabeza de la de la candidatura, porque lo de lo que realmente se trata es de la legitimidad de la gente.

ENS:- ¿Por qué Maduro está hablando de guerra civil y de un “baño de sangre” si no gana este domingo?

L.L:-  Creo que Maduro está desvariando y quiere meter miedo. Si aquí ha habido violencia, que eso está total y absolutamente documentado, es por parte de Maduro. Quien ha salido a matar han sido sus esbirros, ejecutando sus órdenes. Mataron a más de 300 jóvenes en el 2014 y una cifra similar en 2017. Les disparaban en el pecho, en la nuca, en la frente. Miles de jóvenes han sido torturados.

La Corte Penal Internacional y diversas organizaciones de Derechos Humanos lo tienen documentado. Maduro está apelando al miedo para elegirse y lograr una estabilidad dentro de un país que él espera sea temeroso y se arrodille ante el ante un conflicto que solo él puede plantear ahora.

También creo que hace este llamado a la violencia porque sabe que si se roba la elección habrá una reacción de la gente. Y, es normal que esto sea así. Imagínese si a Mandela le hubiesen robado la elección en el año 94, los Afrikans. Imagínese qué hubiera pasado.

Acá estamos hablando de proporciones parecidas, 80- 20. Póngale lo que están diciendo las encuestas que han salido recientemente: 65% de Edmundo González y menos de 25 puntos para Maduro. Es una diferencia muy grande.

ENS

ENS:- ¿Cómo se vería Usted ante una eventual transición?

L.L:- Lo primero, como uno de los millones de venezolanos que está viendo esta oportunidad con un gigantesco optimismo y la oportunidad de regresar a Venezuela, con mis hijos, con mi familia y reencontrarme con mi familia grande, con la que he luchado durante todos estos años. Voy a recorrer Venezuela, a encontrarme directamente con nuestros caminos, olores, sabores, gente. Y poder contribuir, en la forma que se decida, sobre cómo reconstruir el país. Eso va a ser sumamente emocionante. Aquí hay espacio para todo el mundo. O sea, imagínese lo que significa reconstruir un país. Estoy muy emocionado por la conducción política que se ha tenido que seguir en estos momentos. Me siento plenamente identificado con la candidatura de Edmundo González. Desde la unidad de la Plataforma Unitaria nos tocará a todos a contribuir de la manera que nos toque.

Relación con María Corina

ENS:- ¿Cuál ha sido su relación política con María Corina?

LL:-  María Corina, desde hace muchos años, ha sido la persona con la que ha habido más afinidad tanto en el diagnóstico del problema como en la visión hacia adelante. Juntos convocamos la protesta en el 2014, por la que me llevaron a la cárcel, y convocamos desde el comando de campaña, que era su oficina. La rueda de prensa del 23 de enero la dimos juntos y desde la quinta vertical del comando. Meses antes habíamos estado juntos en el Esequibo.

Hemos estado en la calle innumerables oportunidades. Hemos tenido un diagnóstico compartido de que el problema era la dictadura, cuando otros hablaban de mal gobierno. Y esa afinidad de visión, pues nos ha llevado a estar muy juntos. Cuando estuve preso, ella estuvo siempre acompañando a Lilian, mi esposa.

Me he identificado plenamente con ella, con su liderazgo y también con Edmundo. Creo que la de Edmundo es una candidatura a la se llega por el camino accidentado, el de los obstáculos que pone Maduro en el camino. Pero, casi por providencia, llega a una persona que tiene las características de librito. Una persona que viene del mundo de diplomático, que tiene amplísimas credenciales unitarias y una persona que ha trabajado por la unidad desde la contribución y no del protagonismo. Que creo que no representa una amenaza en el sentido de que la transición sea una distinta a un proyecto colectivo.

Entonces, bueno, tanto las circunstancias construidas como las circunstancias que sobrevinieron nos trajeron a este momento, en donde todo, de alguna manera, está encajando.

ENS: ¿Qué te dicen estos nombres o apellidos Betancourt, Villalba y Caldera?

LL.:- Son un testimonio de lo que ha sido la política republicana en Venezuela, de lo que somos como República, de lo que ha significado la cárcel, el exilio y la política. Los tres estuvieron en la cárcel y en el exilio, pero también marcaron la política y sembraron las bases de un proceso democrático (el Punto – Fijo).

ENS: ¿Con cuál se identifica más?

LL: Sin duda, con Rómulo Betancur, quien transitó por el desierto del exilio, el desierto de la cárcel. Porque montó un movimiento político con unas ideas claras, que marcaron una pauta de una Venezuela democrática con avances significativos para la población. Fue una figura que supo apartarse, a diferencia de Caldera, por ejemplo, que se mantuvo obsesionado con el poder, y que luego de su primera presidencia se obsesionó con la segunda, que fue desastrosa, y que fue lo que le da la entrada triunfal a Chávez en el 99.