MÓNICA JARA | El Nuevo Siglo
Viernes, 13 de Julio de 2012

Colombia hace tiempo tocó fondo…

 

Francamente el proyecto de la supuesta reforma a la Justicia que pretendía imponernos el Congreso de la República refleja una de las mayores muestras de deshonestidad y falta de ética de algunos padres de la patria. Han sido elegidos ellos con los votos de los colombianos, pero hoy cínicamente promulgan leyes para su propio beneficio e interés.

Más allá de los micos y orangutanes que nos han metido y de los acuerdos políticos que puedan existir debajo de la mesa, se debe examinar y remitir a casi el 95 por ciento de los congresistas a expertos profesionales de la salud física, mental y espiritual porque a este mal se le puede llamar el cáncer de la política. Por sus venas ya no corre sangre pura, sino que su mente y corazón han sido contaminados e invadidos por uno de los peores males que puede aquejar al ser humano: la mentira y la deshonestidad.

Definitivamente hay que exorcizar el Congreso de la República de Colombia, cuando no se tiene respeto y temor a un ser superior que nos ve y al que no se le pueden ocultar nuestras acciones podemos decir que el ser humano ha tocado fondo.

Pareciera absurdo en esta época donde se ofrecen múltiples y diversas tendencias al hombre de hoy tanto en la vida material como espiritual; sugerirles a los honorables padres de la patria que públicamente reconozcan sus culpas y se arrepientan… Sí, señores, también allá en la intimidad hay que confesar los pecados. No hace falta que llegue la Semana Santa para hacerlo. Cuando el hombre no tiene vergüenza, ni temor de Dios como respeto por sus conciudadanos, perdió su norte y la misión que debe cumplir en la vida. Ustedes hombres y mujeres en el libre albedrío que tenemos los seres humanos optaron por una vida pública y política, para servir y no para ser servidos. Qué denigrante y triste describen quienes conocen y saben sobre los dolores del alma, no poder disfrutar de una limpia conciencia y paz interior, porque cuando ellas no están inmersas en nuestra vida se hace muy difícil llegar a decir: la meta está cumplida, estoy satisfecho y libre de toda culpa.

Los políticos de este país tan inequitativo son privilegiados, cuentan con salarios muy dignos, pero al parecer ni su posición, como las prebendas laborales les son suficientes.

Por qué en Colombia, un país tan lleno de riquezas materiales e intelectuales, hay tantos colombianos que han caído tan bajo. Si no fuera por la valiente labor de muchos medios de comunicación y unos pocos sectores de la sociedad los colombianos tendríamos que tragar entero.

Es bueno hacer catarsis, pero también reflexión. Este acto como lección debe también enterrar ese conformismo y adormecimiento que suele ser un fenómeno muy típico que cunde la mente de muchos colombianos, para que a futuro no regalemos nuestro voto a la hora de elegir. Debemos aprender a ser selectivos en las contiendas democráticas. También veedores de cada uno de los actos y proyectos legislativos y de las políticas públicas propuestas por el Gobierno nacional.

Y a los representantes a la Cámara, a los senadores de la República, jueces, magistrados y demás funcionarios públicos que no han obrado a la luz de la ética pública, no les queda otro camino que pedir perdón a quienes los eligieron y corregir definitivamente su conducta. Finalmente librarse del mea culpa.