ORLANDO CANO VALLEJO | El Nuevo Siglo
Martes, 3 de Julio de 2012

Café, 85 años

 

Son 85 años de civilización cafetera colombiana donde hombres y mujeres del gremio han convivido con los dos rostros de la aventura: caída de precios y algunas bonanzas o épocas de vacas gordas.

La institucionalidad cafetera ha sido ejemplo de concertación, desarrollo y equidad para no menos de 500 mil familias que dependen su sustento del café.

Durante la vigencia del acuerdo internacional cafetero que rigió hasta julio 5 de 1989 cuando fracasó en Londres la negociación de un nuevo pacto de cuotas y franja de precios entre 25 países consumidores y 50 productores, la Federación Nacional de Cafeteros ha sido aliada del desarrollo social y económico del país.

La Federación, desde que tengo memoria como reportero de asuntos cafeteros en La República, Caracol Radio, y ahora Agenda Económica y El Nuevo Siglo, ha sido mano amiga de caficultores, pase lo que pase en el mercado mundial del grano.

Los gerentes con los que tuve algún tipo de cercanía han tenido visión de estadistas y manejo de zares. Don Arturo Gómez Jaramillo, visionario y ejecutor, modernizó la caficultura y se asomó a los valores agregados de la industria para ser competitivos en las exportaciones cuando estuvo en rigor la conferencia internacional de la OIC en Londres.

Jorge Cárdenas Gutiérrez sucedió a don Arturo e inició la ruta de un nuevo progreso para productores del ramo. Solidificó el ya creado Fondo Nacional del Café, fortaleció la operación internacional de la Federación y nutrió de recursos los Comités Departamentales en procura de un manejo sostenible, rentable y productivo del negocio cafetero.

Gabriel Silva Luján, reemplaza a Cárdenas y se convierte en gerente moderno, sagaz, visionario y comprometido con el bienestar de productores, teniendo además una relación amistosa con exportadores particulares afiliados en Asoexport. Le imprimió un nuevo estilo a la caficultura que permitió fortalecer la institucionalidad y hacer viable un gremio que pasó las verdes y maduras por los efectos de la revaluación y la escasez mundial del grano.

Luis Genaro Muñoz pasó de la gerencia administrativa a la gerencia general con sobrados méritos, conocimiento, experiencia y buenas relaciones con propios y extraños. Miró al cafetal, al hombre y mujer campesinos, y les dio una nueva esperanza en medo de la horrible noche de la caída en la producción por culpa del invierno. Dinamizó la renovación de cultivos por siembra, reforzó los cafés especiales, apalancó financieramente el Fondo Nacional del Café, sabe lidiar los clamores de los productores, ha redimensionado las tiendas Juan Valdez y ha mantenido la calidad y cumplimiento del café de Colombia en principales destinos del mundo.

Han sido 85 años de tintos dulces y amargos para el caficultor colombiano. De no ser por su Federación, a los cafeteros no les quedaría ni pasilla.