RAFAEL DE BRIGARD, PBRO. | El Nuevo Siglo
Domingo, 27 de Octubre de 2013

El Papa encuentra la Iglesia

 

Después  de haber conquistado a muchas personas con su estilo y sus palabras, el Papa regresa a su escritorio para encontrarse con la Iglesia universal del diario vivir. Seguramente se admirará con informaciones sobre el amplio y benéfico quehacer de los discípulos de Cristo a lo largo y ancho del mundo.  Se sorprenderá de tanto bien hecho que poco se conoce y poco se exalta. Y ha de encontrarse con aquella parte de la Iglesia, tanto de sus ministros como de sus laicos, que no logra dar el punto esperado por Dios y que en ocasiones no solo comete errores, sino que se empecina en ellos sin corregirlos.

Ya, por lo que cuentan las agencias informativas, se ha encontrado con el obispo principesco que gasta a manos llenas. Se ha topado también con un armazón cortesano en los usos de la Santa Sede y que parece estar desmontando en sus rutinas diarias. Habrá visto los miles de folios en los que se narra el fracaso y la ruptura de muchísimos matrimonios católicos, sin que en realidad de verdad haya una solución a la vista. Han empezado a asomar la cabeza unos sectores de ultraconservadores que quizás no vean papas válidos después de Pio Nono. Ya le habrán llegado noticias e informes de la abundancia de bienes que posee la Iglesia sin uso actual en muchos lugares y que requieren ser puestos al servicio de los fieles o salir de ellos de alguna manera pensando en beneficiar a los pobres. En fin, el Romano Pontífice debe temblar un poco todas las mañanas al sentarse frente a su escritorio pues allí está la Iglesia del diario vivir, tal como ella es.

Afrontar todos estos temas y otros seguramente igual de complejos o más, pondrá a prueba la verdadera materia de la cual está hecho Francisco, obispo de Roma. Ninguno es fácil y ni siquiera por la sola voluntad del Santo Padre se resolverán todos. Habrá resistencias. Habrá quienes defiendan su posición cómoda en cualquier sentido. Habrá, ya los hay, correos difamatorios. Pero también se le unirá muchísima gente que en realidad quiere a la Iglesia de corazón. Como quiera que sea, topar con la Iglesia, al decir del Quijote, incluso para el Papa es cosa seria y que requerirá maña y mucho tino. Vienen tiempos interesantes para Francisco y para quienes ven en la Iglesia sobre todo la obra de Dios.