“Muchos enfermos interesados en alimentar el odio”
“La primera de todas las fuerzas que dirigen el mundo es la mentira… La mentira simple, voluntaria, conscientemente empleada como medio de acción, es una práctica corriente en la esfera política, ya emane de los Estados, de los partidos, de los sindicatos, de las administraciones públicas o de otros centros de poder… ¿Por qué? La primera de todas las fuerzas es la opinión pública, dijo Simón Bolívar. Esa es la razón por la cual los que temen que la opinión pública esté demasiado bien informada, están interesados en actuar de manera que la primera de todas las fuerzas que pesen sobre ella sea la mentira”. (Conocimiento inútil. Jean-François Revel. Premio Chateaubriand 1988).
Este profundo y veraz pensamiento, emitido cuando aún no había la multiplicidad de redes antisociales que ahora invaden la opinión pública, revela la realidad que vive Colombia, producto de groseros y anónimos mensajes que se divulgan malintencionadamente para poner en tela de juicio hechos que de una u otra manera apuntan a cambiar la corrupta tradición política.
Por eso no es extraño que haya voceros de esa falacia que, sin reato ni argumentos válidos y convincentes, se pronuncian atacando a la Comisión de la Verdad, pues es obvio que a esa clandestina y privilegiada clase detentadora del poder, históricamente, le preocupa y repugna que haya alguien que esté decidido, a cualquier precio, a trasmitirle al pueblo la verdad de lo que desde la fundación de la República ha sucedido. Esa verdad, probablemente, contribuirá a que se cumpla la sentencia que proclama: “La verdad os hará libres”. Predicado al que se añadió: “Sé que sois descendientes de… pero procuráis matarme, porque mi palabra no halla cabida en vosotros”. (Evangelio Según San Juan).
Esa excepción, a que alude el evangelio transcrito, podría referirse en la actualidad a aquellos adeptos y adictos a la violencia, que siguen y obedecen a enfermos mentales que, a pesar de que ostentan una condición y creencia cristianas, más parecen militar en un “Ku klux Klan”. Esos que organizaron los grupos paramilitares y patrocinaron los ‘falsos positivos’. Líderes que suelen ser consultados como sus ‘apóstoles’, y entre los cuales se destacan algunos militares en retiro que se oponen, furibundos, a toda estrategia que tienda a la solución pacífica del conflicto que ha provocado la guerra entre colombianos. Esta afirmación tiene respaldo en uno de los casos: el oficial retirado de la Policía, Josué Martínez Loaiza, capturado en Bolivia, a raíz de los mensajes que por las redes antisociales envió promoviendo el asesinato del presidente Santos. Y hay muchos más enfermos alienados interesados en alimentar el odio.
El remedio a este peligroso desequilibrio político solo se obtiene si al pueblo se le enseña a que no trague entero, que digiera la información para no intoxicarse del veneno odioso. También al exigirle a los comunicadores que tengan ética, antes que pasión y fanatismo por la adulación a sus jefes.