Hay niños que temen al Halloween | El Nuevo Siglo
Foto archivo AFP
Martes, 30 de Octubre de 2018

“Payasos, brujas, calabazas, disfraces, aunque para la mayoría de niños se traduce como diversión, para algunos niños representa un motivo de temor, de miedo y hasta de fobia” afirma el psicólogo clínico Javier Bohórquez.

Según el especialista, dos de los temores más extendidos de los niños son: la Samhainofobia, es decir el miedo irracional y atroz a la fiesta de Halloween y la coulorofobia o miedo a los payasos. Los niños que sufren de estos miedos no soportan la decoración, la música, los disfraces y los sustos o bromas que se realizan para estas fechas.

El psicólogo clínico Norberto Bohórquez Joya, director de la Fundanita explica que: “el miedo es la emoción más limitante que puede experimentar el ser humano pero nos protege cuando estamos en peligro físico; no obstante, puede limitarnos sino se trata adecuadamente”.

Para el doctor Bohórquez Joya, las pesadillas y miedos nocturnos son normales hasta que afectan las actividades lúdicas, académicas o cotidianas de los menores.

Detrás de las palabras de los niños siempre hay un contenido que no se debe ignorar. Hay miedos reales y miedos inventados, pero todos nos están hablando e informando algo sobre los niños. “Puede ser que los niños inventen miedos para ser oídos, porque se sienten inseguros, porque no son capaces de decir lo que sienten, porque necesitan afecto, o porque sufrieron un evento que no son capaces de contar a los padres y lo disfrazan de esta manera” afirma el experto.

Cuando sufrimos eventos impactantes emocionalmente durante la infancia, en el cerebro se guardan esos recuerdos y cuando en el presente la persona está expuesta a una situación similar a la del pasado, reacciona de forma sobredimensionada.

Para el especialista “el dialogo es el principal medio para resolver cualquier tipo de inquietud o angustia de los niños. Es indispensable encontrar la razón de la expresión de los miedos”. Un método muy útil para tratar estos temores es a través de la terapia clínica y la comprensión y apoyo de los padres.