Esperar que en los partidos amistosos del viernes próximo y del 26 de este mes la Selección Colombia juegue a algo distinto a lo que hizo durante siete años con José Pekerman, es utópico y habrá que esperar a marzo de 2019 cuando inicie la eliminatoria para el Mundial Catar en 2022.
Es cierto que Carlos Queiroz ya empezó a imprimirle su toque personal a la dirección de la tricolor, a revolucionar algunos aspectos y, aunque no parezca, son importantes, como por ejemplo la forma de dar a conocer la convocatoria.
Antes, un viernes a las siete, ocho o nueve de la noche se colgaba un comunicado en la web de la Federación Colombiana de Fútbol, con los nombres de los llamados para los amistosos o partidos oficiales y pare de contar.
Esta vez apareció el técnico portugués en un video, mencionando a cada uno de los 23 elementos que llamó para enfrentar a Japón y Corea del Sur. Y, además, dio una rueda de prensa en la que respondió inquietudes.
También empezó a revolucionar con su acercamiento a los jugadores. Se reunió con casi la totalidad de los citados y con algunos de los que están lesionados para conocer cómo han evolucionado en sus dolencias físicas.
Otro aspecto es que estuvo observando el trabajo de la Sub-20 que irá al Mundial de la categoría en Polonia.
Su revolución, sin embargo no incluyó grandes cambios en la nómina en relación con la que los colombianos estaban acostumbrados a ver en amistoso y partidos oficiales.
Quienes esperaban que con la salida de Pekerman se produjera un cambio extremo en la nómina tendrán que esperar porque Queiroz lo dijo y lo cumplió: trabajará sobre una base y en lugar de empezar desde cero buscará generar un proceso que dé garantías a largo plazo.
Para esta gira asiática no estarán Carlos Bacca, Johan Mojica (lesionado), José Izquierdo (no juega tras recuperarse de sus dolencias físicas), Cristian Zapata (en la enfermería del Milán), Carlos Sánchez y Juan Guillermo Cuadrado (también en vías de recuperación), pero lo dejó claro, no están descartados.
“Las puertas están abiertas para cualquiera que tenga el nivel suficiente para gozar de un puesto en las filas de la tricolor”, dijo Queiroz.
Una de las ventajas con las que cuenta el entrenador es que el promedio de edad de la selección es bueno. David Ospina y Radamel Falcao García son los únicos jugadores en esta primera lista que sobrepasan los 30 años, lo que evidencia que hay equipo para rato y se puede fomentar un trabajo a largo plazo que dé frutos positivos más adelante.
Es claro que el seleccionador nacional, aparte de querer construir sobre lo que ya hay, especialmente para afrontar una Copa América con altura y defender el prestigio del fútbol colombiano, no dudará en hacer cambios si las circunstancias así lo ameritan.
Forma parte de ese cambio que quiere introducir el ir, personalmente y no solo mandar a sus asistentes, a ver partidos. Estuvo en El Campín, fue a Múnich y seguramente continuará asistiendo cada fin de semana, mientras esté en el país, observando cotejos y viendo qué jugador puede encajar en lo que más adelante intentará darle a la Selección.
A la Colombia pos Pekerman, la de Arturo Reyes, se le vio más suelta pero jugando a lo mismo que hizo durante siete años. Seguramente el 22 y 26 de este mes también se observe a un equipo similar, aunque por las pinceladas que ha dado Queiroz es de esperar que algo cambie, que siga agregando toques de su revolución.
No se le puede exigir que llegue y de un solo tajo tire a la basura lo que le dejaron porque eso no sería nada inteligente, y si algo ha mostrado el portugués es que es inteligente.
Por ello hay que esperar que esta revolución, que por ahora es continuidad, empiece a verse. Es posible que en algo del funcionamiento del equipo en los amistosos se perciba, que en la Copa América se note más y que ya en el primer partido de las eliminatorias para el Mundial de Catar, la mano del estratega se vea en todo su esplendor.
Tiempo para trabajar es lo que tiene (no tanto para el torneo de Brasil que inicia a mediados de junio), pero sí para la clasificatoria para el Mundial, aunque si Gianni Infantino logra su cometido de que sea con 48 selecciones, por los lados de Suramérica no resultará tan existente como lo ha sido hasta ahora.