Quisiera ser considerado un escarabajo: Sevilla | El Nuevo Siglo
AFP
Martes, 19 de Noviembre de 2019
Alejandro Munévar

Óscar Sevilla llegó a nuestro país en 2009 cuando por invitación de Santiago Botero vino a correr la Vuelta a Colombia, y lo que parecía una competencia más le cambió la vida porque el español terminó quedándose, conoció a su esposa y empezó a reeditar su carrera, su futuro.

Sevilla siempre estuvo ligado a Colombia de una u otra manera. En su primera experiencia como ciclista profesional llegó al equipo Kelme, luego de haber puesto una pausa su carrera por prestar el servicio militar obligatorio en España.

En el Kelme coincidió con Santiago Botero, un tipo según Sevilla “fuera de serie” que quizá no ha sido tan valorado como debería. Al final Botero logró destacar en carreteras europeas en una época en donde los colombianos habían desaparecido del mapa ciclístico.

En ese equipo, que en algún momento estuvo lleno de colombianos, logró enamorarse de Colombia sin conocerla, solamente escuchando a sus compañeros hablar de la comida, de sus paisajes, por eso cuando coincidió con Botero y Víctor Hugo Peña en el equipo Rock Racing en 2008 y recibió la invitación de venir a La Vuelta a Colombia, no lo pensó dos veces.

El español llegaba al país con un INRI, el de la operación “Puerto”, en donde lo acusaban de hacer parte de una red de dopaje, si bien ante las autoridades españolas nunca fue encontrado culpable, el haber estado en esa lista truncó su carrera que iba en un ascenso meteórico y terminó relegándolo a equipos de segunda división, pero quizá el daño más grande que le hicieron fue haber manchado su nombre sin posibilidad de defenderse, porque nunca le permitieron salir a hablar, una pelea que aun hoy día está dando en los tribunales españoles.

Sevilla cambió su natal España por Colombia, lo dejó todo por amor, a un país que lo adoptó como propio y a su esposa con quien conformó una familia. De a poco, Sevilla no solamente se adaptó al país sino que se empezó a labrar un nombre de leyenda del ciclismo colombiano, porque siendo español es uno de los ciclistas con más títulos en competencias nacionales. Ganador de la Vuelta a Colombia en tres oportunidades, campeón del Clásico RCN, vueltas al Valle, entre muchos otros títulos.

El ahora pedalista colombo-español, recibió a EL NUEVO SIGLO en su casa en Bogotá para hablar del ciclismo colombiano, de su ilusión de seguir haciendo amigos montado en una bicicleta, de cómo con 43 años sigue emocionándose cuando abre la caja de los uniformes nuevos… un español muy colombiano.

Ivonne Agudelo, la esposa de Sevilla, abre la puerta de su casa en Bogotá. Óscar nos ve y lo primero que hace es ofrecer excusas por no haber podido atendernos en otro momento. Está comenzando a preparar su temporada y entre entrenamientos y controles no había tenido tiempo.

Sevilla es un tipo afable, sonriente, aun con 43 años conserva su cara de niño, algo que lo caracterizó desde los inicios de su carrera.

“El niño, sí, un poco más de arrugas, de marcas de la vida, pero creo que lo que la conserva es la ilusión, es la pasión por lo que hago, pero yo me siento igual, obviamente mi cédula va indicando que voy cumpliendo años y que va llegando mi época de retiro como ciclista profesional pero nunca como ciclista, pero creo que el estar aquí es porque la cabeza manda y hace lo que uno quiera y mi cabeza me ha demostrado que la tengo muy bien puesta, me ha hecho superar momentos muy difíciles en mi carrera, en mi vida y sigo acá. En cuanto al ciclismo me sigo cuidando igual que siempre, tengo ilusión como siempre, me cuido como siempre, es lo que me mantiene vivo, la ilusión por lo que hago”.

Si en algún momento alguien quisiera hacer un libro de la historia reciente del ciclismo colombiano tendría, sin lugar a dudas, que hablar con Óscar Sevilla, siendo español paradójicamente es de los pocos ciclistas en el mundo que ha coincidido con los grandes exponentes del deporte nacional de las últimas tres generaciones.

“Creo que ha sido suerte, a quien ama el ciclismo como lo amo yo y siento pasión como lo hago yo, el poder ver todas estas etapas, tantas generaciones del ciclismo colombianos, ver cómo ha cambiado el ciclismo, cómo ha evolucionado de ver figuras de antes y de ahora, del futuro, ha sido muy bueno, la verdad que me siento privilegiado de poder seguir montando en bicicleta e ir conociendo y haber conocido a las grandes figuras como Egan Bernal, Esteban Chaves, Fernando Gaviria, Miguel Ángel López, con los cuales competí también, no solamente los conozco, entreno con ellos, soy amigo de ellos y también tuve la suerte de competir con ellos y verlos como son como corredores, creo que tengo una etapa muy bonita en mi vida de la cual he aprendido mucho, desde Santiago Botero, Hernán Buenahora, ‘Chepe’ Casteblanco, Víctor Hugo Peña, Mauricio Soler, luego vi la época de Sergio Luis Henao, Carlos Betancourt, por supuesto Nairo Quintana, todas las grandes generaciones que pasaron, que pasan y he tenido la suerte de conocerlas, de estar cerca de ellos y vivir como la han vivido”, dijo.

Sevilla tiene las credenciales, la experiencia y hace un tiempo la nacionalidad para ser considerado un escarabajo más, al final, el ‘niño maravilla’ que hace 20 años deslumbraba en carreteras europeas, que alcanzó a quedarse con un subcampeonato de la Vuelta a España, dejó, quizá, por razones que solamente entiende el destino, las tierras del viejo continente para llegar a un lugar de donde salen los campeones, no a donde llegan. Sin embargo, él no se considera un escarabajo más, “la verdad es que a los escarabajos les tengo mucho respeto, me gustaría ser uno, pero creo son increíbles como suben, me hacen daño, me castigan, pero como amante del ciclismo los disfruto, en España yo era considerado un escalador, pero acá es imposible medirme con ellos”.

A pesar de su cara de niño que aún mantiene, los días sobre la bicicleta al menos como profesional para Sevilla cada vez son menos, si bien la cabeza es fuerte, el físico no es el mismo que hace 20 años, seguro que cuando acabe su carrera seguirá vinculado de alguna manera al ciclismo. “Mi idea es seguir corriendo un año más, seguir con ni equipo, el Team Medellín, dándole un empujón más, no solamente pensando en mí, también en mis compañeros, en el equipo, en el sponsor, aportar para hacer el equipo más grande y si se da conseguir triunfos, ya sea a nivel personal o de equipo, hoy en día no me mata por ganar, a veces prefiero que gane un compañero que ganar yo, pero sentirme válido, sentir que he sido yo el que les ha dado el toque final, la confianza, o les he mentalizado para que lo hagan. Voy a seguir disfrutando de la bicicleta, de los entrenamientos, de conocer nuevas generaciones, conocer los nuevos talentos, disfrutar de lo que hago”, sostuvo.

De querer Sevilla podría ser fácilmente un líder impoluto de cualquier equipo colombiano, que se sienta sobre su bicicleta a ver como sus compañeros trabajan para él, sin embargo, ha decidido dejar su mote de ídolo o de “capo” a un lado y trabajar hombro a hombro con sus compañeros, dando una muestra de humildad y humanidad, formando a los jóvenes, no solo como extraordinarios ciclistas, sino como buenas personas.