Los consumidores estadounidenses cerraron sus billeteras de forma imprevista en septiembre, lo que significó el quiebre de una racha de siete meses de crecimiento de sus gastos, según datos del gobierno norteamericano divulgados el miércoles.
El mes pasado los compradores gastaron menos en combustible, comestibles e insumos para edificios, compraron menos autos y realizaron menos compras en línea, según el Departamento de Comercio.
Esta caída de septiembre implica que el impulso del consumo perdió fuerza al final del tercer trimestre y podría convertirse en una preocupación para la mayor economía mundial.
El consumidor es prácticamente el único agente que sostiene la expansión de la economía estadounidense, en medio de un enlentecimiento global y una guerra comercial entre China y Estados Unidos que está afectando las exportaciones, la inversión y a los sectores manufacturero y agrícola.
Comparada con agosto, la venta minorista en septiembre cayó 0,3% hasta 525.600 millones de dólares, la primera baja desde febrero. Los analistas esperaban, por el contrario, un aumento de 0,3%, estimando que los consumidores comprarían más para adelantarse a nuevos aranceles sobre productos de origen chino.
En comparación con septiembre de 2018, las ventas aumentaron 4,1%.
La venta de autos y autopartes cayó 0,9%, mientras que la actividad de las gasolinerías bajó 0,7%.
Las manufacturas
De otro lado, los stocks manufactureros de Estados Unidos se mantuvieron estables en agosto cuando los analistas esperaban un incremento de 0,2%, dijo el departamento de Comercio.
En un año los inventarios, que se integran al cálculo del PIB, tuvieron un avance de 4,2%.
Estos resultados tuvieron impacto en los resultados de la Bolsa de Nueva York.
Wall Street subió animada por buenos resultados corporativos y los inversores pasaron por alto un informe del FMI que puso énfasis en los perjuicios mundiales de las guerras comerciales.
Las acciones de integrantes del Dow, como JPMorgan Chase, Johnson & Johnson y United Healthcare se dispararon luego que esas empresas anunciaron sus resultados del tercer trimestre.
Esos resultados pesaron más que el decepcionante desempeño del banco Goldman Sachs y llevaron a pensar que los inversores habían subestimado sus expectativas sobre la temporada de resultados corporativos.
"El alza se apoyó en las ganancias" de las empresas, dijo Peter Cardillo de la firma Spartan Capital Securities. "Si esto se mantiene, deberíamos llegar pronto a nuevos récords", añadió.
Las ganancias llegaron pese a un nuevo informe del FMI que redujo las expectativas de crecimiento económico para 2019 y 2020 y advirtió sobre lo "precario" de las perspectivas en caso de mantenerse las actuales disputas comerciales.
El banco JP Morgan subió 3% como premio a un aumento trimestral de ganancias de 8,4% respecto al tercer trimestre del año pasado y que superó lo esperado por los analistas.
Johnson & Johnson ganó 1,6% corregir al alza sus expectativas de ganancias anuales y aumentar en 22% sus utilidades trimestrales.
General Motors subió 2,1% ante señales de que estaría cerca un acuerdo que termine una huelga que lleva cinco semanas.
En el mercado de deuda, la tasa de los bonos estadounidenses a 10 años subía a 1,771%.
Otro hecho fundamental en la economía de EU, fue que líderes del sindicato de trabajadores de la industria del automóvil de Estados Unidos (UAW) anunciaron un acuerdo tentativo para terminar con la huelga en General Motors (GM) que lleva cinco semanas.
El consejo nacional de UAW se reunirá para analizar lo acordado y luego el texto deberá ser considerado por una asamblea de afiliados, dijo el sindicato en un comunicado.
La huelga se mantendrá hasta que el texto sea aprobado por el consejo. En la reunión del jueves se decidirá si se mantiene la medida hasta que se pronuncie la asamblea.
Unos 50.000 trabajadores de GM iniciaron el 16 de setiembre una huelga en Estados Unidos durante negociaciones sobre salarios, seguro de salud, empleados temporales y seguridad laboral.
Las tratativas se complicaron cuando GM clausuró cinco plantas de producción en América del Norte invocando razones de costos. El sindicato consideró que esos cierres violaron pactos previos.
Los trabajadores han presionado para que se cumplan promesas de seguridad laboral y que GM siga invirtiendo en fábricas de Estados Unidos que producen autos con motores de combustión en momentos en que el grupo planea centrar su estrategia en los vehículos eléctricos y tecnologías de conducción autónoma.