La ‘guerra’ energética | El Nuevo Siglo
Jueves, 2 de Junio de 2022

* Nuevas sanciones de UE a Rusia

* Colombia toma decisión correcta

 

Esta semana las autoridades de la Unión Europea, en lo que constituye la sexta ola de medidas sancionatorias contra Rusia por su agresiva invasión a Ucrania, adoptó la que ha sido quizás la más difícil de las sanciones: la prohibición de importar petróleo procedente de la potencia exsoviética.

Esta medida se aplicará gradualmente hasta entrar en plena vigencia en seis meses. No fue una decisión fácil pues debieron hacérsele concesiones a Hungría, que era reacia a que se le impusieran a Moscú sanciones en el área del petróleo puesto es un país muy dependiente de las importaciones rusas. Como se sabe, las decisiones de Bruselas tienen que ser tomadas por unanimidad y basta un voto negativo de alguno de los 27 miembros para bloquear cualquier política comunitaria.

Las nuevas sanciones implican que en un término de seis meses todas las importaciones de petróleo ruso y derivados que lleguen al espacio comunitario por terminales marítimos quedarán prohibidas. Hungría recibe su crudo por oleoductos, pero estos quedaron excluidos. Allí la excepción.

Como era de esperarse el precio internacional del petróleo reaccionó al alza. La cotización del barril de crudo Brent alcanzó los 117 dólares por barril. En esta guerra energética desatada tras la invasión a Ucrania es bueno mencionar también que los suministros de gas ruso a Polonia, Dinamarca, Países Bajos y Bulgaria ya habían sido suspendidos por Moscú ante la negativa de esos países a pagar en rubros.

La Unión Europea -además de las medidas adoptadas esta semana- se ha trazado un programa de más largo aliento por virtud del cual la dependencia de los suministros rusos irá disminuyendo fuertemente en los próximos años. Esto evidencia cómo las disponibilidades energéticas juegan un papel cada vez más preponderante en la geopolítica internacional.

La invasión a Ucrania ha tenido otras consecuencias inmediatas, la más importante fue la cancelación del proyecto del gasoducto ruso a Alemania, pasando por el mar Báltico. Países como Alemania, altamente dependiente de las reservas rusas, deben apresurar la consecución de otras fuentes energéticas. Francia, por el contrario, no tiene ese problema ya que amplió su capacidad de generación eléctrica mediante centrales nucleares. A su turno, naciones mediterráneas, como Italia y España, buscan afanosamente fortalecer contratos que les aseguren acceso al gas natural de países del norte del África, como Argelia y Libia.

Aparentemente todos estos acontecimientos de la política energética global serían ajenos a Colombia, pero no es así. La escalada de los precios tanto del petróleo como del gas natural tras la invasión rusa ha exigido un esfuerzo descomunal del Fondo de Estabilización de Combustibles, el mecanismo que se ha utilizado en nuestro país para aislar los precios domésticos de los internacionales.

Este fondo funciona como un mecanismo por el cual el gobierno central le reconoce una deuda a Ecopetrol por el hecho de que la estatal petrolera venda en el mercado doméstico gasolina y derivados a precios menores de los que podría obtener en los mercados internacionales. A la fecha el pasivo de la Nación a favor de Ecopetrol asciende a cerca de 15 billones de pesos y se estima que, de prolongarse el conflicto ucraniano y los altos precios de hidrocarburos, el subsidio a los combustibles -que finalmente se traduce en un pasivo fiscal- podría llegar a los 30 billones este año.

Es una suma de inmensa magnitud. Por eso hay que aplaudir la decisión anunciada en la asamblea general de Ecopetrol esta semana, según la cual se irán enjugando gradualmente por la Nación y a favor de la petrolera una parte considerable del pasivo acumulado en el fondo.

En un mundo globalizado e interconectado como el actual, es muy difícil que un fenómeno de tanta magnitud en el campo de los combustibles pase desapercibido. Su primer efecto es el alza drástica en los índices de inflación que, para la zona comunitaria, se acerca al 8% anualizado, cifra que no veía Europa desde hace muchos años. Y algo similar sucede en Estados Unidos y en casi todo el globo.

Colombia ha logrado contener el precio de los combustibles en los expendios locales sin que las cotizaciones internacionales se trasladen a los consumidores. Pero esta es una situación que, aunque entendible, no podrá sostenerse indefinidamente. De allí que el acuerdo entre Ecopetrol y el Gobierno para ir reduciendo gradualmente el déficit del Fondo de Estabilización debe saludarse como una medida en la dirección correcta.

El nuevo Ejecutivo tendrá que ocuparse con prioridad de las políticas energéticas y los precios de combustibles que regirán en los próximos años. Así la chispa del escalamiento de precios se explique por la invasión Rusia a Ucrania, nuestro país de ninguna manera es ajeno a esta inquietante evolución en la lucha geopolítica y geoenergética.