NULO manejo de la tecnología -al punto que no tiene celular-, que su nivel de vida es bastante modesto -el de un empleado de nivel medio- y que tanto los errores que ha cometido la Iglesia -desde ocultamiento a abusos hasta escándalos de corrupción- hicieron que esta institución perdiera credibilidad fueron las ‘confesiones’ que el papa Francisco a un variopinto grupo de jóvenes con los que protagoniza el documenta “Amen, Francisco responde”.
Sencillo, humilde, sorprendido, pero sobre todo con el don de la escucha que lo caracteriza, el Santo Padre oyó y respondió sin rehuir a las preguntas que diez jóvenes, católicos, ateos y musulmanes de 20 a 25 años le hicieron sobre temas que concentran sus mayores inquietudes, desde identidad de género, homosexualidad y feminismo hasta los abusos sexuales cometidos por algunos miembros del clero.
Ello se dio en el documental “Amén, Francisco responde” que coproducido por los españoles Jordi Évole y Màrius Sánchez, realizaron para la plataforma Disney+, con una decena de jóvenes que su característica rebeldía, irreverencia, informalidad y particular vestimenta ya que algunos lucían escotes, tatuajes o piercings, confrontaron al papa argentino, de 86 años, sobre temas considerados otrora ‘tabú’, en un ambiente distendido, poco habitual en el Vaticano.
"¿Conoce Tinder?" fue una de las primeras preguntas que escuchó Francisco, de Celia, a quien entre risas y algo de ‘pena’ admitió no sabía de qué trataba, para luego confesarle que ni siquiera usaba celular porque no lo necesitaba.
"Soy un poco anacrónico", admite. Y, en cuanto a su cuenta de Twitter con cerca de 54 millones de seguidores y otras redes sociales que llevan su nombre, confesó entre sonrisas que "son los secretarios que lo manejan".
El documental que comenzó a ser transmitido anoche empieza con imágenes inéditas de Francisco sentado ante su escritorio y en el refectorio de la residencia Santa Marta, donde vive en el Vaticano, tiene como objetivo según sus realizadores “acercar dos mundos que no suelen comunicarse y ver a una de las personas más influyentes del mundo dialogar con un grupo de jóvenes cuyo modo de vida choca a veces con los principios de la Iglesia".
En la cinta puede ver en toda su dimensión el aspecto humano del jefe de la Iglesia Católica, quien en algunos momentos se muestra sorprendido más no escandalizado por las preguntas de sus interlocutores, que no fueron planilladas, así como momentos llenos de humor y empatía, al punto que el Pontífice les confía algunos detalles de su vida personal.
“Los jóvenes tienen ese afán de conocerse y eso es muy bueno”, dijo Francisco al concluir la grabación en la que no hubo tema vedado, pregunta sin respuesta y hasta lamentación por falta de tiempo.
Uno a uno, los diez muchachos, la mayoría procedentes de América del Sur y que fueron seleccionados entre 150 jóvenes adultos fueron planteando sus inquietudes al Papa en un ámbito tan real como actual de la llamada generación Z.
Identidad de género y feminismo
Celia, su primera ‘interrogadora’ y quien se define como persona no binaria y católica, tras comentarle que muchas veces sufrió rechazo y discriminación por esa situación, le preguntó que pensaba de los miembros de la Iglesia "que promueven el odio y usan la Biblia para sustentar" este tipo de discursos.
"Son infiltrados que usan la Iglesia para sus pasiones personales. La Iglesia no debe juzgar a nadie, no debe perder su sentido universal que incluye a todos", fustigó el Papa, quien en algunos momentos se mostró perplejo y en otros divertido por las preguntas.
A renglón seguido les aclaró la posición sobre la apertura que se ha tenido frente a la orientación sexual y la identidad de género: "Toda persona es hijo de Dios. Dios no rechaza a nadie, Dios es padre. Yo no tengo derecho a echar a nadie de la Iglesia", enfatizó.
Otra de las participantes le consulta si cree que ser feminista es compatible con ser buena cristiana y el Papa dice que eso no es importante a la hora de ver a un fiel, ya que ser feminista lo considera un adjetivo y él ve a los sujetos no a sus particularidades.
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“El bautismo no se da a un adjetivo se da a una persona y yo creo en las personas”, sostiene.
Aborto y pornografía
"¿Es lícito alquilar a un sicario para que elimine una vida humana?". Con este interrogante el Santo Padre abordó el aborto, tema de gran preocupación de sus interlocutores, a quienes con una explicación más científica que espiritual les argumentó por qué no debía realizarse.
"El problema del aborto hay que verlo científicamente y con cierta frialdad…Cualquier libro de embriología nos enseña que, al mes de la concepción, ya está delineado el ADN y estás dibujados, entre comillas, todos los órganos. No es un montón de células que se juntaron, sino que es una vida humana sistemada. Entonces, la pregunta que hay que hacerse cuando se habla de la moralidad es si es lícito eliminar una vida humana para resolver un problema. O, si yo recurro a un médico, ¿es lícito alquilar a un sicario para que elimine una vida humana para resolver un problema?".
Y sostuvo que "a los curas siempre les digo que, cuando se acerca una persona en esa situación, con un cargo de conciencia porque es dura la huella que deja un aborto en la mujer, que por favor no pregunten mucho y sean misericordiosos…Uno por más pecador que sea, por más que lo deje todo el mundo, el Señor no lo deja nunca".
La pregunta realizada por una de sus connacionales, oriunda de Santiago del Estero, quien hizo explícita su molestia considerando que Iglesia cuestionaba a las que abortaban, generó el debate más amplio de la entrevista. Así, los asistentes manifiestan que el aborto se ha convertido en un problema de salud pública y que empeora con las trabas y la prohibición.
"Agradezco la sensibilidad. Se dan cuenta de que no es un problema matemático, es un problema humano", replica Francisco, al tiempo que insiste que "a una mujer que aborta hay que acompañarla, no hay que mandarla al infierno de golpe, pero conviene llamar a las cosas por su nombre. Una cosa es acompañar a la persona que hizo esto y otra cosa es justificar el acto".
Tras ello, el Papa fue sorprendido por la pregunta de la colombiana que vende contenido erótico para adultos como medio de trabajo, a través de una aplicación. Le responde que “la pornografía disminuye humanamente a las personas y no las deja crecer” y en cuanto al tema específico de la masturbación, sostiene que ello le resta valor al sexo que “tiene su dinámica y razón de ser. La expresión del amor es probablemente el punto central de la actividad sexual”,
Abusos a menores
Otro debate fue generado por la inquietud de Juan, víctima de un religioso, que pregunta sobre su caso que fue archivado por la Santa Sede.
"Me duele por lo que me decís vos una sentencia así fofa (liviana)", responde Francisco, precisando que espera un fallo en firme "para hacer revisar el caso" y recordando que “estos casos de abusos de menores no prescriben, en la Iglesia al menos…Y si llegara a ocurrir, yo levanto la prescripción automáticamente. No quiero que esto prescriba nunca".
Tras enfatizar que "el drama del abuso de menores es más escandaloso en la Iglesia porque, donde precisamente tienes que cuidar a la gente, la destruyes", admite que "puede ser que haya gente que esté jugando mal. La política es limpiar. Si sabemos que está jugando mal que venga la denuncia y limpiamos, pero tolerancia cero, esa es la política de la Iglesia".
En el diálogo, hay una postura unánime de los jóvenes y es que ninguno cree que se esté haciendo lo suficiente para terminar con los abusos en la iglesia. Francisco les explica que esa “cultura del abuso lamentablemente está por todos lados pero que, específicamente la Iglesia está tratando de que sus curas y sus monjas no abusen. Hay curas presos por todos lados" y, al mismo reconoce que “la tentación de la Iglesia siempre fue encubrir dichos abusos hasta que cayó en la cuenta”, hace algunos años.
Recuperar fieles y credibilidad
Luego de tener unas palabras sobre el problema de las migraciones, el que dijo “hay que tomarlo en serio”, Francisco abordó los recurrentes temas de alejamiento de fieles y pérdida de credibilidad de la Iglesia.
“La Iglesia se oxida y pierde credibilidad por qué le falta el coraje de salir a las periferias y eso hace que se pierda la noción de la realidad. Y no habla solo de pobreza sino de conocer otras realidades”, dijo el Papa quien por agregó que por ello la institución “siempre tiene que ser reformada porque, a medida que avanzan las culturas, las exigencias van cambiando…Pero ello debe empezar desde adentro”.
Finalmente recordó que “la coherencia es lo que más nos cuesta a los cristianos. Incluso en el Vaticano, a veces encuentro mundanidad espiritual en el Vaticano" y si bien admitió la riqueza de los estilos de vida que le describieron los jóvenes, les advirtió contra los excesos.
"Lo tratamos con menos reverencia de la que él está acostumbrado (...). Cuando nos juntamos con él utilizamos el sentido del humor, el sarcasmo, hablamos de temas mundanos, a veces de la Iglesia, del fútbol", explicó Màrius Sánchez, quien al igual que el resto del grupo se mostró satisfecho por esta experiencia informal, enriquecedora y de conocimiento de “Amén, Francisco”.