Himars, ¿misil contra diálogo entre Rusia y Ucrania? | El Nuevo Siglo
Jueves, 2 de Junio de 2022
Redacción internacional con AFP y Europa Press

Los sistemas norteamericanos de misiles avanzados que el presidente Joe Biden enviará a Ucrania para determinar un “cambio de juego” en la guerra entre Kiev y Moscú, ‘disparan’ el riesgo de un enfrentamiento entre Rusia y Estados Unidos al tiempo que entierran cualquier posibilidad de reanudar los diálogos de paz.

Así fue advertido por altos funcionarios del gobierno ruso tras el anuncio del mandatario norteamericano en el sentido de que entregará al gobierno de Volodomir Zelenski sistemas HIMARS (High Mobility Artillery Rocket System), unos lanzacohetes múltiples con un alcance
máximo de 80 km y que podrían ser utilizados para atacar su territorio.

Desde el comienzo de la invasión rusa a su vecino, Estados Unidos ha liderado la unidad occidental para condenar la misma, imponer sanciones y entregar ayuda tanto militar como financiera a Ucrania, pero cumpliendo la estricta política de no convertirse en país cobeligerante.

La Casa Blanca aduce que “no estamos dando al gobierno ucraniano medios para atacar fuera de sus fronteras” lo que de inmediato fue rebatido por el Kremlin que considera que al no haber garantías de ello se está pasando la ‘línea roja’, lo que eleva el riesgo de un conflicto entre esas potencias.

Así, tanto el portavoz de Putin como el vicecanciller elevaron ayer sus voces de condena y alerta temprano, coincidiendo en indicar que Estados Unidos “echa leña al fuego” en esta guerra “de forma deliberada” “Estados Unidos se ciñe al argumento de combatir a Rusia hasta el último ucraniano ", manifestó el portavoz presidencial Dimitri Peskov, al tiempo que aseguró que "estas entregas no ayudan a despertar entre las autoridades ucranianas el deseo de retomar las conversaciones de paz".

Advirtió que “no confía” en las palabras del presidente Zelenski sobre su compromiso de no utilizar este armamento contra territorio ruso y recordó que “para confiar hay que tener la experiencia previa de casos en los que se mantuvieron las promesas. Por desgracia, no hay experiencia alguna de este tipo" y evocó los Acuerdos de Minsk que no se cumplieron “y cayeron en el olvido a causa de Ucrania".

En la misma línea se pronunció el vicanciller, Seguéi Riabkov para quien “cualquier entrega de armas que continúe o que aumente refuerza el riesgo" de una deriva: enfrentamiento militar entre su país y Estados Unidos.

Vale recordar que algunas veces Kiev ha usado sus propios cohetes, drones y helicópteros para golpear objetivos de corto alcance cerca de las provincias rusas de Kursk y Belgorod, acciones que no fueron respaldadas por la Casa Blanca.

Argumentos de Biden

Horas antes de la confirmación de la Casa Blanca sobre este nuevo envío armamentístico, el presidente Biden escribió en 'The New York Times' que la entrega de estos misiles a Ucrania tiene como fin hacer frente a la invasión rusa y golpear "objetivos clave".

"Proporcionaremos a los ucranianos sistemas de cohetes y municiones más avanzadas que les permitirán golpear con mayor precisión objetivos clave en el campo de batalla en Ucrania", sostuvo en el artículo de opinión, en el que también explicó que Estados Unidos se ha movido "rápidamente para enviar a Ucrania una cantidad significativa de armamento y munición para que pueda luchar en el campo de batalla y estar en la posición más fuerte posible en la mesa de negociación".

Biden insistió que con el envío de estos misiles, Washington no está animando a Ucrania a atacar más allá de sus fronteras hacia Rusia.

"No buscamos una guerra entre la OTAN y Rusia. Por mucho que esté en desacuerdo con el presidente de Rusia, Vladimir Putin, y considere que sus acciones son un ultraje, Estados Unidos no tratará de provocar su destitución en Moscú", sostuvo.

El inquilino de la Casa Blanca reiteró que si bien la guerra sólo terminará a través de la diplomacia, "cada negociación refleja los hechos sobre el terreno".

"Mientras Estados Unidos o nuestros aliados no sean atacados, no nos involucraremos directamente en este conflicto, ni enviando tropas estadounidenses a luchar en Ucrania ni atacando a las fuerzas rusas", enfatizó el presidente estadounidense.


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“Garantías”

Tanto el gobierno norteamericano como el ucraniano expresaron que estos misiles avanzados no se utilizarán para atacar territorio ruso. De ocurrir, como lo teme el Kremlin, la guerra podría abrirse a nuevos actores.

"Es Rusia la que ataca a Ucrania, no al revés. Para ser claros, la mejor manera de evitar la escalada es que Rusia detenga la agresión y la guerra que ha lanzado", sostuvo el secretario de Estado Anthony Blinken, mientras que el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg
agregó que “los ucranianos nos han dado garantías de que no utilizarán estos sistemas contra objetivos en territorio ruso".

Y a esa duda se suma si estos Himars, que pueden hacer lanzamientos múltiples de misiles de precisión guiados, serán determinantes para que los ucranianos puedan cambiar el curso de la guerra, en donde hasta el momento las partes operan sistemas MLRS, de alcance mucho más limitado.

Expertos militares aseguran que ahora Ucrania tendrá la capacidad de atacar objetivos rusos detrás de las líneas enemigas y desde posiciones más lejanas y mejor protegidas de las propias armas de largo alcance rusas.

Los misiles guiados por GPS que dispara el Himars tienen un alcance que casi duplica el de los obuses M777, recientemente entregados a Ucrania. Esos casi 80 kilómetros de alcance libran al sistema de la artillería enemiga y ponen en la mira a las baterías rusas.

Estados Unidos no proveerá los sistemas ATACMS, cuyo rango de alcance llega a los 300 kilómetros.

La polémica sobre el impacto que tendrá este remasterizado sistema de lanzacohetes está abierta ya que algunos analistas señalan que producirá una reoxigenación a las fuerzas ucranianas que están sufriendo la feroz artillería rusa, otros creen que no habrá un giro repentino en el curso del conflicto, es decir, que no les permitirá recuperar el terreno perdido o frenar el avance de los invasores.

Sobre el terreno, Severodonetsk, clave en la región oriental del Donbás, estaba ayer a punto de caer ante las tropas de Rusia. "Ya controlan el 70%", aseguró Serguéi Gaidai, gobernador de la región de Lugansk, quien agregó que la ciudad está "destruida al 90%".

La región de Donetsk también está en la mira de los rusos. Al oeste de Severodonetsk, en Sloviansk, hay varios edificios destruidos tras un ataque a comienzos de semana en el que murieron tres personas y otras seis resultaron heridas. Ayer al menos una persona murió y
otras dos resultaron heridas en una localidad intermedia de estas ciudades.

Y un poco más al sur, los separatistas prorrusos afirman haber cortado una de las dos únicas carreteras que conducen a Avdiivka, situada cerca de la ciudad de Donetsk y que aún está controlada por Kiev.

Si Rusia y los separatistas logran hacerse con esta localidad sería una victoria simbólica para las tropas de Moscú y facilitaría la toma de Kramatorsk, ciudad estratégica del Donbás aún controlado por Kiev, que se sitúa unos 100 km más al norte.

Uno de los negociadores rusos sobre el conflicto en Ucrania, Leonid Slutski, dijo que los territorios ucranianos conquistados militarmente por Rusia podrían celebrar a partir de julio referéndums sobre una posible anexión.

Como se ve, mientras la guerra sigue su intenso curso y las negociaciones permanecen en el congelador, si Kiev usa la ayuda militar para atacar más allá de sus fronteras el conflicto tendría un fuerte viraje.