EN TAN solo seis semanas, el presidente venezolano Nicolás Maduro logró volver a ser el centro de atención internacional al revivir la disputa territorial de vieja data sobre el Esequibo, en una jugada política de cara a las presidenciales del 2024 y para ‘tomar la temperatura’ de la comunidad global frente a una posible escalada en ese conflicto.
La inesperada convocatoria a un referendo sobre la soberanía de la que llama Guyana Esequiba, en el que también indagó sobre si Venezuela debía reconocer la jurisdicción de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) a donde el gobierno de Georgetown escaló el litigio, evidencian su intento de distraer las presiones, especialmente de Estados unidos, para que realice unas elecciones libres el próximo año, así como que la retórica nacionalista es un ‘arma efectiva’ para la cita de las urnas.
Analistas como Mariano de Alba, asesor del International Crisis Group aseguran que la realización del referendo y sus anuncios tras el mismo, como son la presentación de una Ley Orgánica para crear el estado Guyana-Esequibo, el nombramiento de una autoridad temporal para el mismo y la creación de dos divisiones en las estatales Pdvsa y Corporación Guyana Venezolana para que otorguen concesiones de exploración y explotación en las aguas en disputa, son “una especie de globo de ensayo de cara a las elecciones” tanto para medir la reacción internacional como para afinar su estrategia política del 2024.
Tras esos anuncios, los que acompañó con un mapa de la nueva división territorial de Venezuela, se produjeron amén de la condena de varios gobiernos y los llamados a la calma, respuestas inmediatas como los ejercicios militares conjuntos de Estados Unidos y Guyana, las negociaciones para establecer bases norteamericanas en este último y el llamado a una reunión urgente del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
Durante cuatro horas debatieron a puerta cerrada los integrantes de este máximo organismo de la ONU y contrario a lo que se esperaba no adoptaron medida alguna. Inclusive no hicieron comentarios sobre el tema que Georgetown califica como “amenaza a la paz y la seguridad internacionales”.
Las delegaciones abandonaron la sala con rosas en la mano, ofrecidas por Ecuador, que presiden el Consejo en diciembre.
Ambos países se han acusado mutuamente de incurrir en "provocaciones" en medio de la tensión, que se elevó luego del referendo del pasado domingo. No obstante, la controversia ya viene agudizándose desde 2015, cuando el gigante estadounidense ExxonMobil descubrió vastas reservas petroleras en esa zona. Tras la consulta, el presidente venezolano, Nicolás Maduro, anunció planes para otorgar licencias para también extraer crudo en aguas en disputa.
"Guyana y la ExxonMobil se tendrán que sentar con nosotros cara a cara más temprano que tarde", sostuvo ese mandatario el viernes durante un acto frente al palacio presidencial de Miraflores, donde mostró un mapa de Venezuela que incluía al Esequibo como territorio oficial y no como zona en recuperación, como normalmente era representada.
El detonante
Como enunciamos, el descubrimiento de vastos yacimientos de petróleo fue el detonante que reavivó la disputa territorial entre Venezuela y Guyana, que originada en la época de la colonia alcanzó nuevos picos con la concesión de licencias a multinacionales para explotar petróleo en las aguas reclamadas por ambos países.
El Esequibo, territorio de 160.000 km2, es administrado por Guyana, pero Venezuela lo reclama al defender los límites de su época como colonia de España. La pugna se reactivó cuando en 2015 el gigante energético estadounidense ExxonMobil descubrió enormes reservas de crudo en la zona.
Guyana, con 800.000 habitantes, quedó con reservas estimadas de 11.000 millones de barriles de crudo, las más altas per cápita del mundo.
Exxon ha desarrollado 63 proyectos de perforación en el bloque "Stabroek", llevando a Guyana a elevar la producción a 600.000 barriles diarios (bd), y se calcula que para finales de 2027 esté en los 1,2 millones bd.
El gobierno del presidente Nicolás Maduro ha denunciado que esta operación petrolera se realiza en aguas por delimitar y tacha al mandatario guyanés Irfaan Ali de "esclavo" de ExxonMobil.
Venezuela tiene las mayores reservas probadas de crudo, 300.000 millones de barriles, pero actualmente su industria petrolera enfrenta profundos problemas tras años de mala administración y sanciones económicas.
Su producción, en poco más de una década, cayó de más de 3 millones de bd a 750.000 bd.
Licencias venezolanas
Después de un referendo consultivo, el 3 de diciembre, que aprobó la creación de una provincia venezolana en el Esequibo, Maduro ordenó a la estatal petrolera estatal Pdvsa crear filiales para dar permisos de explotación de petróleo, gas y minerales en la zona en reclamación.
El mandatario dio, además, un plazo de tres meses a empresas que trabajan con Guyana para que se retiren del área y negocien con Venezuela.
Ali consideró los anuncios una "amenaza directa" a la seguridad de Guyana.
"El tema del plazo de tres meses (...) es uno de los que más está preocupando en Guyana y, de alguna forma, genera una incertidumbre importante", dijo el asesor De Alba. "Sube la incertidumbre, los riesgos y los costos para estas empresas, habrá que ver cómo reaccionan".
La orden de concesión de licencias por parte de Venezuela, sin embargo, es difícil de ejecutar.
"Es retórico", dice el abogado especializado en litigios internacionales Ramón Escovar León.
"En el papel se puede conceder la licencia, pero la ejecución no está garantizada", asegura a su vez De Alba, quien considera que Maduro, en el fondo, busca forzar una negociación a la que el presidente guyanés Ali se ha negado.
"Cualquier intento de exploración de petróleo por parte de sus compañías petroleras estatales o empresas en nuestro territorio será visto como una incursión en Guyana", advirtió el vicepresidente guyanés, Bharrat Jagdeo.
"Ignoren a Maduro", dijo Jagdeo. "No deben tener en cuenta a Maduro ni su ultimátum (...) Las empresas están operando legalmente".
¿Riesgos de escalada?
Aunque la comunidad internacional está preocupada por el recrudecimiento de las tensiones, los expertos no ven probable que la situación escale a un conflicto armado.
Estados Unidos está preocupado por su abastecimiento de petróleo a medio y largo plazo, y tiene todo el interés en que esta zona, que está muy cerca y contiene los mayores yacimientos del mundo, se mantenga estable.
Sí podrían ocurrir en el mediano plazo "operaciones militares limitadas", como patrullajes en zonas en disputa, asegura De Alba.
Escovar León cree que los costos de la escalada son altos para Venezuela por los intereses de aliados de Guyana como Estados Unidos en las concesiones otorgadas por Georgetown. Estos abogan, como sostiene el gobierno guyanés, por resolver el diferendo en la Corte Internacional de Justicia (CIJ), cuya jurisdicción en el caso no reconoce Caracas.
"¿Qué pasaría si se afectan los intereses de China, que tiene una participación de 30% en las concesiones entregadas por Guyana?", se pregunta Escovar.
Las tensiones aumentaron con el anuncio de ejercicios militares del Comando Sur estadounidense en Guyana, vistos como una "provocación" por parte de Venezuela. /Redacción internacional con AFP