¿Cómo reactivar Bogotá de forma gradual y segura? | El Nuevo Siglo
Foto archivo El Nuevo Siglo
Jueves, 23 de Abril de 2020
Unidad de análisis
Se requiere un cronograma claro, preciso y consensuado no solo a nivel distrital, sino regional y sobre todo nacional, basado en datos actualizados y con una ciudadanía informada sobre el cómo, cuándo y por qué

_________________

Con nueve millones de habitantes, y dos millones adicionales en su área metropolitana, el año pasado el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de Bogotá fue de 3,6%, superior al total nacional. Se calcula que, con Cundinamarca, genera más del 30% del PIB de todo el país.  También es la principal receptora de inversión extranjera directa y mejor centro de negocios a nivel latinoamericano. Tiene más de 1.500 empresas con capital extranjero. Cuenta con el primer aeropuerto de carga y tercero en movimiento de pasajeros a nivel subcontinental. Genera casi el 20% del PIB industrial del país, el 32% del de servicios y tiene una participación de más de 50% en el total nacional de medianas y grandes empresas. Con más de 6,6 millones de personas en edad de trabajar, están ocupadas un poco más de cuatro millones…

Si se analizan todas esas cifras y se enmarcan dentro de la emergencia sanitaria por el Covid-19, que tiene a la mayoría de los capitalinos confinados en sus casas desde el 19 de marzo pasado (una semana más que el resto del país), queda claro que una de las preguntas más difíciles de responder es estos momentos es ¿Cómo reactivar de forma cautelosa y segura para la salud y la vida el sistema productivo de Bogotá?

En primer lugar la definición de ese mecanismo de reactivación económica debe partir de una matriz de información real y objetiva. Visto lo que ha pasado en las últimas semanas con las bases de datos oficiales, muchas de las cuales se han evidenciado desactualizadas, lo más conveniente sería la creación de una instancia o comité intersectorial en el que estuvieran presentes la Administración Distrital, la Cámara de Comercio, los capítulos gremiales capitalinos y regionales, los sindicatos y entidades como Probogotá o Invest Bogotá, entre otras.

Ese Comité debe generar rápidamente una radiografía actualizada de cuántas empresas hay en la ciudad; cuál es su nivel de afectación por la cuarentena; qué cantidad de personal tienen,  cuántos pueden seguir en teletrabajo y cuáles son las necesidades reales de empleados presenciales para su proceso productivo; cómo se movilizan de sus casas a sitios de empleo; qué proyectos son los más prioritarios; qué sectores adicionales hacen parte de su cadena de productos, bienes y servicios… Todo ello debe redundar en un informe global, de seguimiento y actualización diaria, que permita tomar las decisiones de forma objetiva, consensuada e informada. Todo ello debe redundar en un balance entre la salud pública y el empleo.

Este es un asunto trascendental, porque ayer se escucharon en Bogotá distintas estimaciones sobre cuánto personal mueve la construcción o la manufactura en la ciudad. Para Camacol Bogotá, por ejemplo, son 170.000 personas en 640 proyectos de edificación, mientras la Alcaldía habla de más del doble. Es claro que de una mesa conjunta entre sector público y privado saldría un dato exacto y ello permitiría proyectar un cronograma certero de lo que implica reactivar cada rubro productivo.

Un mapeo laboral de estas características es fundamental. Incluso, tener en la mano esa radiografía permitiría definir temas como las frecuencias del transporte público, turnos diferenciados de trabajo, cronogramas de reactivación económica sectorial e incluso zonificada. Por ejemplo, se podría viabilizar una mayor actividad productiva en las localidades y barrios con menos casos de contagio confirmados.

Toda esta información es clave para que empresarios, autoridades y trabajadores sepan a ciencia cierta por qué se reactiva tal rubro productivo y por qué no aquel otro. La población debe tener un cronograma distrital preciso, ordenado y público al respecto, en el que se señale de forma clara el cómo, cuándo, dónde y por qué se autoriza o autorizará la reanudación de cada proyecto de construcción, con un control diario correspondiente.

Protocolos sanitarios

Ese mismo Comité debe proyectar una radiografía veraz y práctica sobre la capacidad de cada empresa y sector productivo para generar un esquema de trabajo en el lugar bajo los más estrictos protocolos sanitarios y de aislamiento social. Por ejemplo, entrega de tapabocas y demás dotación laboral que disminuya el riesgo de contagios; distancia mínima entre empleados; protocolos de bioseguridad a la hora de transportarse; turnos de trabajo alternos y diferenciados…

Este último tema es clave: los expertos de la OMS señalan que los sistemas de transporte masivo no deben utilizarse más allá de un 35% de su capacidad, para garantizar así una distancia mínima de los pasajeros en articulados, buses, colectivos…

Así las cosas, para no sobrepasar ese porcentaje en Transmilenio se podría acudir al parque automotor de buses privados y transporte escolar para movilizar allí, de forma segura, trabajadores de los sectores que vayan retomando actividades de forma gradual.

Cumplimiento

Otro de los temas fundamentales para que funcione la reactivación cautelosa de la economía capitalina, bajo todos los protocolos sanitarios, es que el resto de los bogotanos continúe cumpliendo de forma ordenada el Aislamiento Social Preventivo.

Es innegable que en varias zonas se nota una creciente indisciplina ciudadana. Los mismos alcaldes de las localidades  lo han denunciado. También lo es que existiendo una gran cantidad de personas que se ganan la vida en el empleo informal o el llamado ‘rebusque’, muchas de ellas tratarán de volver a las calles a partir del próximo lunes a como dé lugar.

Aquí no solo se requiere de una mayor efectividad de la Policía y la Fuerza Pública para hacer cumplir la cuarentena, sino que debe implementarse un sistema de pedagogía y veeduría ciudadana que concientice, barrio por barrio, cuadra por cuadra, a las personas de la importancia de mantenerse en sus casas como principal fórmula para evitar contagiarse. Las juntas de acción comunal y la red de organizaciones sociales serían claves en esta labor, así como el personal civil contratado para los efectos. Una especie de “Gestores sanitarios” o “Gestores de vida”. Es más se puede adoptar para esta pedagogía con la población el mismo sistema de “Cuadrantes” que utiliza la Policía.

Ahora bien, esa disciplina ciudadana depende de que se superen de una vez por todas las trabas puntuales en la entrega de mercados, subsidios y otros apoyos a familias vulnerables y hogares cuyos integrantes aún no puedan volver a trabajar. Debe reaccionarse rápidamente ante las protestas en los barrios en donde los apoyos no han llegado. Desde la Alcaldía de Luis Eduardo Garzón, la ciudad estableció el programa “Bogotá sin hambre”, que debe fortalecerse con un amplio y adecuado servicio domiciliario.

Como se dijo al comienzo, la reactivación gradual de una ciudad como Bogotá no es fácil. No solo porque tiene la mayor cantidad de contagios y decesos por la epidemia, sino porque el impacto de cada medida de apertura o restricción repercute en todo el país.