Perspectiva. La Ermita de la Peña, un emblema del ecoturismo | El Nuevo Siglo
Ruinas de la Ermita de la Peña. /Diego Andariego
Funredes
Sábado, 17 de Diciembre de 2022
Redacción Nacional

El 6 de agosto de 1538, Gonzalo Jiménez de Quesada fundó a Bogotá. Desde entonces la ciudad se ha convertido en un referente turístico e histórico a partir de los múltiples tesoros que ocultan sus calles y bosques.

Entre las rutas que ofrece la ciudad hay una que destaca no solo por su historia, sino también por la complejidad de su recorrido y la riqueza de su ecosistema. Se trata de las ruinas de la Ermita de la Peña, un lugar construido en honor a la Patrona de Bogotá: la Virgen de la Peña. 

Herberth Blanco, fundador de la Fundación Red Escolar de Aventuras (Funredes), se convirtió en un defensor acérrimo de los tesoros naturales de Bogotá desde su infancia

Herberth habla con tal admiración de este lugar que es impensable continuar manteniéndolo en el olvido. Advierte que es una ruta exigente con un ascenso de aproximadamente tres horas y un descenso de dos horas, en el que, al igual que en las demás rutas, se contará con el acompañamiento constante de guías profesionales de turismo. 

Medidas de seguridad

La Policía también brinda acompañamiento a la Ermita, principalmente para preservar la seguridad de los visitantes y de Funredes. El permiso se debe solicitar con aproximadamente 15 días de anticipación. 

El sendero hacia la Ermita ofrece una experiencia inolvidable por la riqueza de los ecosistemas que se encuentran allí. Al inicio se atraviesa por un bosque andino, posteriormente por un bosque altoandino e incluso se pasa por un páramo. 

Las ruinas pertenecen a una iglesia construida en el año 1686, misma que fue reformada hacia 1715. No obstante, en el año 1947 el lugar quedó en estado de abandono por la complejidad de la zona y los múltiples abismos alrededor. 

Las historias cuentan que algunos de los sacerdotes de la época que subían a caballo cayeron por los peñascos y fallecieron. Por esta y demás razones relacionadas con el entorno social, abandonaron el lugar y reubicaron las imágenes religiosas en el Monumento de los Laches, ubicado en la localidad de Santa Fe, zona centro de Bogotá. 

Aunque el templo dejó de ser relevante para las iglesias y ha pasado desapercibido durante años, excepto por los grafiteros, es posible verlo desde Bogotá, detrás del Cerro de la Cruz y a la derecha de los cerros de Monserrate y Guadalupe. 

El origen 

Existen dos versiones sobre el origen de la Ermita de la Peña. La primera señala que cuando los españoles llegaron al lugar, encontraron grabada en una piedra la imagen de la Sagrada Familia. Al considerar esta aparición como un milagro, decidieron construir un templo en la zona. 

La segunda posibilidad corresponde a un presunto expresidiario español que habría logrado llegar hasta la cima de la montaña para tallar en una roca la imagen de la Sagrada Familia. Al intentar bajar las imágenes, habría logrado llevarlas únicamente hasta el lugar actual del templo. 

La vista que obsequia este lugar es otro de los aspectos que destaca Herberth, así como la resiliencia de su ecosistema a las actividades humanas.



Un ambientalista de corazón

Herberth Blanco nació en la capital el 11 de julio de 1980 y señala con emoción que desde niño ha sido un ambientalista de corazón. Su primer acercamiento con la naturaleza fue Caño Cristales, un importante río de Colombia ubicado en el departamento del Meta.

Justamente en su infancia hizo parte de diversos grupos y entidades ambientales juveniles, quienes se convirtieron en un puente para consolidar su amor y lucha en pro del medio ambiente.

No obstante, a partir de su integración en estos grupos juveniles evidenció la carencia de espacios de expresión para esta población. Por ello, en el año 2010 fundó Funredes como un grupo juvenil que conservaría los ecosistemas estratégicos alrededor de Bogotá que hacen parte de la estructura ecológica principal.

Entornos naturales como humedales, páramos y cerros orientales han sido los protagonistas en la labor de Herberth Blanco y Funredes.

Apropiación ambiental juvenil

En 2017, Funredes se consolidó como fundación de educación ambiental, trabajando con diversas instituciones educativas en aras de fortalecer su objetivo principal: llegar a los colegios a través de los niños y jóvenes que, tal como señala Herberth, son los llamados a apropiarse de estos espacios. 

El ecoturismo ha sido la pieza clave para forjar con bases sólidas la apropiación juvenil de los entornos naturales a partir de buenas prácticas de conservación. Sin embargo, en el camino se han presentado diversos obstáculos que han hecho tortuosa la labor de Herberth y su fundación.

“Siempre me ha dado mucha tristeza cómo estos entornos se han visto afectados a través del tiempo por distintas actividades humanas”, relata Herberth. Ha sido esta la razón principal por la que Funredes se ha centrado en fortalecer e inculcar valores como la responsabilidad, honestidad, liderazgo y servicio útil en la sociedad; principios que se reflejan en Herberth a partir de su admiración por el emblemático Jaime Garzón. 

Sana utilización del tiempo libre

El guía ha sido enfático en que los jóvenes son una población ignorada, argumentando que la mayoría de fundaciones trabajan con niños y/o con adultos mayores. Esta podría ser una causal para la ausencia de decretos que apoyen a los jóvenes en diversos aspectos. 

No obstante, Funredes ha encontrado un sustento jurídico en decretos como la Ley de la Juventud y la resolución 4210 para el servicio social estudiantil. Este último se ha convertido en el "gancho" utilizado por la fundación para llegar a las instituciones y lograr que los jóvenes se vinculen a la organización. 

La localidad de Suba ha sido quizá la más beneficiada por el objetivo de aportar a la sana utilización del tiempo libre, pues Funredes ha logrado generar vínculos con colegios oficiales de la zona en los que predominan estudiantes que no tienen acceso a prácticas como el ecoturismo. 

Aulas ambientales

Según explica el experto, en Bogotá hay más de 90 rutas de ecoturismo que se pueden aprovechar para hacer sensibilización ambiental. Funredes toma estos lugares como aulas ambientales para enseñar todo sobre el ecosistema en cuestión, en aras de brindar conocimiento a partir de la experiencia. 

“No es lo mismo hablar sobre los páramos o explicar cómo de un frailejón surge una gota de agua en un salón, que hacerlo bajo las condiciones hostiles del lugar. Ahí es cuando los jóvenes se dan cuenta de la importancia de estos entornos naturales”, señala.

Este modelo educativo permite que los jóvenes realicen un proyecto ambiental mientras aportan al planeta y se integran en espacios adecuados y seguros para ellos con demás personas contemporáneas, por supuesto, sin dejar de cuidar el ecosistema.

 

Recuadro

La influencia del contexto

Bogotá ha sido una de las ciudades más impactadas por la violencia, el narcotráfico, la delincuencia común y demás sucesos desafortunados para una nación. Bajo esta premisa, Herberth determina que los jóvenes han estado altamente influenciados de manera negativa por lo que él llama el "chip cultural".

Referentes como las denominadas narconovelas o el pensamiento de “el vivo vive del bobo” han generado mayor distancia entre los jóvenes y las iniciativas que aportan al cambio de la sociedad. 

Esta realidad, sumada a la pequeña cantidad de fundaciones que trabajan con población juvenil en educación no formal, han generado en Funredes el ahínco necesario para continuar consolidando su labor.

 

PIE DE FOTO

Ruinas de la Ermita de la Peña. / Diego Andariego