Desde el Congreso de la República, el Sistema Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres (Sngrd) será controlado por la comisión accidental que se creó en cabeza de la representante Olga Lucía Velázquez Nieto, del partido Alianza Verde, y otros cinco parlamentarios más. El objetivo de esta instancia es llevar a cabo el proceso social de la gestión del riesgo con el propósito de ofrecer protección a la población y mejorar la calidad de vida en todo el territorio nacional.

EL NUEVO SIGLO dialogó con la representante Olga Lucía Velázquez, quien explicó la función que tendrá este comité que ya entró en funcionamiento.  

La parlamentaria dijo que “esta comisión lo que nos va a permitir es poder informar a todos los colombianos qué está pasando con el sistema de riesgo en el país, si funciona, si no funciona, si se están haciendo las inversiones donde verdadera se necesita o se está botando la plata a la caneca”.

Actualmente, el Sngrd está compuesto por seis instancias de orientación y coordinación, las cuales se encargan de optimizar el desempeño y la gestión de las distintas entidades que lo conforman, en cabeza del presidente Gustavo Petro, el Consejo Nacional para la Gestión del Riesgo y los comités de Conocimiento, Reducción y Manejo de Desastres, entre otras.

Velásquez asegura que el país no conoce claramente cuál es ese plan de gestión del riesgo ni cuáles son las prioridades que establece el Consejo Nacional. “Existe una Unidad Nacional para la Gestión de Riesgo y Desastres, y es la encargada de coordinar todo lo que se establezca dentro del sistema, además ejecuta los recursos para prevenir”, señaló la congresista.

Añade que la mencionada unidad, en lugar de prevenir lo que va a pasar con los fenómenos naturales en el país, lo que está haciendo es atendiéndolos. “Sale más cara la atención que la prevención. Si no transformamos la intervención en prevención, en mitigar el riesgo, estamos botando la plata a la caneca, porque cada vez se va a desbordar el río, cada vez sucederán inundaciones, cada vez se va a presentar un deslizamiento. Si no se hacen los muros de contención, necesariamente cuando llueva habrá derrumbes; si no se canaliza un río, si no se realizan dragados, claramente van a seguir sucediendo los problemas. Lo que se pretende con esta comisión accidental es hacer seguimiento y control a cada una de las inversiones”, explicó Velásquez.

Asimismo, la congresista esbozó la función que debe cumplir la tercera instancia, que está encabezada por el Comité Nacional para el Conocimiento del Riesgo: “Allí se examina el mapa de Colombia y se señalan los lugares de las inundaciones, los deslizamientos, los incendios, con el fin de evaluar el riesgo que tienen cada uno de ellos y así poder priorizar la inversión, y lograr que ese mapa cada vez esté con menos posibilidades de riesgo”, indicó.

Trabajo articulado

Velásquez considera conveniente que la otra instancia, que es el Comité Nacional para el Conocimiento del Riesgo, les dé a las corporaciones autónomas, a la Federación Nacional de Departamentos y de Municipios toda la información para que puedan trabajar de manera articulada los planes de intervención, “como están funcionando, quién está generando la información para que el país sepa por qué cada vez que entramos en un fenómeno como el de La Niña o el Niño nos enteramos cuando ya está el problema, pero resulta que para eso existe un comité de conocimiento de riesgo".

La congresista también subrayó la existencia y función del Comité Nacional para la Reducción del Riesgo: “Aquí es donde se prioriza la inversión. Lo primero es conocer todo el panorama de riesgo que no sabemos, y se supone que ese Comité debería enseñarnos a los colombianos qué va a suceder, ya que la reducción es para mitigar el riesgo, es decir, cómo hago la inversión, cómo la priorizo para que disminuya la ocurrencia del riego”.

La representante concluyó explicando que “el Comité Nacional para el Manejo de Desastres, que es el encargado de asesorar, planificar, implementar todo el manejo de la atención de desastres y está encabezado por el director de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (Ungrd) y otras entidades, es donde se gasta la mayoría de los recursos, y nos preguntamos: ¿cuántos desastres están atendiendo?, ¿Cómo vamos a disminuir la inversión en atención a desastres?, y ¿aumentará la mitigación del riesgo?".

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Principales cambios

La actualización del Plan Nacional de Gestión del Riesgo de desastres está en concordancia con los objetivos y metas que se articulan con los instrumentos de alcance internacional incluidos dentro de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible (Nueva Agenda Urbana, Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo, Objetivos de Desarrollo Sostenible, el Acuerdo de París y la Agenda para la Humanidad).

El componente programático inicial estaba constituido por 181 proyectos sectoriales, intersectoriales y territoriales, de los cuales algunos proyectos territoriales migraron del Pngrd y pasaron a ser responsabilidad de los territorios, unos se finalizaron y otros fueron eliminados por solicitud de las mismas entidades responsables.

Los objetivos con la actualización del Pngrd están enfocados en mejorar el conocimiento del riesgo de desastres en el territorio nacional, reducir la construcción de nuevas condiciones de riesgo en el desarrollo territorial y ambiental sostenible y disminuir las condiciones existentes de riesgo de desastres, entre otros.

La temporada invernal 

De otra parte, la Ungrd emitió la alerta por los pronósticos de la prevalencia de lluvias a nivel nacional, en lo que resta del 2022, y por eso les hizo un llamado a las autoridades para que desde ya tomen medidas de prevención de riesgos y desastres.

De igual forma, los pronósticos del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam) confirmaron que la situación con las lluvias se mantendría e incluso podría empeorar en las diferentes regiones del país. Según los análisis, el fenómeno de la Niña se mantendría con la intensidad actual, por lo menos hasta septiembre, pero podría recrudecer principalmente en el Caribe, los Santanderes y Cundinamarca, entre octubre y diciembre.